El reciente Debate del Estado de la Región, celebrado los pasados días 5 y 6 de septiembre, ha puesto a las claras la realidad de la región. Más por omisión que por lo que se ha contado, ha quedado constatado que el armazón social de Castilla-La Mancha es más frágil que hace dos años, que hace un año.
La presidenta regional, María Dolores de Cospedal, ha hecho gala de haber podado el árbol, de haber limpiado la era. Queda por saber si no se ha pasado en la reducción de la masa muscular de la comunidad autónoma.
Más de dos años después de su llegada al poder, Cospedal sigue teniendo en su frontispicio de ideario político para esta tierra el gastar lo menos posible y escudarse en la actuación de los anteriores gestores socialistas como si lo que estuvieran ejecutando en su acción fuera inevitable y otras posibilidades de acción no fueran posibles.
Dos años después, la era está limpia, o lo parece, si atendemos a la conclusión de Cospedal. Queda por saber todavía para qué habrá servido y si la sociedad castellano-manchega tiene la suficiente capacidad para recuperar, no ya lo desandado, sino para poder iniciar otra senda que recupere grados de bienestar que ahora están perdidos.
Por omisión. Cospedal no dijo lo que se ha quedado en el camino. Ha pagado lo que dejaron a deber los anteriores, dando a entender que de no haber actuado ella la deuda de la región hubiera crecido hasta el infinito, como si no hubiera otra alternativa para un descenso suave y no tan brusco como ha ocurrido, cuyas últimas consecuencias están todavía por ver.
La sociedad castellano-manchega ya no depende de la ayuda pública, los parados ya no dependen de las “limosnas” cuando no tienen más asidero al que agarrarse, como ha dicho algún responsable del Gobierno regional en la provincia.
Está por ver todavía qué es lo que hay al otro lado. Por ahora, una promesa inconcreta de una recuperación económica en el Estado a la que Cospedal se engancha como esperada agua de mayo para que todo llegue bien a las próximas elecciones autonómicas de dentro de dos años.
De tanto recortar, hasta la raíz en muchos casos, en muchos casos, por razones fuera de toda lógica, de alguna manera, se han dado cuenta de que algo hay que hacer para tapar tanta exageración en el jibarismo social.
Por omisión. En el discurso de Cospedal no aparecieron para nada los destrozos que su Administración ha hecho en el empleo público, la reducción de miles de puestos de trabajadores en la sanidad, de miles de puestos de trabajo en la educación, dos pilares para cualquier esquema político para una sociedad.
Para contrarrestar estos desafueros solo justificados por el ahorro económico y la “herencia recibida”, Cospedal ofreció algunas medidas que han sido publicitadas a bombo y platillo, pero que tienen un alcance más que limitado si se analizan a fondo.
Toda medida que palie una situación de límites está bien, pero que el bosque no nos impida ver los árboles. El programa “Empresa-Empleo” va a llegar a 1.500 personas, durante tres meses, su cuantía total es de 4,5 millones de euros. En Castilla-La Mancha hay 250.000 parados registrados.
La extensión de los programas de bilingüismo a todos los centros educativos de la región en un plazo de cuatro a cinco añoso, desde la valoración de la necesidad de profundizar en el aprendizaje de los idiomas en esta mundo global, no deja de ser una broma, el chocolate del loro, una zanahoria después del palo que para la educación de la región ha supuesto el despido de miles de profesores en los dos últimos cursos.
Al menos, esta propuesta supone una contradicción con los precedentes que hay. El Gobierno regional ha criticado el alto porcentaje de fracaso escolar en la región para hacer los cambios que ha hecho en educación. Está todavía por ver cómo se corrige esto con menos profesores, con más alumnos por aula, con menos profesores de apoyo…
Las medidas tomadas en los dos últimos años han sido muy duras, lo reconocen los propios dirigentes del PP y lo esgrimen como una especie de calmante para los ciudadanos, pero lo que no dicen es las consecuencias que tendrán para las próximas generaciones.
Han entrado a saco allá donde han podido y no han llegado más lejos porque todavía la sociedad tiene ciertos parapetos: la movilización ciudadana, la Justicia.
Para cubrirse las espaldas, Cospedal volvió a insistir en que no se ha cerrado ningún centro de salud, en que no se ha cerrado ningún hospital. No será porque no lo han intentado.
Ahí están los exabruptos del consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, cuando la Justicia le paralizó el cierre de 21 urgencias” rurales. Ahí está el intento de privatización de cuatro hospitales, dos en Ciudad Real, cuyo cambio de opinión, que no tiene nada que ver con un convencimiento de la bondad de lo público, todavía no ha sido explicado a los ciudadanos, que se merecen esa aclaración.
El Debate del Estado de la Región ha dejado claro que el campo, según quería el PP, está despejado. También dejó claro que el campo abierto es muy grande y que puede dejar muchas incógnitas si no hay ningún camino marcado que seguir.
Sobre el Debate del Estado de la Región, como no podía ser de otra manera, planeó el tema de la financiación supuestamente irregular del PP y el caso de su ex tesorero, Luis Bárcenas.
Este asunto sacó la reacción más visceral de Cospedal, también sus ataques más desaforados e infantiles acusando al contrario, intentado despistar evitando cuestiones que ella sabe fehacientemente que le están afectando directamente como secretaria general del PP.
Sabemos que los problemas nos acompañan allá donde vamos por muy lejos que intentemos irnos del supuesto origen de los mismos. Cospedal no puede pretender que los problemas de Génova, a los que dedica buena parte de su tiempo, no le acomañen a Toledo, apenas a 70 kilómetros.
Más allá de la cuestión judicial, Cospedal es consciente de que el caso Bárcenas, por la repercusión interna en su partido, además de la repercusión social, debe tener consecuencias en su organización y ella está muy cerca del ojo del huracán.
De cómo evolucione todo también va a resultar afectado el Gobierno regional. Llegará un momento en el que las cuestiones se choquen. Intentar negarlo solo puede responder a un intento de autoceguera voluntaria que en nada va a beneficiar a la región.
Cospedal es muy “echá palante”, ella remarca que siempre dice la verdad, que no se calla. Esta bien, pero hay que estar preparado para lo que pueda venir.
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