Las precipitaciones en forma de lluvia que se han registrado en las últimas semanas en la provincia, con hasta 60 litros de agua por metro cuadrado en algunos puntos, beneficiarán a los diferentes cultivos, aunque ha habido graves daños en el término de Socuéllamos.
En concreto, entre 1.200 y 1.500 hectáreas, principalmente de viñedo, resultaron dañadas el martes por la tarde a causa de una tormenta de lluvia y granizo caída entre los kilómetros 14 y 20 de la carretera que une esta localidad con Tomelloso.
Fue sobre la seis de la tarde y dejó algunas zonas “arrasadas”, ha señalado a Lanzadigital Pedro Alcolea, presidente de Asaja en el municipio, tras haber recorrido las explotaciones afectadas y comprobar los perjuicios.
Se trata de las zonas agrícolas con más estragos en la provincia, dado que las tormentas que se suceden en los últimos días han beneficiado a los cultivos porque “sólo era agua”, mientras que la de este martes en dicho punto de Socuéllamos provocó pérdidas por el pedrisco. El mayor perjuicio, según la misma fuente, se lo llevaron principalmente viñedos, pero también olivos y cereales.
Alcolea ha explicado que en principio los truenos no hicieron presagiar a los productores males mayores, aunque se sorprendieron cuando empezó a caer pedrisco sobre las viñas, cuyas cepas pasan por un “estado fenológico delicado”, al estar en pleno desarrollo y próximo al cuajado.
Los daños son diversos, ha indicado el productor, y van por franjas, entre un 10% y un 100%, en este último caso coincidiendo con “un auténtico desastre”.
Para Alcolea, el panorama ha cambiado radicalmente en ese punto, dado que el agua caída hasta este martes por la tarde “era buena” para todas las explotaciones en general y para las de secano en particular, pues ha impulsado una “recuperación espectacular”.
Por otro lado, el productor socuellamino ha advertido del “alto riesgo” existente de que la humedad active enfermedades como el oidio y el mildiu, cuyos efectos, sobre todo de esta última, pueden ser “devastadores”. Y los productores con vides afectadas sin asegurar “tendrían un doble desastre”, ha sostenido.
Por ello, desde Asaja aconsejan aplicar un tratamiento preventivo para que “el hongo no incube”, pero “se dan todos los factores para que se progague”.
En el caso de los cereales, “hay grano en el suelo, y espigas peladas”, y también hay algunos olivos “afectados”.
El mismo portavoz ha incidido en que “el campo es complicado, estamos a cielo abierto, y dependemos de la climatología”.
En este sentido, ha recordado que también hubo daños de entre el 80 y el 90% a últimos de abril y primeros de mayo por las heladas, mientras que en los últimos años las incidencias fueron por sequía.
40 litros por m2 en el Campo de Montiel
Por su parte, en el Campo de Montiel han caído mucho volumen de agua, con una media de 40 litros por metros cuadrado, con algunas parcelas anegadas pero “con más beneficios que perjuicios”, según Juan Miguel Requena, agricultor de Villanueva de la Fuente.
“Las lluvias han sido bienvenidas y no han hecho daño”, salvo “alguna cebada caballar o algún trigo que ha tumbado”.
Al olivo “le ha ayudado a que termine de recuperar su estado hídrico”, estresado por la sequía, y en el caso de los almendros ha provocado “algo de pulgón”, que ya están tratando porque “vienen con bastante carga de producción”.
Rquena ha señalado que en puntos de Villahermosa llegaron a caer hasta 60 l/m2, y en Villanueva de la Fuente se quedaron en 30, con una media de 40 l/m2.
“Sólo lluvias en Valdepeñas”
Las lluvias más llamativas de los últimos días fueron las del domingo en Valdepeñas, aunque no tuvieron más alcance que el encharcamiento de algunas parcelas.
Afortunadamente, según Gregorio López de Lerma, de Asaja Valdepeñas, “solo fue agua”, que “ha beneficiado a viñedo y olivar”, y que cayó por rachas en algunos lugares “con hasta 70 l/m2 y en otras con entre 10 y 12 l/m2“.
López de Lerma tambien ha reparado en la posibilidad de que se activen enfermedades, sobre todo el mildiu, por “las condiciones óptimas” para que se desarrolle el hongo y “provoque pérdidas importantes de cultivo”. Ha sostenido que “cuando da la cara (polvo blanco sobre las hojas), el daño ya está hecho”.
Por ello, espera que el tiempo “nos dé tregua y podamos entrar (está todo embarrado) para aplicar los tratamientos fitosantiarios”.
Este portavoz ha coincidido en señalar que el campo está a expensas de las condiciones climáticas, ahora condicionadas por “el cambio climático”, que provoca “ciclos en los que no cae ni una gota de agua en meses”, y otros periodos “en los que las borrascas son frecuentes y traen lluvia”.