Asistimos, pues, en el Teatro Quijano, a la representación de una obra de ballet harto conocida: El lago de los cisnes. Con música de Piotr Chaikovski, libreto de Vladimir Beghitchev y Vasili Geletzer, coreografía de Marius Petipa, y escenografía del Ballet de Kiev. Pero una obra harto conocida ya en el mundo entero (que pudimos aplaudir personalmente en el Teatro Bolshoi de Moscú años atrás) y, sin embargo, tan ofrecida por los productores, como demandada por los programadores de espectáculos. El éxito está asegurado con la puesta en escena del primero de los ballets escritos por Chaikovski.
Y así ha sido en nuestra capital, donde los ciudadanos coparon la venta por internet, y abarrotaron las butacas del coliseo de la calle Ciruela. Las numerosas escuelas de ballet existentes en nuestra ciudad, así lo aconsejan una y otra vez. De modo que, mil personas aplaudiendo en pie son la mejor prueba de la calidad musical del músico ruso, y de la traslación al parqué que hizo el fundador del Ballet de Kiev, Viktor Ishchuk.
Un ballet distribuido en España por Producciones Goldberg, y que lleva en su repertorio otras obras como Romeo y Julieta, Carmen Suite, La bella durmiente, El Cascanueces, y una Gran Gala Musical… Pero vayamos sin más dilaciones a este Lago de los Cisnes que hoy nos ocupa. La obra transcurre entre el amor y la magia, enlazando en sus cuadros la eterna lucha del bien y del mal. La protagonizan el príncipe Sigfrido, enamorado de Odette, una joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rothbart, y Odile el cisne negro e hija del brujo.
En esta ocasión, y bajo el eslogan “BALLET DE KIEV, BAILANDO DESDE EL CORAZÓN”, el espectáculo se nos presentaba como un homenaje a los niños de Ucrania, destinando a ellos a través de UNICEF 1,5 € por cada entrada vendida. Y se obró el milagro de colgar el ‘no hay entradas’.
BALLET DE KIEV
El año 2022 ha quedado marcado en nuestra memoria, con la tinta roja que describe la tragedia que representa una guerra, también para los artistas de ballet. Artistas que, un día antes del comienzo, se preparaban para salir a escena ante un teatro lleno con una orquesta afinando en el foso. Pero el año 2022 también ha supuesto para este ballet, la oportunidad de actuar por primera vez en España y Portugal. Y, afortunadamente en 2023 el Ballet de Kiev vuelve a recorrer los más prestigiosos escenarios, visitando nuevamente las principales ciudades de la península ibérica.
Pero convendría recordar, que fue allá por el año 2017 cuando el famoso bailarín solista del Teatro de la Ópera de Kiev, Viktor Ishchuk, consigue realizar un sueño largamente acariciado: la creación de una compañía estable y joven, que reuniese a las estrellas más prominentes de toda Ucrania… Y que pudiesen presentar al mundo el talento, la maestría y la profesionalidad de los artistas de aquel país. Consiguiendo aglutinar entre sus miembros, a varios de los solistas del Teatro de Ópera y Ballet de Kiev.
Sus primeras representaciones consiguen el apoyo de los principales nombres de la escena ucraniana, e inmediatamente son invitados por los teatros más importantes del mundo, habiendo realizado más de 500 actuaciones desde entonces. De tal forma que, las numerosas giras realizadas les han llevado a recorrer los mejores escenarios de Suiza, Alemania, Francia, Polonia, Croacia, China, Ucrania, México, España y Portugal, entre otros países.
El Ballet de Kiev mantiene entre sus objetivos principales, el cuidado de las tradiciones y esencia del ballet clásico más puro. Haciendo de cada representación una gran fiesta para los sentidos, por la sobriedad de sus coreografías, la perfección de sus líneas, el virtuosismo de sus solistas… y la vistosidad y grandeza de sus decorados y vestuario, todos ellos diseñados en exclusiva por los mejores maestros de los talleres de Kiev.
A lo largo de estos años el Ballet de Kiev, que tiene su sede en el Centro Internacional de Cultura y Artes de Kiev, en Ucrania, ha recorrido gran parte del mundo, representando los principales títulos clásicos con coreografías originales. El Lago de los Cisnes, El Cascanueces, La Bella Durmiente, Don Quixote, Giselle, Carmen, Scheherazade, Les Sylphides, La Cenicienta, Zorba el griego, o Eyes wide Shut, son parte de su repertorio habitual.
BALLET DE KIEV. SOLISTAS EN GIRA
Elena Germanovich
Evhen Lagunov
Yevhen Svetlitsa
Uladzislav Pazlevich
Veranika Auchynnikava
Aleksandra Berozkyna
EL LAGO DE LOS CISNES
Esta pieza aparece en un gran número de bandas sonoras de películas, programas de televisión y videojuegos, así como en versiones hechas por artistas musicales de todo el mundo. Son tantos los fragmentos y danzas incluidos, que no entraremos en detalles. Aunque veremos algunas curiosidades de este gran ballet:
- Los autores. Fue escrito en 1875 por Vladímir Petróvich Béguichev y Vasily Geltser, como un encargo especial para el Teatro Bolshói de Moscú.
- El cuento. Está inspirada en el relato alemán El velo robado de Johann Karl August Musäus.
- Un estreno difícil. Esta obra estuvo rodeada de complicaciones desde su estreno. Una pobre producción inicial, y las piezas de música y la coreografía original no coincidían debido a desacuerdos técnicos.
- Un completo fracaso. La noche de su estreno, el ballet no fue bien aceptado ni por el público ni por la crítica. Ésta se expresó en palabras como “Difícilmente se convertirá en un ballet de repertorio, y nadie lo lamentará”.
- La coreografía. Originalmente, su coreografía la realizó Julius Reisinger, pero debido al fracaso se reestructuro a cargo de Petipa e Ivanov, quienes la convirtieron en un éxito inmediato.
- La música. Las piezas de música de este ballet, realizadas por Chaikovski, son reconocidas como una de las mayores exportaciones artísticas de la Rusia imperial.
- Una obra internacional. Durante la década de los 40´s, empezó a ser reconocida a nivel mundial como un paradigma dentro del mundo del ballet.
- Un clásico reinventado. Hoy en día es considerada una de las obras con más representaciones a nivel mundial, e incontables adaptaciones al cine, televisión y telenovelas.
ACTO I (El jardín del castillo del príncipe Sigfrido)
Es el vigésimo primer cumpleaños de Sigfrido, y el joven príncipe está celebrando la ocasión en el jardín de su palacio. Jóvenes de los estados de alrededor han venido a rendirle tributo. Cuando todos empiezan a divertirse en la fiesta, el buen humor es perturbado por la entrada de la Reina y sus damas de honor. Ella observa a sus amigos con considerable desdén. Sigfrido se altera cuando su madre le señala que debe escoger pronto una esposa.
Su indicación, en el fondo es una orden, y Sigfrido la rechaza obstinadamente. Mañana por la noche, su cumpleaños se celebrará formalmente con un baile en la corte, y allí, entre las más hermosas damas de la comarca, deberá escoger a su futura esposa. Sigfrido ve que toda discusión es imposible y parece que se somete a su voluntad. El bufón intenta restaurar el espíritu de la feliz ocasión. La noche comienza a caer. El Bufón, su amigo, sabe que Sigfrido debe distraerse en lo que queda de la velada. Oye el sonido de alas agitadas por encima, mira hacia arriba y ve en el cielo hermosos cisnes salvajes en pleno vuelo. El Bufón sugiere que el príncipe forme una partida de caza y vaya en busca de los cisnes. Sigfrido accede.
ACTO II (La orilla del lago)
La partida de caza comienza. A una pequeña distancia de ellos, se están deslizando plácidamente los cisnes. Conduciendo al grupo de cisnes hay una ave muy hermosa. El príncipe camina a lo largo de la orilla del lago hacia los cisnes; cuando está a punto de seguirlos ve algo en la distancia que le hace vacilar. Se para cerca de la orilla, luego se retira rápidamente a través del claro para esconderse. Ha visto algo tan extraño y extraordinario que debe observarlo detenidamente en secreto.
Apenas se ha escondido, entra en el claro la más hermosa mujer que nunca ha visto. No puede creer lo que ven sus ojos, puesto que la joven parece ser a la vez cisne y mujer. Su hermosa cara está enmarcada por plumas de cisne, que se unen a su pelo. Su vestido, puro y blanco está embellecido con suaves plumas de cisne, y en su cabeza descansa la corona de la Reina de los Cisnes. La joven, que se creía sola, queda aterrorizada… todo su cuerpo tiembla, sus brazos se aprietan contra su pecho en una actitud, casi desvalida, de autoprotección; retrocede ante el príncipe, moviéndose frenéticamente, hasta el punto de caer desesperadamente al suelo.
El príncipe, ya enamorado, le ruega que no se marche volando y ante su miedo el príncipe le indica que nunca le disparará, que la protegerá. Ella es Odette. El príncipe la saluda y dice que la honrará, pero le pregunta, que ¿a qué se debe que sea la Reina de los Cisnes? El lago, le explica, fue hecho con las lágrimas de su madre. Su madre lloraba porque un hechicero malvado, Von Rotbart, convirtió a su hija en la Reina Cisne. Y seguirá siendo cisne, excepto entre la media noche y el amanecer, a no ser que un hombre la ame, se case con ella, y le sea fiel.
Sigfrido apoya las manos en su corazón y le dice que la ama, que se casará con ella y que nunca amará a otra, y promete su Fidelidad. Ahora, indignado por el destino de su amor, quiere saber dónde se esconde Von Rotbart. Justo en este momento, el mago aparece a la orilla del lago. Su cara parecida a la de un búho es una odiosa máscara, tiende sus garras haciendo señas para que Odette vuelva a él. Von Rotbart señala amenazadoramente a Sigfrido. Odette se mueve entre ellos, suplicando piedad a Von Rotbart. El príncipe le dice que debe ir la próxima noche al baile de palacio. Acaba de cumplir la mayoría de edad y debe casarse, y en el baile debe escoger a su novia. Odette le replica que no puede ir al baile hasta que no se case -hasta que Von Rotbart no deje de tener poder sobre ella- de otro modo el hechicero la descubriría y su amor peligraría.
Cuando los amantes han dejado el claro, las huestes de Odette (todos los cisnes como ella misma que asumen forma humana sólo en las horas entre la medianoche y el amanecer), entran bailando desde la orilla del lago.
ACTO III: (El gran salón del castillo del príncipe Sigfrido)
El baile está a punto de comenzar. Embajadores de tierras extranjeras, ataviados con sus brillantes trajes nativos, han llegado a rendir tributo al príncipe en su cumpleaños. Se anuncia la llegada de cinco hermosas muchachas, invitadas por la Reina como posibles novias para su hijo. Sigfrido, piensa sólo en el claro a la orilla del lago y en su encuentro con Odette. Su madre le inquiere a que baile con sus invitadas.
Baila de forma automática e indiferente y se sume en una profunda melancolía. Un heraldo se apresura a informar a la Reina de que una extraña pareja ha llegado. No sabe quiénes son, pero manifiesta que la mujer posee una extraordinaria belleza. Un caballero alto y con barba entra con su hija, y el caballero se presenta a sí mismo y a su hija Odile, a la Reina. Sigfrido -perturbado casi hasta perder el control- mira fijamente a la hermosa joven. Está vestida de sobrio negro, pero es la viva imagen de su querida Odette. Se trata de Von Rotbart, que se ha transformado a sí mismo y a su fingida hija, para engañarlo y que rompa la promesa hecha a Odette de que nunca amará a otra.
La Reina tiene ahora esperanzas de que su hijo se case con una dama de rango, como Odile aparenta ser, e invita a Von Rothbart a sentarse a su lado en el estrado.
Odile ha logrado enamorar a Sigfrido y éste piensa que no es otra que Odette. Mientras bailan los dos jóvenes Odette se deja ver en la distancia y hace señales a Sigfrido de que si continúa en esa actitud puede ser fatal para ella. Luego, Sigfrido se aproxima a Von Rotbart y pide la mano de Odile y éste da inmediatamente su consentimiento. En ese momento hay un estrépito de trueno. La sala de baile se oscurece. Rápidos destellos de luz muestran a los asustados cortesanos abandonando el salón de baile, a la princesa madre aturdida, y a Van Rotbart y Odile de pie ante el príncipe en triunfo final de autorrevelación. Sigfrido no puede soportar sus risas odiosas y crueles, y se vuelve para ver en la distancia la patética figura de Odette. Buscándole desesperadamente, con su cuerpo agitado por los sollozos, cae al suelo atormentado por la ausencia.
ACTO IV (La orilla del lago)
Las doncellas cisne se han agrupado a la orilla del lago. Cuando aparece llorando, intentan consolarla. Le recuerdan que Sigfrido es sólo un humano, que podría no haber conocido el hechizo, y podría no haber sospechado del plan de Von Rotbart. Sigfrido entra corriendo en el claro y busca frenéticamente a Odette entre los cisnes. Le toma entre sus brazos, pidiéndole que le perdone y jurándole su amor infinito. Odette le perdona pero le dice que no sirve para nada, pues su perdón se corresponde con su muerte. Cuando aparece Von Rotbart, Sigfrido le desafía, quien tras la lucha, es vencido por la fuerza del amor del príncipe a Odette.
LA FUNCIÓN DEL QUIJANO
Ante nosotros, un ballet de jóvenes intrépidos y escogidos de ambos sexos, que reflejan una gran vitalidad dentro de una incipiente veteranía por razones de edad. En una estampa que bien pudiera ser el ideal, de cualquiera de las numerosas escuelas de danza existentes en Ciudad Real. Y precisamente el número y calidad de estas escuelas, es sin duda la condición sine qua non para que el Teatro Quijano estuviese a reventar.
Hacemos, pues, votos, por el creciente y sostenido avance de la cultura (naturalmente, nos referimos ahora sólo a este tipo de cultura de espectáculos) en nuestro escenario del Teatro Quijano. Que por otra parte ofrece una más que variada programación en la calle de Ciruela, y que ha experimentado un increíble avance en la venta de localidades por internet. Ni una sola plaza libre en el patio de butacas, y lleno igualmente en el anfiteatro, a unos precios todavía asequibles, habida cuenta de la grandeza del espectáculo que se ofreció, y de la finalidad adicional de ayuda para los niños de Ucrania que canaliza UNICEF.
Todo ello nos produjo una gran alegría, porque sabemos del esfuerzo que supone para tantas personas venidas de tan lejos. Todo el Ballet de Kiev está devorando kilómetros en España y Portugal. Tras la espléndida función representada, y el merecido descanso en un hotel de nuestra ciudad, llevarán su buen hacer hasta Murcia, Tarragona, Barcelona y Valencia… Y, parodiando contrariamente a Don Juan Tenorio, podrán afirmar orgullosamente aquello de “en todas partes dejé memoria grata de mí”.
CONCLUSIÓN FINAL
El espectáculo, en suma, soberbio. Decorados simples, sencillos y efectistas con ligeras variaciones (un fondo paisajístico del lago en los dos primeros actos, y las estancias del castillo en los dos últimos), creando una gran diafanidad en las tablas. Muy digna de reseñar es la partitura escrita por Chaikovski, en la que predomina un elevado grado de virtuosismo en el arpa, flauta y violín. En cuanto a los bailarines, primeras figuras sabiamente seleccionadas por el Ballet de Kiev, procedentes de Bielorrusia, Serbia y Japón, entre una gran mayoría de artistas ucranianos, como su propio nombre indica.
Pocas veces hemos visto aplaudir con tanto denuedo, en justo reconocimiento a una actuación de conjunto tan meritoria y encomiable… Casi tanto como la amabilidad de Valeria, la intérprete de idiomas que nos acompañó al término de la actuación en la boca del escenario. Casi al filo de la media noche abandonamos escenario y camerinos, dejándonos un excelente sabor de boca.
A pesar del disgusto inicial que nos embargó, por nuestra difícil ubicación en una de las últimas filas del anfiteatro. Difícil, muy difícil, realizar fotografías desde allí, sin mencionar las penosas condiciones de accesibilidad y salida. Incompatibles con las necesidades actuales de seguridad y confortabilidad, diseño de escaleras, y obsoleta fórmula de cálculo entre huella y contrahuella de los escalones. Tan sólo una ventaja, la perfecta visión del escenario sin obstáculos delanteros.
MEJORABLE ACCESIBILIDAD
La excesiva e incómoda inclinación de las filas de butacas en el Anfiteatro, aleja la interferencia de las filas delanteras, eso está fuera de toda duda. Pero aquella fórmula fundamental del francés François Blondel en arquitectura, no parece que fuera tenida en cuenta en su día, con el fin de obtener un mayor número de localidades.
Según esta fórmula, la medida de 2 contrahuellas o tabicas (parte vertical del escalón), más la de la huella (parte horizontal) debe estar entre 63 y 65 cm o acercarse lo más posible. Ciertamente que la visibilidad del escenario es perfecta desde cualquier punto superior, pero el acceso a las localidades reviste un cierto grado de riesgo, sin duda porque la inclinación se subordinó al número total de plazas disponibles en dicho Anfiteatro.
Son numerosas las reformas efectuadas en el Teatro Quijano desde su inauguración en 12/12/1974. Pero sin duda habrá de acometerse alguna más, en caso de que Ciudad Real no llegue a disponer de un coliseo con la capacidad y condiciones de confortabilidad y seguridad hoy exigibles. De todo ello, de las consecuencias menos logradas del proyecto de construcción, habíamos hablado ampliamente en nuestro reportaje del 19/01/2020. Pero ésa es ya otra historia.
