Cinco píxeles de colores de la Compañía Guirigay, que podrían emular plastidecores andantes y danzantes, repartieron la programación con cuantiosas propuestas de la Noche Blanca Cervantina que convirtió la ciudad, fundamentalmente el centro, en el escenario de un festival, en su mayor parte al aire libre, con 85 espectáculos en más de veinte espacios y la participación de 178 establecimientos abiertos hasta la medianoche con seductoras ofertas del diez, veinte y treinta por ciento de descuento e incluso algunos con propuestas de dos por uno.
La Noche Blanca Cervantina arrancó en la plaza Mayor con la descripción de ‘El sueño de Cervantes’ de Alvar Vielsa y la brillante interpretación de ‘Sueño imposible’, del musical ‘El hombre de La Mancha’, a cargo de la soprano Patricia Gozalo, que arrancó los aplausos de los ciudarrealeños y los representantes de más de una quincena de localidades participantes este fin de semana en la reunión de la Red de Ciudades Cervantinas para tratar la elaboración de sus estatutos y la colaboración con instituciones.
Argel, la localidad argentina de Azul, Baeza, Argamasilla de Alba, Daganzo, Madrid, Arganda del Rey, Alcalá de Henares, Valladolid, La Puebla de Cazalla, La Roda, El Toboso, Esquivias y Toledo, así como Barcelona, Sevilla, Lisboa y Montevideo, forman parte de esta red en torno al legado cervantino, ante cuyos responsables tocó festivas canciones la charanga Los Que Nunca Fallan. También se pudo disfrutar en la Plaza Mayor de las esencias de la música cubana con La Cumbancha, mientras que en la de Cervantes roquearon The Canallas, la ciudad mostró su solidaridad con el pueblo saharaui a través de Madraza y se bailó swing con Basement Band.
De forma paralela, cuarenta alumnos de la Escuela de Música Moderna, conformando seis combos además de seis cantantes en solitario, actuaron en la plaza del Pilar, donde interpretaron grandes canciones de la historia del pop y rock. Por su parte, los alumnos de Mousiké tocaron piezas de música clásica, flamenco, pop y swing en la plaza de Jesús Nazareno que se perfila en la calle Lanza, al tiempo que se desarrolló el taller de pintura de Isabel Leal, quien expuso sus coloristas y surrealistas obras y animó a los más pequeños a dibujar un fantástico-museístico mapa de Ciudad Real. Cerca, en la calle Cardenal Monescillo, Marttín Dj ambientó el recorrido ante la tienda Demin Blue que sacó a la calle maniquíes.
Entre otras propuestas, Itamae instaló en la calle Cruz un stand de su gastronomía japonesa, Serendipia enseñó en el Prado a los más pequeños a crear antifaces y capas para ‘Convertirse en superhéroes’ y Salón Coquette generó un ambiente ‘cool’ en el Templete de los jardines del Prado, donde se combinó la creatividad de la moda y el estilismo con la de la música.
En el Villaseñor, tocó temas propios y versiones el ciudarrealeño cantante Quique Montero, Amparo Blázquez de ‘Manuártica’ exhibió sus abanicos artesanales y Aloha Mental Arithmetic impartió un didáctico taller sobre robótica. También se pudo disfrutar de sushi, sake y mangajos, gracias a Shusicatessen, en la plaza de los Mercedarios, donde La Fábrica propuso música pinchada a cargo del coletivo Uforia y se bebieron las alcazareñas cervezas ‘La Primera’, elaboradas cien por cien con ingredientes naturales y sin ningún tipo de conservantes químicos.
Cientos de niños jugaron en la pista de tres por tres y se divirtieron con el fútbol tenis con red, tiro con arco, esgrima y pelotas saltarinas, a cargo de ‘Saquen y jueguen’ de Sac Eventos. Así mismo, muchos midieron su habilidad y brío en el softcombat preparado por Laguna Estigia. Entre otras propuestas, Class Room llevó su directo a la plaza de las Terreras; Edu Zocho, Sito Maya y Álvaro Salinero a la de la Provincia; e Iraton FM pinchó en Ollie Shop música rastafari y realizó graffitis.
Además, en el Torreón se vibró con el grupo Raízes Ubuntu, la Batucada Ciudad Real imprimió estimulante energía festiva por el centro de la localidad hasta que arribó la madrugada y el alma negra de Nora Norma, con su elegante y expresivo neo-soul, reinó por su excelsa calidad en la Noche Blanca Cervantina con su actuación en Nice.