Mercedes Ruiz Ruiz ha escrito dos libros hasta la fecha. Una novela negra titulada “Verano del 90”, firmada con el seudónimo de Natalia Rosado, que vio la luz en mayo del 2022, y una segunda obra que se titula “Libre”, presentada días antes de la pasada Navidad y que firma con su nombre real. Partiendo de unas cartas que encontró, en el libro narra la historia de una señorita de la Sección Femenina y un sargento del Ejército Republicano, su abuela y su abuelo, entre los años 1937 y 1943. Es la relación asimétrica de dos personas y las complejas circunstancias de ese convulso periodo histórico que les tocó vivir. Viene a ser una hermosa oda a la libertad que removerá los sentimientos más profundos del lector.
Aunque ya presentó el libro el pasado mes de diciembre, la autora lo ha vuelto a vestir de largo este 8 de marzo en La Librería, establecimiento que sigue animando el panorama cultural de Tomelloso con interesantes foros y presentaciones. La fecha elegida no es precisamente una casualidad porque hablamos de una obra que, como dice la autora, “remueve y da pie a un interesante debate sobre la precaria posición que ha tenido la mujer en la sociedad”. La Librería dará cobijo a un foro sobre el libro que tendrá lugar a finales del mes de mayo.
En la presentación, algunos de los asistentes elogiaron un libro de 414 páginas que ahonda magistralmente en la sicología de los protagonistas, basado en hechos reales y que recrea fielmente el ambiente de la época. “Las cartas de mi abuelo van aportando información y van dando pistas de cómo es el personaje. Aunque el lenguaje es de 1941, la historia engancha, no resulta repetitivo”, señaló la autora que también se refirió al minucioso proceso de documentación que tuvo que llevar a cabo en archivos. “El libro tiene mucho de emocional, pero también hay un trabajo de documentación para dar coherencia histórica al libro”.
Aseguró Mercedes Ruiz que los dos libros que ha publicado “son muy diferentes. En el primero quería acoplar de la mejor manera posible una historia, mientras que en el segundo libro tenía muy claro lo que tenía que transmitir, en este caso rendir un homenaje a mi abuela”. Reconoció la autora que a la hora de configurar el libro “aparecieron los inevitables dientes de sierra, con parones a la hora de escribir”. En tono humilde manifestó que “todavía tengo mucho que aprender” y anunció que será receptiva y tolerante con las diversas opiniones y el debate que pueda generar la lectura del libro. Al final de la presentación, firmó algunos ejemplares en un acto cercano y entrañable que tendrá con esa continuación con ese foro en el que los lectores darán su veredicto sobre un libro que, seguro, a nadie dejará indiferente.
