Ante la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, administraciones y organizaciones han dado una respuesta conjunta en la capital a la situación de las personas sin techo. El Ayuntamiento de Ciudad Real confirma que, en estos momentos, una quincena de personas sigue el confinamiento en la Casa de la Ciudad y en varios establecimientos hoteleros.
Todas las personas tienen prohibido salir a la calle excepto en situaciones de “causa mayor”, como ir al trabajo, a la compra o al centro médico; también para las personas que viven en ella. En la capital, fuentes del Ayuntamiento confirman que todas las personas sin techo que había en la capital aceptaron de forma progresiva la semana pasada seguir el encierro en los alojamientos habilitados.
Cabe destacar que no es la primera vez que se adopta una medida parecida, ya que desde el mes de noviembre la “campaña del frío” contempla el alojamiento de las personas sin hogar cuando la sensación térmica en la calle es inferior a los cinco grados, en coordinación con el Ayuntamiento de Ciudad Real, la Policía Local, Cáritas y Protección Civil.
Solo una persona se negó a cumplir con el confinamiento marcado por el real decreto que siguió a la declaración del estado de alarma por el Gobierno de España y, tras diferentes sanciones por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tuvo que ser detenido.
El coronavirus trastoca la campaña de la UES
La crisis del coronavirus también ha trastocado el seguimiento coordinado entre el Ayuntamiento de Ciudad Real, Cruz Roja, Protección Civil y Cáritas que realizaban de las personas sin hogar. En concreto, la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja atendía los 365 días del año a estas personas.
Los efectos de la crisis económica de 2007 no han pasado de largo y hasta hace una semana una media de diez personas sin techo recibían atención diaria por parte de la Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja en la capital. La falta de una red de apoyo familiar, el desempleo, las adicciones o la dificultad de acceder a una vivienda están detrás de cada historia.
A las ocho de la tarde empezaba el movimiento de termos y de tápers en la sede de la calle Caballeros. Desde las ocho y media de la tarde hasta las once de la noche, los voluntarios de Cruz Roja visitaban a cada una de las personas que viven en la calle en la capital. La intervención “más importante” era el reparto de comida.
Cruz Roja se encargaba de la cena, mientras Cáritas y los Servicios Sociales hacían lo propio con las comidas. En invierno reparten sobre todo comidas calientes: leche, caldo, bocadillos y agua. También “kits de frío”, que incluyen una manta y un saco de dormir.
El acompañamiento y la atención integral perdura
Ahora todo esto ha cambiado. El Ayuntamiento de Ciudad Real es el que se encarga de la alimentación y la higiene de las personas sin techo, y luego voluntarios de cruz roja y trabajadores sociales municipales les hacen diariamente un seguimiento. La misión más importante, “atender y acompañar”, no ha cambiado.
Días antes del decreto del estado de alarma, Marta Pardo, una de las voluntarias, explicó a Lanza que la UES dio sus primeros pasos en 2014. “Es un programa destinado a la atención integral de personas sin hogar en Ciudad Real, financiado exclusivamente con recursos propios y que no recibe ninguna aportación externa”, señaló.
Los voluntarios de la UES ofrecen apoyo humano y dan información sobre los recursos disponibles que existen para las personas que quieran cambiar de situación. El trato con los voluntarios “es muy respetuoso”, ya que son de las pocas personas que se acercan a ellos, son “una mano amiga”. Marta dijo que son el oído que escucha cómo están, sus preocupaciones y las necesidades que tienen.
Desde el primer momento, Cruz Roja incentiva los procesos de reinserción en la sociedad. “Nosotros incentivamos el cambio, pero luego depende de la persona si lo quiere realizar o no, que es la que decide y la que da su compromiso”, señaló Marta. Muchas personas han conseguido salir de la calle.
Asimismo, los voluntarios comprueban diariamente el estado de cada persona, por si es necesario derivarlos a recursos especializados. En este caso, fuentes del Ayuntamiento confirman que antes de pasar a la Casa de la Ciudad y a los establecimientos hoteleros pasaron un control sanitario, en el que también intervino Protección Civil. “Ninguna de las personas tenía síntomas propios del coronavirus”, indican fuentes municipales.
Aumenta el número de personas sin hogar
La mayoría de las personas que viven en las calles son hombres, “de unos 45 años. “Mujeres hay muy pocas”, porque en general, según explican en Cruz Roja, “tienen una red de apoyo más amplia”. “No se puede establecer un perfil marcado”, pero muchos llevan detrás la pérdida de lazos familiares y problemas de exclusión social. Las adicciones no siempre están detrás.
Este invierno el número de personas sin hogar en la capital ha aumentado con respecto a los últimos años, aunque habrá que esperar al crecimiento típico que se produce en verano, “en cuanto mejora el tiempo”. Antes había una media de ocho personas y ahora atienden a una media de diez.
En la capital, hay cuatro personas que llevan años en la calle de forma crónica y otras fluctúan, bien porque Ciudad Real sea “una ciudad de paso” o porque han acabado en esa situación por un “momento puntual de su vida”. La mayoría son gente de Ciudad Real o de la provincia, y algunos están en procesos de reinserción, por lo que algunos están inmersos en planes de formación de cara a la reinserción laboral.
El desempleo por la crisis llevó en los peores años de la crisis a muchas personas a la calle, pero hoy, según señala Cruz Roja, “las dificultades para acceder a una vivienda y para acceder al alquiler” ha ocasionado numerosas situaciones dramáticas. Mientras que estén en la calle, los 35 voluntarios de la UES, movidos “por la voluntad de ayudar a las personas” recorrerán cada día los rincones de la capital.
