En el cielo están de enhorabuena. Chiquito de la Calzada acaba de llamar a sus puertas identificándose ante Miguel Gila, hoy tocaba portería, como el “fistro de la pradera”…y millones de almas han salido a recibirle al saludo unánime de ¡bienvenido condemor!. Allí estaban esperándole Juan Habichuela, Paco de Lucía, Camarón, Melchor de Marchena, Moraito, Enrique Morente, Juanito Valderrama, Manolo Caracol…y tantos otros cantaores y guitarristas entre los que Chiquito creció y a los que tanto admiró. Un poco más atrás se encontraban multitud de humoristas entre los que destacaban Eugenio, Benny Hill, Mario Moreno, Jerry Lewis, recién llegado y los inigualables Tip y Coll acompañados por Groucho Marx.
En el cielo se preparan para celebrar una gran fiesta, una fiesta alegre, muy alegre, una juerga de las grandes entre palmas, fandangos, alegrías, risas y chistes, muchos chistes limpios que en el cielo no caben de otro tipo y donde se improvisará un diálogo apoteósico entre estos cuatro últimos geniales humoristas que charlarán de manera ininteligiblemente inteligente en ese idioma reservado a los genios del absurdo.
Chiquito de la Calzada, (Gregorio Sánchez Fernández) ha sido como una enciclopedia de la vida improvisada de andar por casa a la que revistió de vocablos extraños con un significado que nadie entendía, supongo que él tampoco… en los que entrelazaba de manera coloquial y ocurrente frases en varios “idiomas”; un políglota por libre, un dialéctico sin continente. Un revolucionario tranquilo que sin pretenderlo pasará a la historia como creador de un estilo de humor que es utilizado para “explicar” distintas situaciones, un genio que ha dejado huella entre multitud de imitadores dentro y fuera del escenario. El tiempo sin duda lo pondrá en el lugar que se merece.
Este ciudadano del mundo, este artista contratado para animar incontables juergas, de noches con su garganta en constante vigilia…este humorista que hizo de su vida un enorme chiste sobre la ingeniosa supervivencia, este currante de lo ameno, este ser humano que trasmitía bondad y felicidad junto a su Josefa de su alma…hoy ha partido hacía el definitivo y multitudinario teatro de la vida. Me dicen desde el cielo que hay tortas para entrar a verlo.
Hasta luego Chiquito.