Los miles de cerealistas de la provincia podrán iniciar las tareas de sembrado en los próximos días, tras las lluvias registradas en las últimas horas, en algunos puntos de la región por encima de los 30 litros por metro cuadrado.
Como maná del cielo han llegado las precipitaciones para los agricultores que habían retraso las sementera por los efectos del largo ciclo de sequía, que también está lastrando otros cultivos como el olivar.
El técnico de cultivos herbáceos de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Esteban Esquinas, comentó que las lluvias “son imprescindibles” en el caso de los cereales para preparar la tierra, ya que el arado y el germinado de la semilla necesita “cierta humedad”. “Hasta ahora, recordó, era imposible sembrar y lo lógico era retrasar la actividad, como ha ocurrido”, por lo que en los próximos días “el paisaje” en las zonas cerealísticas e Castilla-La Mancha “serán los tractores sembrando”.
Igualmente, vio favorable la bajada de las temperaturas para el nacimiento de los distintos cultivos herbáceos en una superficie conjunta de más de 1,3 millones de hectáreas en la región, 286.094 ha en la provincia de Ciudad Real.
En concreto, en la temporada que se acaba de cerrar, fueron sembradas en Castilla-La Mancha 1.347.748 hectáreas hectáreas, un 4% menos, de las que 781.683 ha eran de cebada, el 50% de la extensión total. La otra mitad se dedicó a trigo, avena, centeno, triticale y maíz.
Los precios, por su parte, “fluctúan”, según Esquinas, aunque siguen bajos y no cubren costes, debido a los “muchos factores” (los carburantes, países competidores, …) que influyen en un “mundo globalizado” y que no se rigen exclusivamente por “la oferta y la demanda”.
Pospuesto la tarea
Por su parte, Abel Alcolea, presidente de Asaja Pedro Muñoz, también agradeció la llegada de agua generalizada, que ha llegado en menor cantidad en la zona oriental de la provincia.
Con todo, la lluvia favorecerá el inicio de la siembra en esta comarca típicamente vinícola, en la que hasta ahora los cerealistas había pospuesto estas tareas “por miedo a que los pájaros se comieran la simiente, como ha ocurrido otros años”.
Ahora, la incertidumbre es que germine la semilla en la parte soterrada y no nazca en la superficie, por falta de hidratación. Por ello mostró su deseo de que sigan las precipitaciones para que tengan buen desarrollo las extensiones de cebada y trigo que se siembran en La Mancha, a pesar de que las cotizaciones no despegan y se sitúan a 159 euros la tonelada.
Señaló que los factores que mueven la comercialización mundial de los cereales son complejos, aunque el principal son los países europeos de tradición productora, como Ucrania y Rumanía, donde el rendimiento es de 4.000 kilos por hectárea en secano, mientras que “aquí es de 1.000 kilos”. “Es difícil competir”, sostuvo, por lo que “el cereal se está extinguiendo”, en favor de los almendros, pistachos y el olivar.
Iniciar la sementera
De su lado, Pablo Tapiador, agricultor de Malagón señaló que con la llegada del agua “al menos podemos trabajar”. Hasta ahora, la sequía estaba atando de manos y pies a los productores que, en el caso del cereal, no podían iniciar la sementera ni arar los rastrojos para poder cultivar.
Tapiador, que sembrará unas 80 hectáreas de trigo, avena y cebada, los herbáceos de más peso en la comarca de Montes Norte (también hay leguminosas), se mostró contento con el cambio de la meteorología, que ha traído lluvias y bajada de temperaturas.
“Estábamos esperando el agua, también para los olivos, que están muy afectados y hay sitios en los que habrá una reducción de producción del 30%”.