Se llama Felipe Rodrigo, es un ciudadano de Puertollano que tiene 58 años, trabaja en Repsol Petróleo. Hasta aquí todo normal, hace vida como cualquier otro ciudadano puertollanense. Sin embargo si ya decimos que ha hecho el camino de Santiago andando desde Sevilla hasta Santiago de Compostela ya la imagen que se puede tener de este caminante incansable es, como mínimo, diferente.
Felipe Rodrigo ha estado caminando durante 33 días, sin prisa pero sin pausa, para poder hacer los casi 1.200 kilómetros que separan la capital andaluza de la gallega andando como lo haría cualquier otro peregrino.
Disponía de vacaciones y las ha utilizado para realizar esta nueva hazaña, es la novena vez que realiza el Camino de Santiago –ya lo hizo en otras ocasiones desde Irún, desde Lisboa o desde Puertollano- y su trabajo durante esos 33 días ha sido andar unos 36 kilómetros de media diarios.
Más de un mes de peregrinaje por tierras andaluzas, castellanas y gallegas que “da tiempo a pensar en todo, acordarte de la familia, de las cosas del trabajo, de los proyectos que vas a hacer cuando vuelvas”, explica tras haber regresado de este peculiar viaje el pasado 4 de junio.
Una ruta a pie que realiza, con el añadido, que “voy sin ligamento, me produce algunos problemas en las bajadas”, pero no supone ningún obstáculo a sus metas y objetivos propuestos a lo largo de estos últimos años. “Aparte de lo físico también lo mental tiene mucho que ver, muchas veces te preguntas qué hago aquí cuando otra vez tienes que levantarte y coger la mochila y andar durante varios kilómetros”, sin embargo reconoce que son cuestiones pasajeras que luego “se pasan”.
Felipe Rodrigo recuerda también otros de estos caminos que ha realizado asegurando que “en esta ocasión la compañía ha sido mínima, unos días más animados que otros, muchos paisajes y pueblecitos por los que he pasado” y reconoce que los pueblos de la parte de Cáceres es una zona que le ha gustado mucho, también Zamora o Salamanca o las iglesias en cada uno de los pueblos por la zona de Orense.
En cuanto al tiempo que ha hecho a lo largo de esos 33 días ha pasado por todo, calor, granizo, tormenta…ha tenido tiempo de toda clase pero ha sabido sortear hasta las cuestiones meteorológicas.
No obstante, en cada uno de los pueblos en los que ha hecho ya parada para dormir ha aprovechado, por la tarde, para salir a conocer la zona y a tomar unas cañas, lo que significa que por la tarde todavía tenía fuerzas a pesar de los kilómetros recorridos durante toda la mañana.
Las anécdotas también han estado presentes en este viaje, por ejemplo cuenta que al pasar Sevilla hubo una zona en la que se tuvo que quitar los pantalones para poder cruzar, en ropa interior, un arroyo que había y que, de otro modo, hubiera tenido que ir mojado el resto del camino. Además, destaca que este año ha habido zonas de mucho barro lo que, a veces, hacía más duro el recorrido a la hora de andar.
El día 1 de junio llegaba a Santiago de Compostela, su meta final, donde un año más rendía su particular tributo a este santo, en forma de peregrinaje, cada vez más duro.
Casi 1.200 kilómetros que bien han dado cuenta las zapatillas que han hecho posible este recorrido y que le han acompañado, como unas fieles amigas, a lo largo de esta aventura. Junto a estas zapatillas que han sido su fiel compañía hay otro acompañante, ese es el escudo de Puertollano y de la Virgen de Gracia que lleva cosidos en su mochila y que allá por dónde pasa puede y quiere lucir con orgullo.
Una vez que ha regresado a Puertollano y comienza su rutina diaria en el trabajo reconoce que “noto el cansancio, cuando estás andando todos los días el cuerpo se va acostumbrando y ya no lo notas, al parar es cuando empiezas a notar las consecuencias”, explica.
“Mi familia dice que estoy loco”, comenta en tono jocoso, máxime cuando le comenta sus nuevos retos, pero asevera que “empiezas a hacerlo y el camino te engancha, siempre lo he hecho en solitario y cada camino tiene su encanto”, sin duda guarda buenos recuerdos de todos ellos.
Es un caminante incansable, desde que empezó el primer recorrido no ha sabido parar, cada año quiere un poco más, tanto es así que ahora se plantea realizar este peregrinaje desde la ciudad italiana de Roma hasta Santiago de Compostela. “En este viaje voy a necesitar ya mucho tiempo más”, dice de manera consciente, aunque no por ello deja atrás esa idea que para algunos puede resultar descabellada pero que para Felipe Rodrigo supondría un nuevo viaje más en su mochila. Tan sólo uno más de los que ya llevan sus incansables pies.
