Tomiplant es una empresa joven, con una andadura de solamente cuatro años. La sociedad tiene por objeto las actividades propias de un semillero y vivero; así como la compraventa de plantas, semillas, fertilizantes y fitosanitarios. la prestación de servicios agrícolas, el cultivo de cereales, leguminosas, semillas oleaginosas y de la vid.
La empresa es joven, pero uno de sus socios, Eugenio Ruiz, viene de lejos en un sector que conoce bien. Ubicada entre Tomelloso y Argamasilla de Alba, la empresa cuenta con una instalaciones de diez mil metros cuadrados, llamando la atención los largos invernaderos en los que se crían las plantas.
“Mis comienzos en el sector fueron en una cooperativa de Cinco Casas, en Ceresco. Nos lanzamos al tema de los invernaderos, que en aquellos años apenas existían en esta zona y ahí empecé a adquirir conocimientos y a moverme en este mundillo”, empieza explicando Ruiz que años después emprendería un proyecto por cuenta propia. “Monté Semilleros Eugenio que funcionó bastante bien hasta que lo tuve que cerrar porque me dejaron a deber bastante dinero. Afortunadamente, me crucé en mi camino con Ángel Palma y Manuel Aguilar, me asocié con ellos y constituimos Tomiplant, sociedad que lleva ya cuatro años. La parcela era mía y mis socios fueron los que montaron las instalaciones”.
Tomiplant sirve plantas a los agricultores de la zona que siempre han valorado su calidad, experiencia y cuidado servicio. “Principalmente vendemos plantas hortícolas, aunque ahora lo que más se vende es planta de cebolla. Luego está el pimiento, el melón y también hacemos algo de tomate y calabaza. Nuestro mercado está en la zona, aunque puntualmente podemos hacer algo en otras zonas del país. Por ejemplo, este año hemos llevado melones a Zamora”.
Un vivero depende mucho de la situación que atraviese la agricultura y lo explica con claridad Eugenio Ruiz. “Si los productos valen, todo va más o menos bien, pero cuando los precios se desploman nos podemos ver afectados, sobre todo a la hora de cobrar. Este año ha sido bastante malo, porque las cebollas han estado tiradas de piedra, las sandías no las han querido y el precio de los melones tampoco ha sido el que cabía esperar. El panorama está complicado”.
A pesar los vaivenes de la agricultura Tomiplant ha ido cumpliendo objetivos y ganándose un merecido prestigio en el sector. “Las cosas han ido bastante bien, de hecho en determinadas épocas nos falta invernadero para atender la demanda que tenemos. Tenemos clientes fieles que confían en nosotros y, en consecuencia, siempre estamos obligados a responderles de la mejor manera posible”.
Ahora Tomiplant busca introducirse en el tema de la sandía injertada. “Toda la que tenemos ahora viene de fuera, pero hay una época que sí se podría hacer aquí y lo estamos estudiando aunque necesitas mucho más espacio”. En la época de verano, la empresa ofrece también productos de jardinería, “pero es algo accesorio y puntual que hacemos para satisfacer la demanda de algunos clientes”.
La empresa tiene un marcado carácter familiar, además de Eugenio en el vivero trabaja su hermano y su hijo. Los tiempos del Covid apenas ha afectado a la actividad de la empresa. “Tuvimos que seguir porque de lo contrario la gente no podría haber sembrado y cultivado. La empresa tiene actividad todo el año, a excepción de estos dos meses de septiembre y octubre que son de menos actividad, en noviembre volvemos a empezar con la cebolla”. Vida ciclica la de Tomiplant que discurre paralela a la de los agricultores.
Toca despedida. Ha sido un placer hablar con Eugenio Ruiz, afable, cercano y campechano siempre. Hubiera querido compartir almuerzo con los periodistas de Lanza, pero la agenda del día es complicada y lo dejamos para mejor ocasión. Al fin y al cabo, Tomiplant seguirá generando muchas y buenas noticias.
