En lugar de estar orientada esencialmente hacia el norte en sus comunicaciones como en la actualidad, la ciudad de Toledo miraba tanto durante la época romana como en la musulmana y hasta el siglo XVI hacia el sur. Con los romanos, por sus relaciones con Itálica y Mérida, y con los musulmanes hacia el Califato de Córdoba, indicó este jueves el arqueólogo Ramón Villa que disertó en el antiguo Convento de la Merced sobre cómo fue la fortificación de la hoy capital castellano-manchega en época islámica, la cual afecta a cómo hoy es el entramado urbano y callejero de Toledo.
En su intervención, con la que comenzó el ciclo de conferencias ‘Ciudades rescatadas: la arqueología del urbanismo’, Villa disertó sobre el sistema de puertas de Toledo para evitar ataques e incidió de forma especial en la intervención, harto de sublevaciones, del califa cordobés Abd al-Rahman III, quien crea el Alficén o ceñidor que cierra el espacio palatino y administrativo del Alcázar y lo separa de la ciudad.
“Para el mundo medieval islámico es fundamental que el gobernador de una ciudad no esté en peligro por parte de la propia ciudad. Es mucho más preocupante la sublevación interna que el ataque exterior. Si vienen de fuera me fortifico y defiendo pero si la sublevación es dentro de la ciudad, como no tenga escapatoria, no tengo por dónde salir”, describió el arqueólogo, que describió cómo Abd al-Rahman III une toda la fortificación de los gobernadores y la enlaza con un apéndice al otro lado del río Tajo por el puente de Alcántara en el lugar donde actualmente se alza el Castillo de San Servando, donde crea un castillo no para repeler a los que llegan de fuera sino para que los toledanos no salgan.
Tanto es así que, por ejemplo, “cuando Toledo cae en poder de los cristianos, cada vez que atacan esta fortificación en la zona de San Servando desde el sur, desde Córdoba, lo destrozan porque es muy fácilmente atacable mientras que desde la ciudad toledana es muy difícil” de asaltar, expuso Villa, en relación con la “fortificación cordobesa dentro de la ciudad de Toledo” que crea Abd al-Rahman III.
De la más antigua muralla que se conserva del Alcázar del año 806, época del gobernador muladí Ambrosio, con piedras que presumiblemente proceden del Circo Romano; de los fabulosos jardines del Alficén de la época del Califato de Córdoba; y de cómo ‘Tulaytula’ significaba ‘Toledillo’ ya que la ciudad se había replegado al actual Casco Histórico tras la gran Toledo de la Vega Baja en la época visigoda; también habló Villa en su intervención.