La cosecha de la Cooperativa Virgen de las Viñas de Tomelloso ha superado este año la cifra de los 300 millones de kilos,un nuevo récord de producción en la historia de una entidad cuyo crecimiento no parece tener límites. Dos semanas después de la finalización de la vendimia, La Voz de Tomelloso ha hablado con el director de la bodega y almazara, Enrique Cepeda.
Un empleado nos conduce amablemente a la sala de reuniones de la primera planta donde no tardará en aparecer nuestro entrevistado. Viste un elegante traje azul y toma asiento en un lugar equidistante entre los dos periodistas. Antes de la entrevista hay tiempo para la conversación desenfadada con un hombre al que conocemos desde hace tiempo y que siempre nos hace sentirnos como en casa.
-¿Qué balance se puede hacer de la campaña?
– Esta campaña nos ha traído un nuevo sunami de uvas, al igual que ocurriera en el año 2013. Ya el año pasado con la sequía observamos que la producción estaba aumentando y se ha confirmado este año con una cosecha de 301 millones de kilos, 50 millones más que en aquel año 2013. Ese aumento obedece a un incremento de superficie. Es evidente que la reestructuración de variedades ha ofrecido también mayores rendimientos y la mecanización de la vendimia que permite al agricultor realizar su cosecha con el mismo coste que hace diez año. Así, otra vez tenemos que plantearnos el crecimiento de las instalaciones de la bodega.
-¿Qué se puede comentar de los parámetros de calidad de esta gran cosecha?
-Un punto a destacar en cuanto a la calidad ha sido el bajo grado. Hemos tenido un verano menos caluroso, aparición de lluvias en agosto, que han provocado que la maduración de la uva no sea tan favorable. Los grados han sido bajos, y habitualmente los grados bajos se defienden muy bien en los mercados. Pero han sido tan bajos que comercialmente nos supondrá un mayor esfuerzo.
-¿Existe un mayor concienciación del agricultor de que es necesaria e imprescindible esa búsqueda de la calidad?
-El agricultor ha evolucionado muy bien en este sentido. Antes pocos hablaban de ácido glucónico y ahora mismo todo el mundo maneja ese parámetro que está muy relacionado con los cuidados que se hacen en el campo y que se puede prevenir con vendimias más tempranas. Esta búsqueda de calidad nos ha permitido introducir nuevos conceptos en la viticultura manchega. Se ha mejorado mucho.
-Terminada la vendimia llega el turno de los enólogos que tienen que poner todo su empeño y talento para elaborar los mejores vinos…
-Siempre que terminamos la vendimia hay agricultores que nos dicen que ya tenemos todo hecho, pero en realidad no es así. El momento de entrar la uva es uno y ahora toca trabajar bien los vinos, limpiarlos, que sean estables y en un año tan complejo como éste, en el que hemos tenido que sacar unos 50 millones de litros fuera de la bodega, estamos terminando de saber qué es lo que tenemos en la bodega. Los enólogos van a tener un año de muchísimo trabajo, en el que se esperan muchas mezclas por esas diferencias de grado y donde un mercado exigente nos obligará a trabajar mucho más las calidades.
-¿Genera mucha incertidumbre el tener que dar una salida a un producción tan grande?
-La incertidumbre viene dada porque otros países, que son dos mercados naturales nuestros, como Francia e Italia han tenido también cosechas importantes. En consecuencia nos vamos a encontrar con dificultades de exportación y en los países no europeos tendremos que ser muy competitivos en precio. El mercado del vino tiene pocos años tranquilos, independientemente del volumen de la cosecha. Al sector le falta estabilidad, da muchos tumbos y dependemos de la climatología, mirando sobre todo el mes de marzo, que es cuando se empieza a calibrar el volumen de la cosecha.
-En definitiva, en un mercado tan golobalizado, tienen que estar siempre haciendo cálculos geoestratégicos, ¿no es así?
-España necesita exportar más de la mitad de su cosecha y es muy importante conocer cómo está la situación en el resto del mundo. Hay dos cosechas en el mundo, la del hemisferio norte y la del hemisferio sur. El ochenta por ciento de las operaciones se realizan en el norte, pero cuando le falta o le sobra cosecha, ya influye mucho la situación del hemisferio sur. El año pasado Europa compró mucho vino a granel a Sudáfrica, pero este año esta situación no se dará. Además, los transportes ya no son tan determinantes como antes.
-Virgen de las Viñas se asocia a gran tamaño, pero ha tenido la valentía de realizar una apuesta importante por el embotellado, ¿no cree?
– Somos tan grandes que tenemos que tener cartas de toda la baraja. Tradicionalmente hemos sido una cooperativa granelista, y en cierto modo lo seguimos siendo, porque el mercado de graneles es importante y algunos de ellos se venden más caros que en una botella. Pero ahora somos más conscientes de que al consumidor el vino le llega en una botella y nosotros queremos llegar lo más directamente posible a ese consumidor.
-¿Cuántas son las variedades que manejan en la bodega?
-Veinticinco que proceden de un total de nueve términos. Hay otro dato curioso, nuestra producción supone el 15% de toda la producción de Ciudad Real.
– La cooperativa sigue desarrollando una ambiciosa política de inversiones, ¿en qué están trabajando actualmente?
-Estamos ejecutando el último proyecto del programa FOCAL. Con las producciones que estamos obteniendo habrá que estudiar detenidamente aumentar el envase. Por otro lado, la nueva embotelladora está previsto que finalice en febrero o marzo. Solo falta rematar la fachada. Siempre hay zonas en las que hay que continuar mejorando. La semana pasada nos visitó un cliente francés que llevaba sin venir desde el 2010 y se quedó asombrado con la evolución de las instalaciones.
– Finalmente, le tenemos que preguntar por la campaña de la aceituna, ¿cuáles son las perspectivas para la campaña?
– La brusca bajada de temperaturas que se ha producido en estos últimos días de octubre nos tiene algo preocupados. La cosecha viene bien, pero algo retrasada, apenas hemos detectado la presencia de plagas. Primero recogeremos la arbequina y para el puente de diciembre estaremos trabajando con el resto de variedades. Y aclarando un poco sobre las noticias que aparecen, hay que decir que los aceites tienen unos rigurosos controles de calidad, por la parte analítica y por la parte organoléptica. Otra situación es que después el aceite esté cuatro meses expuesto a la luz solar en un supermercado porque se puede producir una oxidación. Las garrafas y botellas transparentes no son las mejores para conservar los aceites, pero claro al consumidor le gusta ver el color de ese aceite. Los aceites y otros productos cooperativos tienen totalmente garantizada esa calidad.
