El arte de pintar en el agua tan característico de los artesanos turcos sorprende al visitante en las calles de Estambul y Ankara, sensación que compartieron franceses y alemanes en el siglo XVII y que les llevó a plasmar sus coloridas formas y dibujos en las ‘guardas’ de los ‘libros de amigo’.
La introducción de obras de arte originales en los libros es hoy en día una excepción, en esta actualidad que como mucho acepta algún papel serigrafiado entre las páginas, pero esta curiosa técnica artística ha sobrevivido al tiempo, dispuesta a destacar tanto por su procedimiento en sí, como por sus resultados “únicos” e “irrepetibles”. La manzanareña Ángela Fernández-Arroyo expone en la Biblioteca Municipal Lope de Vega de Manzanares una colección de “papeles marmoleados”, lienzos pintados en el agua, “gota a gota”.
Flores, efectos jaspeados, hojas y lunas. La artista comenta que conoció la técnica del papel marmoleado o jaspeado a través de la encuadernación, y la fascinó tanto que, después de experimentar con el óleo y el pastel, decidió hacer un curso en Madrid con Antonio Vélez Celemín, un experto en esta técnica que la Unesco incluyó en 2014 dentro de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Los artistas pintan el agua y el papel absorbe el color en movimiento
Fernández-Arroyo explica que la técnica parte de pintar el agua, a través de un cuentagotas o pigmentos de color, “el lienzo se pinta en un recipiente con fondo lleno de agua, y los pigmentos flotan, como si fueran nubes, hasta que el papel absorbe el color”.
Formas que recuerdan a las olas del mar o al plumaje de un pavo real son habituales en esta técnica, en la que los expertos también se atreven con flores, rosas y claveles, y hasta con formas realistas. El contexto que rodea la realización de cada obra es fundamental, pues según comenta la autora, “el aire, la humedad en el ambiente, el frío”, influye siempre en el movimiento del agua. Quizás por este motivo, Fernández-Arroyo decidió experimentar e investigar con este curioso formato, porque “siempre es un descubrimiento”.
A partir de cuarenta obras, la mayoría de medio formato, y algunos ejemplos de guardas de libros y otros elementos como cajas y figuras de papiroflexia, Ángela Fernández-Arroyo destaca que “la técnica es única, original y todas las obras tienen su propia huella dactilar”. “Puedes hacer dos obras con el mismo procedimiento, los mismos colores, las mismas condiciones, pero nunca serán iguales, nunca el agua va a realizar los mismos movimientos”, señala la autora, a quien le encantaría dar a conocer la técnica en toda la provincia e incluso dar cursos, ya que en la zona está muy poco extendida.
Arte, cultura e historia
Más allá de los efectos llamativos, la evolución del papel marmoleado a lo largo de la historia, sus usos y su identificación con la cultura propia de Turquía llaman la atención a cualquier observador. Ángela Fernández-Arroyo cuenta que “la utilización del papel mojado está muy extendida en Turquía”, y de hecho, apunta, “es muy común que los artesanos realicen en la calle la técnica para el disfrute de los turistas”. Además, señala que la extensión del Imperio Otomano permitió que a finales del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII Europa la conociera, y que los eruditos la trasladaran a los libros.
Los ‘libros de amigo’ franceses y alemanes dan el testigo de la sensación que produjo esta técnica, pues era característico que incluyeran en las guardas, es decir, en la primera hoja del libro, detrás de la tapa, algún papel marmoleado. La autora de la colección, muy conocedora del mundo del libro como bibliotecaria en Manzanares durante bastantes años, indica que “estas hojas en muchas ocasiones llevaban divisas, consejos o advertencias”, y la utilización de estas obras estaba muy extendida entre estudiantes, consignatarios que viajaban por toda Europa y “viajeros de alcurnia”.
Tras destacar que volver a la biblioteca con esta exposición ha sido “muy especial”, Ángela Fernández-Arroyo anima a experimentar “un viaje a través del papel y del agua a las raíces culturales de Turquía”. Una “pequeña muestra” de obras de papel marmoleado hacen de hilo de transmisión para dar a conocer un arte “culturalmente” muy valorado, que “todavía sigue sorprendiendo” y que tiene unas raíces históricas antiquísimas.