Las piscinas municipales de Ciudad Real, el polideportivo Rey Juan Carlos y la Puerta de Santa María, han notado un repunte de bañistas en las dos últimas semanas de julio, pero más que por el calor -extremo desde el jueves- porque se ha corrido la voz de que son seguras.
Al parecer los bañistas se han ido animando poco a poco, “hasta que la gente no se ha convencido de que las piscinas son seguras no se ha notado una cierta normalidad de aforo”, explican fuentes del Patronato Municipal de Deportes.
Parada técnica para desinfectar
Las medidas higiénicas y sanitarias en las piscinas municipales incluyen una parada técnica del baño, entra las tres y las cuatro de la tarde, para proceder a la desinfección del recinto y el vaso del agua. Y los aseos se limpian y desinfectan cada poco, mientras que duchas están clausuradas.
La separación de los bañistas por parcelas es otra medida que se está cumpliendo a rajatabla, así como el uso de las mascarillas en el bar y en los lugares de tránsito.
Con aforo coronavirus de 900 personas (en toda la instalación), en el caso del ‘poli’, y de 480 en la piscina Puerta de Santa María, hasta la fecha esta temporada no se ha tenido que impedir a nadie el acceso por exceso de aforo.
Menos bañistas en las Playas del Vicario
El complejo deportivo Playas del Vicario, de titularidad pública y gestión privada, tampoco ha tenido que recurrir a no aceptar clientes por exceso de público. Con una capacidad de 1.500 personas en las instalaciones como máximo, 750 en el agua, Carlos Gallardo, el coordinador del complejo, asegura que ningún día se ha llegado a esos extremos.
Setecientas personas, lo máximo este verano
El aforo máximo en lo que va de verano ha sido unas setecientas personas algún fin de semana, por lo general el aforo se mueve entre los cuatrocientos y quinientos bañistas. “Hemos mantenido la misma línea desde que empezamos, la gente está más retraída y viene menos a las piscinas”.
No ha habido efecto llamada
Pese a que muchas piscinas municipales de la comarca están cerradas, no se ha producido ese efecto llamada que temían algunos ayuntamientos. La gente está muy sensibilizada y tiene miedo al contagio, de manera que este año está recurriendo más a utilizar piscinas privadas desmontables para refrescarse, y ni una semana de bochorno como esta ha cambiado la tendencia.
Este verano la Playa del Vicario entre semana reúne a unas entre trescientas y cuatrocientas personas al día, unas quinientas los fines de semana, “como un 35 o 45% menos de aforo en los fines de semana que en veranos anteriores”, subraya Gallardo.