El territorio de los 12 municipios que conforman la Agrupación de Desarrollo rural Valle de Alcudia y Sierra Madrona supera los 3.200 kilómetros cuadrados, el 17 por ciento del total de la provincia de Ciudad Real.
Su población es de 18.563 habitantes, con dos localidades, Almodóvar del Campo y Argamasilla de Calatrava, en torno a 6.000 habitantes cada una, que son las que concentran la mayoría de sus habitantes, con una densidad de población de 5 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que convierte a la zona en una de las más despobladas.
La agricultura y el turismo, basado en la importante naturaleza –que ha llevado a declarar la zona como parque natural- y los recursos cinegéticos, son las principales bazas de desarrollo socioeconómico, a lo que, en el campo industrial, hay que unir el polígono industrial ‘El Cabezuelo’, en Argamasilla de Calatrava, apunta en un informe sobre la asociación la gerente del grupo, Carmen González.
El grupo de desarrollo rural nació en 1997 y su actual presidente, el alcalde de Brazatortas, Pablo Toledano, lleva la frente el mismo nueve años, quien recuerda que, en el segundo mandato, se encontraron con una situación económica “calamitosa”, lo que llevó a prescindir del entonces gerente, con una deuda de 500.000 euros, por lo cual, señala, “el grupo estaba para cerrarse”.
Con mucho trabajo, añade, gracias a los técnicos que quedaban y “después de muchas vicisitudes, lo estamos sacando adelante”. En este sentido, agradece el apoyo de todos los grupos políticos y los agentes sociales que le han apoyado de manera unánime en su segundo mandato y en el tercero, el actual, que empezó tras las pasadas elecciones municipales.
Señala que gracias a las aportaciones de todos los municipios se ha podido ir haciendo frente a la situación y “creemos que está siendo altamente positiva para toda la comarca el poder tener un apoyo para las iniciativas para los empresarios rurales, ya que estamos en un sitio donde la densidad de población hace que cualquier apoyo a la economía social y de los empresarios es fundamental”.
Agroalimentación y turismo
Excepción hecha de Argamasilla de Calatrava, que tiene desarrollado su polígono industrial, señala Toledano, el sector agrario es fundamental en el resto de localidades. A ello, añade, se ha ido uniendo la importancia que ha adquirido el sector turístico, lo que llevó a poner en marcha un plan de dinamización turística con la marca de calidad “Valle de Alcudia”, creando su propio libro de estilo, incidiendo especialmente en el ecoturismo.
“Nos encontramos –explica- con un montón de municipios que no tenían ni casas rurales ni otros equipamientos hoteleros y hosteleros y lo anotamos en nuestro diario de carencias de la comarca”.
En todos los años de andadura, se han gestionados cuatro Programas Europeos, con una inversión en la comarca cercana a 38 millones de euros y una ayuda pública de más de 12 millones de euros.
El grupo de acción local “ha propiciado la creación de casi 300 empleos y la consolidación de más de 250 puestos de trabajo, siendo la mitad de esos puestos de trabajo de mujeres, colectivo muy afectado por el desempleo en esta comarca, más del 60% del desempleo de la comarca, es del sector femenino, además de impulsar la creación de 150 empresas”.
Valle de Alcudia
Toledano remarca que el turismo ya existía en el Valle de Alcudia antes de que se declarara parque natural –con pueblos como Brazatortas, con atractivos gastronómicos como el ‘guarrillo’- con un importante apoyo en la explotación cinegética de la comarca lo que llevaba a una planea ocupación hotelera durante los meses de la caza.
Asegura que los valores ganaderos, cinegéticos, medioambientales ya estaban protegidos antes de la declaración de parque natural con otras figuras de protección como la Red Natura 2000.
En este sentido, destaca la decepción que existe en muchos alcaldes, porque creían que la declaración de parque natural iba a conllevar un aumento de la inversión en la zona “y esto no ha sido así”.
Renovar el tejido empresarial
Toledano reconoce que la ayuda llegada de Europa y la inversión que ha generado sí ha tenido su repercusión en la lucha contra la despoblación.
“Si uno se pasea por los pueblos –indica- y ve las placas que tienen muchos negocios, se demuestra que se han desarrollado y mantenido gracias a esos fondos estructurales europeos”.
“Si uno observa –agrega- y ve las casas rurales, están ahí por estos fondos europeos, las mejoras de las cooperativas agrarias llevan cofinanciación europea, los pequeños negocios de pueblos pequeños, como Solana del Pino, que ha hecho una envasadora de miel, o una empresa de productos cárnicos, están ahí por los fondos europeos”.
Para el presidente de la asociación de desarrollo, sin estos fondos europeos, “el despoblamiento ya considerable, hubiera sido aún peor, por lo que mi valoración es altamente positiva sobre su influencia en estas zonas rurales”.
Pese a que es consciente de que habrá un recorte en estos fondos para el período 2021-2027, Toledano considera que los fondos europeos son una herramienta válida para desarrollar las zonas rurales “en la lucha contra el despoblamiento y para tener un servicios dignos, porque es una estrategia que está hecha de abajo hacia arriba, creada a nivel local en cada municipio por los agentes sociales locales y deseamos y esperamos que dure muchos años”.