Alberto Lamelas es un viejo conocido de la afición de Ciudad Real. No están tan lejos los tiempos en los que se encerró en la finca Pinos Bajos, acompañado por Ignacio, Dionisio, Emilia y los ejemplares de Víctor y Marín, con el fin de vivir en torero y prepararse de cara al futuro.
Aquellos años de convivencia ciudarrealeña -además de ser apoderado durante un tiempo por Luis Navarrete- pasaron, y Alberto vive ahora en Madrid, aunque sigue persiguiendo su sueño de medrar en el escalafón de matadores de toros.
El torero jiennense se ha labrado un nombre en ese salvavidas de tantos toreros que es Francia, donde se ve anunciado para enfrentarse a corridas de las denominadas duras, aunque sobre esa denominación se podría debatir en extensión.
Este domingo está anunciado en Aignan (Francia) junto a López Chaves y Octavio Chacón para lidiar una corrida de Lora Sangrán y, como es lógico, Alberto está haciendo campo de cara a afrontar la tarde habiéndose puesto delante de todas las vacas que pueda, acompañado por ese referente que es el matador de toros Tomás Campuzano.
Una estas ocasiones camperas tuvo lugar muy recientemente en la ganadería de Toros de Mollalta, donde Inés López y toda su familia sirvieron de amables anfitriones.
En tarde de lluvia que compartió con Fernando Tendero, sobre quien daremos cuenta en los próximos días, Alberto tentó dos vacas que le dejaron plasmar una versión que no con frecuencia puede poner de manifiesto vestido de luces, la de torero con expresión artística. Es decir, que no solo sabe lidiar y andar más que dignamente con toros que presenten complicaciones, sino que igualmente sabe torear con plasticidad cuando los animales se lo permiten. Ahí están las fotografías que acompañan este texto para atestiguarlo. Ojalá este domingo, y muchos otros, pueda plasmarlo en la plaza.