Joaquín Muñoz Coronel
Ciudad Real
A punto de cerrar su temporada 2016/2017 en España y, tras su paso por Murcia, Coslada, Madrid, El Ejido, Miranda de Ebro, Pamplona, Medina del Campo y Albacete, llega a Ciudad Real el Ballet Imperial Ruso, bajo la dirección de Gediminas Tarandá. Posteriormente, aún les espera el impaciente público de Cuenca, Santurce, Zamora y Valladolid y después, apenas un mes antes de que la primavera del Este se aposente por unos meses sobre la gran estepa rusa, ya estarán en casa.
Para entonces, ya habrán endulzado las bocas y los corazones de miles de espectadores de la piel de toro… A cambio de recibir su caluroso aplauso y su indisimulada admiración y afecto. Porque nunca tanto costó tan poco… Después de haberse dejado lo mejor de su arte en nuestro país, traídos de la mano de la eximia productora y puntera ex bailarina, Tatiana Solovieva, hermana de padres y de ilusiones del responsable de la dirección técnica e iluminación, Alexander Soloviev.
Poco puedo decir de mi emoción a la espera de ver la obra de esta noche, a las 20.30 horas, en El Quijano. Aunque hablando de emociones, no sé si es más noble y más ardiente la que nos embarga ante lo desconocido, o la que se enseñorea de nosotros a posteriori, tras la explosión de felicidad que nos enriquece, ya liberados de la angustia de la incertidumbre.
En este segundo caso me encuentro, tras asistir al estreno de este Lago de los Cisnes en Madrid el 28 de diciembre. El Ballet Imperial Ruso se posesionó en Madrid de los dos principales teatros de la Gran Vía: el Lope de Vega (con el cuento navideño de Chaikovski ‘El Cascanueces’), y el Gran Vía Luz Phillips, con ‘El Lago de los Cisnes’. Apoteosis por partida doble de Chaikovski, del Ballet Ruso, y de Producciones TS que han posibilitado este doblete en el corazón del Foro madrileño.
Quien esto escribe, no es la primera vez que ha aplaudido esta obra de Chaikovski (el más exitoso a nivel mundial tras sus muchos contratiempos…). Pero sí es la primera vez que el que suscribe ha tenido la oportunidad de admirar y emocionarse hasta el límite… con esta versión. Aparte del éxito de su eximio autor, el gran Chaikovski, y la adaptación del libreto por Tarandá (a partir de narraciones y adaptaciones alemanas de impronunciable nombre).
La dirección de Gediminas Tarandá, y su acertada elección de bailarines en una cantera tan amplia y excelente como la rusa, no podía producir otro efecto distinto al deseado y corroborado. ¡Conquistar Madrid a tope a doble vía, en la Gran Ídem…! Fastuoso vestuario, excelsa escenografía, delicada actuación de los bailarines, más parecidos a ángeles inmateriales, que a los severos autómatas que otras veces y otros grupos nos han brindado…
Larga vida
Larga vida a este ‘Lago Imperial’, y a su mentora Tatiana… Y también largos y placenteros serán los recuerdos y memoria de los espectadores, que esta noche coparán las butacas del Quijano, cuyos 1.000 asientos no son tan diferentes de otros grandes auditorios, cuyos espectadores no superan un ápice en derecho ni en preparación a los nuestros. Odette, Sigfrido, y sus danzas húngara, napolitana, española y rusa ponen el corazón en un puño.
Ellos son los que, en definitiva, disfrutarán con Chaikovski, el Ballet Imperial Ruso que, gracias a Producciones TS, estará a un palmo de los degustadores ciudarrealeños de las obras clásicas. Y al alcance de los cientos de alumnas que sueñan desde las escuelas de ballet clásico de Ciudad Real, con ocupar un día escenarios tan nobles y escogidos como el del Quijano… Que por un día se metamorfosea en uno de los más notables de todo el mundo. Su estela no será borrada, ni olvidada su actuación. ¡Chapeau!
