La provincia de Ciudad Real supo combinar la modernidad de las fotografías de Cristina García Rodero y los vestidos del modisto Manuel Piña, con la costumbre del Siglo de Oro y de las cruces de mayo este jueves en la Feria Internacional del Turismo, Fitur.
También lo hizo el stand de Castilla-La Mancha, que conjuga esta semana en Madrid su imagen tradicional de molinos con unos ventiladores que cuelgan de forma estratégica en el techo y de horizonte llano con una pasarela de madera que recuerda a las Tablas de Daimiel, con la innovación de una pantalla en 360 grados y varios paneles virtuales de varios metros de altura.
Los pueblos de Ciudad Real mostraron sus ansias de turismo este jueves con diecisiete conferencias, que pasaron del Carnaval a la ganadería, y del Año Jubilar Teresiano a La Pandorga. La gastronomía es uno de los puntos fuertes de la provincia, por eso el chef de El Bodegón de Daimiel, Rubén Sánchez-Camacho, abrió boca con sus recetas locales y de vanguardia, y Jesús Marquina con las pizzas “mejores del mundo”. También hubo artesanos, Jorge Ferrero Blanco con juguetes en madera y Amparo Blázquez Sierra con abanicos pintados.
Los stands de atención turística fueron un auténtico trasiego, tanto los provinciales, como los dedicados a las ciudades patrimonio de la humanidad, entre ellas Almadén, y los viajeros sobre todo preguntaron por los parques nacionales, también Cabañeros, y por la “ruta de los Castillos” en Ciudad Real.