El pasado 14 de marzo el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció el inicio del estado de alarma en todo el país con el objetivo de frenar la expansión del COVID-19. Con esta dura decisión, se impidió que la población pudiera salir a la calle para cualquier cosa que no fuera trabajar o adquirir productos básicos. Se cerraron bares y restaurantes, las competiciones deportivas se suspendieron, se prohibió la práctica deportiva al aire libre y se clausuraron los gimnasios, los cines, museos y bibliotecas hicieron lo mismo. Con todo esto, junto con leer o cocinar, una de las pocas alternativas que quedaban era darse a las plataformas online de entretenimiento como Netflix.
Durante las primeras semanas de confinamiento, el consumo de internet en la provincia de Ciudad Real se llegó a duplicar, en comparación con las semanas anteriores al decreto de estado de alarma, debido al teletrabajo, a las videollamadas, al uso de las redes sociales y a las plataformas online de entretenimiento. Sin embargo, desde que el Gobierno permitió las salidas a hacer deporte o pasear, el consumo de internet ha descendido.
Desde Comunitelia, empresa de telecomunicaciones que opera en las provincias de Ciudad Real y Toledo, señalan que el tráfico de sus clientes pasó de 1,8-2 gigabits por segundo de media durante febrero, a los 4 gigabits por segundo que se alcanzaron a mediados de marzo y hasta mediados de abril. Un consumo que ha notado un descenso en los últimos días, pasando de los 4 gigabits por segundo hasta los 3. Una bajada, que puede deberse, a las medidas de desescalada, como poder salir a hacer deporte, pasear, acudir a comercios, etc.
Por su parte, desde Ibersontel, otra empresa de telecomunicaciones que presta servicio de internet en siete localidades de la provincia, entre ellas la capital provincial, su gerente, Juan Pedro Pardo, destaca que “desde que se nos permite salir a la calle” ha habido un descenso en el consumo de internet en sus clientes de, aproximadamente, un 15% con respecto a los primeros días del confinamiento.
A pesar de esta bajada, las cifras siguen siendo relativamente altas con un 30% y un 35% de consumo superior a lo que se venía consumiendo en los meses de enero y junio, aunque lejos del casi 50% de incremento que hubo al principio del confinamiento.