Ls imágenes presiden sus tronos con palios bordados en oro recién restaurados y los hermanos cofrades terminan de sacar brillo a la candelería. Los costaleros y braceros rompen el silencio de la noche con sus pasos y los fieles siguen cada vía crucis en la parroquia de la Asunción. Manzanares entra en tiempo de Pasión para la exaltación de su rico patrimonio religioso, de sus imágenes, sus ermitas y sus tradiciones de marcado carácter castellano.
“La Semana Santa es para vivirla porque remueve todos los sentimientos”. El presidente de la junta de cofradías, Mario Garrido, dice que en Manzanares son “calles llenas de gente, colas de nazarenos, procesiones largas y un patrimonio inigualable”. La ciudad cuenta con una de las mayores representaciones de obras del histórico imaginero Luis Ortega Bru, pero su Semana Santa va mucho más allá, porque significa seguir el gentío tras la talla del Jesús del Perdón de Quintín de Torre y Berástegui cuando el patrón llega a su ermita y todavía siguen los capillos por el restaurante Menano, porque supone peregrinar a la ermita del Cristo de las Agonías como aquel Viernes Santo de 1809 en el que los manzanareños pidieron clemencia a las tropas francesas.
La parada en Manzanares está obligada para el turista de la vela y la medalla que pase por Ciudad Real, y para el devoto que siente con emoción las marchas procesionales y los oficios. El paso de la carroza del Cristo de la Columna, con dos sayones con talla completa, es una de las piezas más singulares e inconfundibles de Ortega Bru que procesionan en la Semana Santa de Manzanares. Aunque es igual de característico el paso al lado de las vías del tren de las piezas de orfebrería de la Virgen de los Dolores, elaborada por el artífice de la candelería de la Macarena en Sevilla, Manuel Seco.
El alcalde, Julián Nieva, expresa que una de las cosas más impresionantes es “esa luz que inunda las calles y plazas de Manzanares”, y la concejala de Celebraciones Religiosas, habla de “ilusión, fe y esperanza” para una semana “de carácter popular”. La Semana Santa de Manzanares invita a recorrer el casco histórico de calles adoquinadas y casas solariegas, con olor a incienso y dulce olor a canela de torrijas. También invita a sentir el peso de las imágenes bajo el hombro y la respiración de los compañeros tras un año de trabajo y esfuerzo en la cofradía para rememorar cada estación de penitencia.
La Virgen del Traspaso saldrá en el Vía Crucis del Miércoles Santo
Apóstoles y niños con túnicas de hebreo recuperarán la tradición en la apertura de la Semana Santa. La procesión de las palmas recorrerá el casco histórico en el Domingo de Ramos desde las doce y media de la mañana, una hora antes que en años anteriores. Mario Garrido confiesa el interés por recuperar la representación histórica de la llegada de Jesús a Jerusalén con niños ataviados con vestimenta propia de la época en esta primera marcha.
Con la Virgen del Traspaso como protagonista, el Vía Crucis del Miércoles Santo marcará el comienzo de la exaltación cofrade. Mario Garrido explica que es una de las novedades de la Semana Santa, puesta en marcha desde la nueva junta de cofradías. A partir de ahora, cada hermandad que protagonice el cartel de la Pasión tendrá la opción de sacar una de sus imágenes. Además, miembros de Lazarillo TCE leerán las estaciones de penitencia y el coro parroquial de Altagracia pondrá la música entre acordes de guitarra.
El despliegue de imaginería empezará el Jueves Santo, en la procesión de la Pasión de Cristo, que movilizará en la calle a la Hermandad de la Oración en el Huerto, a los ferroviarios con El Encuentro, a la Virgen de los Dolores y a la Cofradía del Cristo de la Columna, que marchará con la Virgen Consoladora de Afligidos con el palio recién restaurado. Además, ha incorporado una gloria de Juan Sánchez, “que copia el motivo central de la puerta de la Asunción”.
Nuevo palio para el Santo Entierro
Con tres acompañamientos musicales diferentes, la salida de la Procesión del Silencio de la noche del Jueves al Viernes Santo será una de las citas imprescindibles. Varias agrupaciones musicales romperán el silencio en el caminar del patrón, el Calvario y la Virgen de la Esperanza ante cientos de nazarenos. Pese a que su salida es a la una de la madrugada, es la procesión más multitudinaria de la Semana Santa de Manzanares.
Las influencias de la Semana Santa andaluza se extienden por encima de Despeñaperros y en la noche del Viernes Santo saldrá por primera vez a costal la imagen del Santo Entierro en Manzanares. Además, estrenará un nuevo palio, elaborado por Javier Tomás Cabrero Salcedo, bordador y secretario de la junta de cofradías. Con realces y brillos, el palio donado por un hermano saldrá bajo la luz de las estrellas el Martes Santo durante el traslado desde la casa hermandad en la calle Orden de Santiago hasta la Parroquia de la Asunción. Según la tradición, las mujeres portarán a hombros a la Virgen de la Soledad.
Tras el despliegue de imaginería, Manzanares dará un respiro el Sábado Santo para asistir a los oficios en las parroquias, pero también para disfrutar del encuentro entre familiares, de los museos, de la gastronomía y del paseo. Una hora antes, al igual que ocurrirá en la procesión de la Borriquilla, el paso del Cristo Resucitado cerrará en el Domingo de Resurrección los días de recogimiento propios de la Pasión.
Vestigios del mejor imaginero
El escultor gaditano Luis Ortega Brú, para algunos “el mejor imaginero del siglo XX”, marca el paso de la Semana Santa de Manzanares, una de las ciudades que guardan más vestigios de su obra y algunas de las tallas más representativas. El manzanareño José Aragón Gutiérrez, de la hermandad de Jesús del Perdón, describe que la larga relación del escultor con la ciudad manchega comenzó en los años 50 con la talla de la Virgen de la Esperanza, inspirada en la famosa Macarena de Sevilla, y trascendió hasta los años 70 con la imagen de María Consoladora de los Afligidos, después de elaborar el retablo del altar mayor de la ermita de la Vera Cruz, una joya artística.
La mayor parte de la obra de Ortega Brú está en Andalucía, en ciudades de importante tradición cofrade como Sevilla, Córdoba y Jerez de la Frontera. La relación del escultor con Manzanares surgió a través de Pedro González Román, alcalde y hermano mayor de la cofradía de Jesús del Perdón, y que era muy devoto de la Hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla.
La fuerza, la expresividad y el movimiento las hacen inconfundibles. Las obras del escultor de San Roque son “muy dramáticas”, de ahí que la mayoría representen a figuras masculinas, ya que la mujer siempre ha estado identificada con figuras “idealizadas”, más centradas en la belleza. El escultor utiliza “la señal de la lluvia” en la talla y en el pelo dibuja “eses” consecutivas.
La imagen del Santísimo Cristo de la Columna de Manzanares, con dos sayones con talla completa es quizás una de las más singulares, expresión plena de su esencia. También, de especial interés es la imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, con un corte “más andaluz” y dulcificado. La imagen de San Juan Evangelista y el impresionante retablo del altar mayor de la Vera Cruz, “muy peculiar y con influencias de diferentes estilos y con seis imágenes”, completa este patrimonio artístico único en la provincia y hasta fuera de ella.