La protectora de animales La Bienvenida de Ciudad Real afronta el final de la temporada de caza mayor -mañana- desbordada. “Siempre hemos tenido muchos perros, pero nunca tantos como ahora. Yo creo que en esto también se está notando la crisis, la gente tiene menos dinero y no mantiene a sus mascotas”, dice Carmen Díaz, una de las voluntarias que atendía ayer domingo, uno de los días de más afluencia de voluntarios, los “más de doscientos” perros que acoge ahora mismo el centro.
“Yo llevo un año cooperando y antes no pasábamos de 170 o así, ahora ya superamos los 200 y las adopciones han bajado. Aunque muchas semanas se adoptan perros nos pasa que si a lo mejor adoptamos tres recogemos cinco”, añade.
Esta circunstancia y la que podría producirse al empezar la veda y la llegada de más animales está agravando un problema que sigue sin solucionarse: las nuevas instalaciones.
Carmeli Álvarez, la presidenta, explica que el nuevo recinto que construyó el Ayuntamiento en la carretera que va al pantano del Vicario no está terminado, necesita unas reformas que la asociación considera imprescindibles. El problema es el dinero, del que Ayuntamiento carece por ahora aunque el asunto está en vías de solucionarse. Pero mientras, Álvarez hace un llamamiento para que quien pueda aporte material con el que levantar un muro perimetral que rodee el recinto: “estamos recaudando vigas o bloques de cemento para levantar una pared lo suficientemente alta para que nadie pueda colarse ni ver el interior” (las nuevas instalaciones están rodeadas sólo con una valla de alambre). “Si consiguiéramos el material sería más fácil empezar la obra”. Además “no hay zona de gatos separada y nosotros nos hemos negado a que estén a la intemperie”.
La responsable de una asociación que lleva treinta años ocupándose en Ciudad Real de los perros abandonados, espera que el boca a boca y la sensibilidad social calen, “tenemos que trasladar a los animales de aquí pero a un sitio mejor”.
En cuanto a las adopciones asegura que en estos últimos años funcionan mejor por la colaboración con protectoras y grupos pro animales del extranjero y del mantenimiento dice que la dificultad es tremenda, aunque se consigue gracias a la extensa red de voluntarios en la que destaca el grupo que La Bienvenida llama “la cantera”, adolescentes que acuden los fines de semana a cuidar y pasear a los perros.
“Pero necesitamos más voluntarios para que se ocupen de ellos durante la semana, apenas damos abasto”, añade otra de las voluntarias.
Los voluntarios cuentan historias tremendas de animales que abandonan: hay gente no esteriliza a sus mascotas y nos deja camadas nuevas de un año para otro en la puerta, “tenemos que ser mucho más cuidados”.
