Las ocho de la tarde es hora punta en las calles y parques de la ciudad para el ‘mejor amigo del hombre’: las mascotas están cada día más presentes en la vida de los ciudarrealeños. Los perros han pasado a ser un integrante más de las familias: los niños crecen con ellos como si fueran ‘hermanos’, las parejas buscan opciones de turismo rural ‘para meterlos en la maleta’, los veterinarios están a tope para tratar sus achaques y en la provincia incluso hay alguno ‘influencer’ en las redes sociales.
Solo en Ciudad Real capital hay 17.039 mascotas. Según el Sistema de Identificación Individual Animal que gestiona el Consejo de Colegios Profesionales de Veterinarios de Castilla-La Mancha, están censados 14.585 perros, 2.288 gatos y 135 hurones, que son las especies que tienen la obligación de llevar ‘chip’. Al menos el 13 por ciento de la población tiene perro, pues hay 9.886 propietarios, según confirma la concejala de Sostenibilidad y Agenda 2030, Mariana Boadella.
Selva y Rakia, la relación amor-odio de dos mestizas cariñosas y joviales
Cerca de la capital, Selva y Rakia, dos mestizas de 9 y 6 años, viven en Miguelturra. “Selva es muy cariñosa, territorial, protectora y algo celosa, no solo en atención, sino también con la comida”, explica Sara Monedero, que vive con ellas y su pareja, Alberto López. Por su parte, “Rakia es una perra de sentimientos muy intensos, es muy dependiente y si quiere estar contigo lo pasa fatal hasta que no la haces caso. Cuando está feliz, solo quiere jugar. Parece que tiene 24 meses, porque es muy jovial”.
Sus 20 años y sus estudios en Valencia no la echaron para atrás a Sara a la hora de adoptar. Siempre había querido tener una perra, ya había tenido en casa de sus padres y cuando vio la foto de Selva, con 7 meses, no dudó en ir a la protectora. “Tuvimos una conexión muy bonita”, reconoce. Rakia llegó cuando vivía en Bilbao. En aquel tiempo pasaba mucho tiempo fuera de casa y pensó que tener una hermana le vendría bien a Selva, aunque al principio “no le hico mucha gracia”.
En casa están tranquilas, tumbadas en el sofá o en la terraza para tomar el sol. En la calle son “como un torbellino”. Son “sociables y majas”, aunque si están atadas “son más pandilleras”. A Sara lo que más le gusta es ir con las perras al campo y al río. “Ver nadar a Rakia es una de las cosas que más feliz me hace, es tan graciosa, va tan rápido, es tan patosa. Y Selva es muy señora”, cuenta. Si va al campo y no se las lleva siempre piensa en lo bien que estarían allí. Le apasiona verlas cansadas después de un día de juegos.
El censo del Ayuntamiento de Miguelturra tiene registrados 445 perros, 81 de ellos peligrosos. En casa de Sara, las dos perritas son sus “amigas”. “No lo entiendo como un animal de compañía, son parte de la familia, están en casa con nosotros y tienen su personalidad, sus costumbres y manías, por lo que hacemos convivencia. Nos queremos muchísimo y discutimos también”, explica entre risas. Como dos hermanas, Selva y Rakia tienen “una relación de amor-odio”, se complementan, pero se roban comida.
Tener dos perras es “una gran responsabilidad”, aunque Sara añade que “al final los cuidados son bastante básicos”. Un can necesita “sitio donde dormir, comer, correr al aire libre, desfogar, oler y relacionarse con otros perros”. Ella trabaja en casa y vivir en un pueblo le da facilidades, tiene “todo a mano”. Los cuidados exigen revisiones en el veterinario, collares antiparásitos, “vigilar sus estados de ánimo y cómo hacen caca”. A Rakia una vez le dio algo alergia y acabó con toda la cara llena de pústulas, y Selva tuvo un tumor en las mamas. Cuando van de viaje, suelen llevarlas, y si no interviene la red “de padres y amigos” para echarles una mano.
Crecer con un perro de agua llamado Pipo como si fuera un hermano
Pipo, un perro de agua de 9 años, es el mejor compañero de juegos de Rosa Valiente, una niña de cuatro de Ciudad Real. Ella misma cuenta que “Pipo es muy alegre, juega con la pelota. Yo se la echo y él la coge de un salto”. El perrito está tan presente en su vida que, cuando va al cole, la acompaña en el coche, y por la noche le pone muy feliz “que se suba a la cama cuando contamos cuentos y cantamos canciones”. Lo llena de besos.
Para los niños de hoy, por la acción de las protectoras de animales, no es tan habitual ver perros por la calle en condiciones nefastas. En cambio, han crecido en familias donde las mascotas son el centro de atención. “Para mi Pipo es mi hermano”, dice Rosa, a la que le encanta tener mascota. Cuando ella llora, él se pone nervioso, cuenta junto a su madre Blanca Martín-Grande y su padre Raí Valiente, y en la puerta del colegio les dice a sus amigos que no tengan miedo, “que no hace nada”.
No es el único perro con el que tiene relación Rosa, pues su prima Ángela vive con Luz y Pepe. “Luz tiene 3 patas, porque un hombre muy malo un día le quitó una patita, pero ahora es muy feliz”, cuenta la niña. Pipo duerme con ella o en su colchón, en el coche siempre va a su lado, lo pasea con la correa y lo saca al campo, donde “a veces come césped”. Cuando van de viaje y no se lo pueden llevar, Pipo “va a la guarde”, pues los albergues caninos han tenido un auge de forma paralela a las mascotas en las casas. “Tener perro es una responsabilidad, pero compensa mucho”, apostilla Blanca.
Vera, la perra influencer de Piedrabuena
Los amantes de los animales abundan en Piedrabuena, donde Vera, una mestiza de madre border collie y padre desconocido de 16 meses, tiene cerca de 4.000 seguidores en su cuenta de Instagram. Fuentes de la Policía Local confirman que en el pueblo hay 2.282 perros identificados y 944 propietarios. Hay que tener en cuenta que “un alto porcentaje, entre 300 y 400 canes, son de realas”, pues 69 propietarios tienen más de 5 animales. También están censados 28 gatos y 37 hurones, que utilizan para la caza del conejo.
El perfil de Instagram (Vera.collie.borde) empezó “como una forma de seguir su crecimiento y su vida en general”, explica Laura Herrera, su propietaria. Lo más curioso de todo es que así descubrió “un mundo paralelo a los perfiles personales de la red social”, donde se comparte la vida de otros perros y ofrecen consejos sobre su cuidado. Laura ha aprendido métodos de adiestramiento basados en refuerzos positivos en vez de autoridad y castigo, y también lo que es la ‘dieta barf’, basada en productos naturales crudos, pues sí, los perros también tienen sus dietas.
Aunque Vera tiene un carácter particular, no le gustan los desconocidos, con sus alegres fotografías ha conquistado a “amigos de todo el mundo”. “Está Murfhy de Florida, Rex y Wan Macha de China, Freud de Brasil, también hay de Alemania, Polonia, Chile, Venezuela”, explica Laura, que está un tanto abrumada por la cantidad de seguidores que ha conseguido en algo más de un año. “¡No era una cosa que buscaba, pero ahora Vera es una perra influencer!”, exclama.
Mientras que media España estaba cubierta de blanco por la borrasca Filomena, Vera llegó al que es hoy su hogar. “Vimos una publicación en una red social de la Protectora de Animales en la que estaba ella con sus 5 hermanitos y su madre recién parida. Todos los cachorros fueron adoptados”, señala Laura. Llegó en un momento “ideal”, porque años atrás les había dejado Lola, otra perrita. Laura considera muy importante la adopción, “porque hay muchas mascotas abandonadas y es injusto no darles esa oportunidad”.
En su hogar, donde vive con Laura, sus padres y su hermano, Vera es “como una niña pequeña, demanda mucha atención y mimos”. Le encanta jugar con sus juguetes, bañarse en el río y correr en el campo, “una hora y media o dos al día”. La perra los saca de su rutina e incluso los lleva “a descubrir nuevos paisajes que no hubiéramos visto de no ser por los largos paseos que ella demanda”.
Dos primates y un camélido
Los perros ocupan el primer puesto entre las preferencias de los ciudarrealeños con mascotas, dentro de las que también hay aves, reptiles, caballos y hasta primates. El uso del chip en otras especies no es obligatorio y por lo tanto muchos de estos animales no están identificados, pero entre los censados hay curiosidades. Por ejemplo, en Piedrabuena están censados un yako y un guacamayo, y en Ciudad Real nueve conejos, un loro, dos primates y un camélido, que es una especie de yama que procede de los Andes.
