Retratos de sí mismos, pero sin la necesidad de salir ellos, ya que se puede concretar en algo que “les identifique o refleje su personalidad”, conforman la exposición ‘Cosmovisión’ de alumnos de la asignatura de Comunicación Audiovisual de 1º de Bachillerato de Artes Plásticas de la Escuela de Arte Pedro Almodóvar que se exhibe en la Casa de la Ciudad.
La muestra de estos alumnos guiados por el profesor Marcos Pastor refleja cómo diecisiete jóvenes de entre dieciséis y dieciocho años se ven personalmente y perciben el mundo, con una amplia diversidad de perspectivas.
Así, Leire Blázquez se retrata desde por encima de la barriga hasta por debajo de los ojos, pintando la simbólica fecha de 1957 relacionada con su abuela con la frase en inglés ‘Your draw stars around muy scars -Tus estrellas dibujadas alrededor de mis cicatrices’, mientras que Álvaro Morcillo, en acrílico, se pinta cómo se ve en un azul que recuerda a la época en la que este color predominó en la obra de Picasso.
Por su parte, Óscar Fernández plasma en una ilustración digital un sinfín de trepidantes subidas y bajadas como las de una montaña rusa que percibe en su interior, obra para la que encontró inspiración en el vídeoclip ‘En las trincheras de la cultura pop’ de Iván Ferreiro.
La muestra, que se puede presenciar hasta finales de junio, continúa con el retrato de Elena Fernández vestida de futbolista, su gran afición y pasión, luciendo el 4 como central, en un marco similar a los de los cromos, y María Illodo elige para representarse unas zapatillas deportivas, que tras mucho ‘trote’ su madre quiere tirar, a lo que se resiste la joven autora al ser su “herramienta” para caminar, lo cual le relaja, le permite avanzar y con ello hacer camino al andar.
En cuanto a Laura Delegido, se representa mediante una ilustración digital en un puzle a completar para llegar al todo, con una serie de referentes como una gata con una corona en la cabeza de la que sale un arco iris como emblema de diversidad y la frase de Queen ‘It’s a quind of magic, es algo mágico’; y Alejandra Sánchez, en morados y grises, se muestra en una ilustración digital con la máscara que a nivel social debe llevar, en un juego entre lo interior y exterior, lo real y ficticio.
Otra ilustración digital es la de Lisbeth Carolina, quien se decanta por una catrina con un halo que la ilumina, mariposas revoloteando a su alrededor y una lágrima cayendo por su faz ósea; del puntillismo surge la obra de Noelia Párraga, quien transmite su pasión por la lectura mostrando cómo su rostro, su ser, se sumerge y funde en las páginas de un libro; y un retrato en construcción, como un boceto sin acabar, en proceso, presenta Leie Viva G.
Respecto a la obra de Izaskun Villajos, habla de su pasado y presente en una ilustración digital infantil en la que, en una esfera azul, está saltando obstáculos, cruzando los listones de algo que pudiera ser un puente sobre el agua y mira hacia atrás, escena enmarcada en una especie de carta de ajuste televisiva.
También están en la exposición los trabajos de Adrián Aranda, a quien le encantan los vídeojuegos y ha creado una ilustración digital con su propio personaje de ficción; Ángel Martínez que propone una fotografía performática en la que aparece el reflejo de su silueta en un espejo a lo Vivian Maier, al lado de un radiocassette de los años ochenta y diversa tipografía; y Sandra Jiménez quien en un fotomontaje llena cada una de las celdas de una valla metálica con diferentes cielos y su amplia diversidad cromática a lo largo de una jornada: amaneceres, anocheceres, preñados de nubes o con luna, entre otros.
El recorrido de autorretratos culmina con Candela Ruiz, alumna identificada con la naturaleza y los años sesenta y setenta, que opta por una fotografía en barrido, en movimiento, de sí misma en un entorno verde; Esther Baños, quien presenta un cómic en el que se refleja como una persona “muy convencida, segura” y con capacidad de influencia en los demás; y Marta Pinto, que apuesta por un singular fotomontaje en el que ella, vestida de militar, aparece en la retina de su propio caballo que la mira.
Junto a estas diecisiete obras, se exhibe una serie azul prusia con los perfiles de dieciséis de los alumnos. A partir de fotografías digitales, los alumnos dibujaron los contornos de sus rostros y luego los pintaron en azul turquesa con cianotipia, además de emplear el dripping de arrojar pintura a lo Pollock e incorporar diferentes objetos personales como medallas, pendientes, flores, púas, helechos o raspas de pez.
La inauguración de la exposición contó con la ambientación musical de Roudn Tuba Quartet, formado por alumnos del Conservatorio Marcos Redondo y el profesor del aula de tuba, Pedro Manuel Delegido Calero.
