De pronto surge el problema. O la necesidad. O incluso el capricho. Reformar el hogar, cambiar de coche, hacer un viaje que se nos presenta como la oportunidad de nuestra vida, o estudiar un máster universitario…
Pero, sin embargo, no disponemos de dinero en metálico para afrontarlo, pese a que somos solventes económicamente. La solución es el préstamo. Pero además debemos conseguirlo ya. Casi en el instante, sin salir de casa.
Para satisfacer las necesidades de dinero urgente han nacido los préstamos online. Porque Internet se ha convertido en un medio de distribución y compra frecuente de toda clase de artículos y servicios. Por ello los préstamos online han aterrizado en la red para facilitar a los consumidores una financiación más rápida y sencilla sin necesidad de tener que desplazarse a la oficina bancaria, solicitar entrevistas, realizar papeleos y perder un tiempo del que no se dispone.
Así, por ejemplo, tenemos los micropréstamos por internet que nos permiten conseguir en tan sólo unos minutos hasta 500 euros gracias a una alta automatización de los procesos y una disminución de los trámites y requisitos.
Esta nueva necesidad es la que ha hecho que aparezcan en el mercado nuevas empresas financieras para facilitar dicho minicréditos de forma que los usuarios, con tan solo unos clics, pueden disponer de dinero al instante que se les transferirá a su cuenta.
En la actualidad, las plataformas de gestión de cada banco permiten realizar cualquier tipo de transacción cómodamente, desde cualquier terminal informático con conexión a internet, ya sea ordenador de sobremesa, teléfono móvil o tableta digital.
Debemos destacar, antes de continuar, que generalmente los clientes de las entidades financieras tradicionales, suelen recurrir a estas, ya que les generan más confianza. A la hora de realizar una transacción financiera con una empresa con menor reconocimiento de marca que los bancos tradicionales, el usuario sigue teniendo ciertas reticencias a confiar sus necesidades económicas a “extraños”.
Sin embargo empresas más pequeñas, especialmente dedicadas a los microcréditos, de entre 300 y 600 euros, cada vez se están imponiendo más.
En los últimos años miles de clientes han usado estos servicios y valorado muy positivamente la autonomía que les permite la gestión de estos préstamos rápidos, ya que son ellos los que deciden cuánto dinero quieren, cuándo devolverlo y si quieren seguir solicitándolos. Con absoluta libertad y responsabilidad.
Así Internet se ha convertido en un elemento clave y fundamental para lograr esta autonomía en la administración de la propia economía.