¿Cuál es la mejor edad para darle un teléfono móvil a un niño?, “los 35”, dicen medio en broma medio en serio Pedro Delgado y Verónica Cruz, expertos en educación emocional, conferenciantes y divulgadores educativos, sobre el espinoso asunto de las nuevas tecnologías y la infancia. “Los niños no necesitan el teléfono móvil, tiene más efectos negativos en su salud emocional que beneficios, cuanto más tarde se lo demos a nuestros hijos, mejor”, explican.
Verónica y Pedro, como se los conoce en lo profesional, han participado en Ciudad Real en las primeras Jornadas de Inteligencia Emocional organizada por la Federación Provincial de APAS de Ciudad Real. Opinan que 14 o 15 años no es una mala edad para acceder por primera vez a un móvil, y distinguen entre darle un teléfono a un chaval “para comunicarse con nosotros”, o que dispongan de un móvil con redes sociales, “para esto último cuanto más tarde, mejor”.
Habilidades sociecomocionales y nuevas tecnologías
Respecto al uso educativo, no les parece mal, siempre que esté regulado, se haga con supervisión y tenga un objetivo. “El mayor problema con las nuevas tecnologías es que se pierde la comunicación interpersonal, el tú a tú directo entre padres e hijos o entre individuos del mismo rol. Está demostrado que a los adolescentes les cuesta cada vez más comunicarse entre ellos porque les faltan habilidades socioemocionales”, apostillan.
La falta de habilidades sociales, derivada del abuso de las nuevas tecnologías, puede enquistarse y ser en un problema de cara al futuro, “hay muchos individuos que no consiguen trabajo porque son incapaces de hacer una entrevista y exponerse, les falla la oralidad, de ahí que sea muy importante trabajarla en el aula”.
Un taller para noventa padres, madres y profesores
Pedro y Verónica, coautores del programa Aprendizaje Social y Emocional de la Fundación Eduardo Punset y directores de posgrado de la Universidad Camilo José Cela (Madrid), han impartido un taller sobre la inteligencia emocional, “la base de un apego seguro”, al que han asistido unos noventa progenitores y educadores este sábado en al Facultad de Educación.
Buscar los “momentos invisibles”
La inteligencia emocional llevada a la práctica en la educación no es otra cosa que establecer comunicación con los hijos al tiempo que se les pone límites y normas, en función de la edad. ¿Y cómo se consigue eso?, recomiendan el diálogo, las conversaciones padres-hijos, pero no buscando un momento especial, sino lo que Verónica llama “momentos invisibles”, cuando se lleva a un niño de un lugar a otro en coche, a la hora de la comida, en las cenas. “No se trata de poner un horario para hablar con ellos, sino de conseguir que la comunicación fluya a lo largo del día, siempre hay que encontrar un momento no solo de calidad sino de cantidad para hablar con nuestros hijos”.
“Los niños tienen que sentir la conexión emocional, que somos figuras de apego, y a partir de ahí poner normas y límites”, es otra de las recomendaciones. En esto aconsejan establecer horarios para que hagan los deberes y luego premiarles con jugar un rato a su videojuego favorito o que hagan algo placentero. “Está bien que no les dejemos utilizar el teléfono móvil libremente, pero aplicarnos esa norma también a nosotros, también tenemos que dejar el teléfono y mirar a la cara a nuestros hijos cuando nos están comunicando algo importante”.
“Necesitan saber que estamos ahí”
Aseguran que los hijos tienen una gran necesidad de hablar con los padres, que se pierde cuando crecen, “pero nos necesitan, necesitan saber que estamos ahí”.
Con Pedro y Verónica la Federación Provincial de Asociaciones de Padres y Madres Alfonso X el Sabio de Ciudad Real ha abierto las actividades anuales para ahondar en la mejor manera de educar “a ese experimento que es un hijo”, cuenta Toñi Portillo, secretaria de la asociación que preside Maribel Sánchez.
El objetivo de la jornada es aportar información y herramientas para trabajar en el ámbito doméstico y laboral. “Ahora nos preocupa mucho el uso de las nuevas tecnologías, cómo solucionar los conflictos y cómo utilizar bien la comunicación verbal y no verbal”.
En la organización de la jornada ha colaborado la Junta de Comunidades y la Universidad de Castilla-La Mancha.