Los tiempos electorales nos presentan un excelente muestrario de obras que los políticos visitan o prometen. En otros tiempos, cerca del momento de las elecciones, se inauguraban obras que representaban el trabajo realizado en los cuatro años de gobierno. Un esfuerzo lógico de poner en valor aquello que se había realizado. Pero después de cuatro años de gobierno popular en Castilla-La Mancha, en la provincia o en nuestra ciudad no hay nada que inaugurar. Cospedal vino a inaugurar una inútil torre del vino y una ampliación de un Museo terminado hace ya cuatro años y que se ha llenado con una exposición temporal, colocada de forma apresurada.
Y surgen modalidades diversas de obras que se anuncian y presentan en estos meses. Obras inexistentes, obras virtuales y proyectadas y obras físicas. Un muestrario de la capacidad de palabra de algunos políticos. Hay obras inexistentes que son aquellas que presentadas en los programas de hace cuatro años siguen estando en el limbo de la imaginación de los que las prometieron. Algunas de ellas como el tranvía de Ciudad Real o el Museo del vino en los antiguos silos afortunadamente no han pasado de ser ocurrencias electorales. Otras anunciadas en el ejercicio de gobierno siguen esperando el paso de los meses y los años.
Y por ello llega el momento de las obras pensadas, proyectadas o imaginadas. Los calificativos son diversos y los contenidos de lo más curioso. El Consejero Marín llega a Ciudad Real para anunciar que va a poner en marcha un proceso acelerado para que el próximo curso (Septiembre de este año) los alumnos de Valverde dispongan de unas instalaciones adecuadas. Y la alcaldesa de Ciudad Real reconoce tras años de silencio que el nuevo colegio era “una demanda de esta pedanía desde hace años y una necesidad para este anejo ya que las actuales instalaciones del colegio no reúnen los requisitos mínimos dignos para impartir clases”. La verdad es que ha costado seis años que entendieran que las instalaciones no cumplían los requisitos imprescindibles para la docencia. Y ahora nos anuncia un “proyecto virtual”. Dentro de una semana tendremos un proyecto, se iniciará un trámite de contratación y pasadas las elecciones (cuando con toda probabilidad los que presentan el proyecto no estarán en sus actuales puestos) se iniciará una obra que en dos meses debe estar completa. La cara de los asistentes a la presentación de la obra es un buen ejemplo de la presentación de “obras electorales” modalidad que bienvenida sea si es real y acaba solucionando la inoperancia de la legislatura municipal y autonómica.
Para insistir en que las obras se van a realizar el consejero Leandro Esteban ha inventado una nueva calificación Y así el consejero de presidencia presentaba en Albacete el proyecto de la Biorrefineria de Puertollano (un proyecto de unos 700.000 euros de los cuales la Junta aporta el 20%). Cuando Leandro Esteban anunciaba el comienzo de los trámites administrativos para la refinería decía que se iniciaba el proceso de la “construcción física” y que la obra estará terminada en 2015. No sé si el adjetivo quiere despejar las dudas o bien las genera. Los consejeros de la Junta han aprendido la modalidad de obras aceleradas que se van a realizar en apenas unos meses después de cuatro años pensando el mismo.
Todo un muestrario lingüístico de obras y proyectos que suponen un avanzando ejercicio de imaginación del gobierno regional con la ayuda de algunos municipales. Como ejercicio del lenguaje está bien, pero como realidad de gestión y de atención a las necesidades reales de los ciudadanos deja mucho que desear.
