El Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) tendrá que pagar una indemnización de 5,5 millones de euros (posiblemente la más alta impuesta por mala praxis médica en España) a la familia de una niña que se quedó tetrapléjica por una negligencia médica en su parto, el 14 de octubre de 2012 en el Hospital Gutiérrez Ortega de Valdepeñas.
La cantidad sale de sumar tres millones de euros en concepto de intereses (han pasado más de siete años) a los 2,5 millones, más una pensión anual de 25.500 euros para los padres, impuesta por el juzgado de lo Penal número 1 de Ciudad Real, que juzgó el caso el mes pasado.
La defensa del caso ha sido ejercida por el abogado Francisco Fernández-Bravo, del Despacho Fernández-Bravo Abogados, especialistas en Derecho sanitario y adscrito a los Servicios Jurídicos de la Asociación ‘El Defensor del Paciente’.
Lesiones por imprudencia
La sentencia, que condena al ginecólogo y la matrona que asistieron el parto por un delito de “lesiones por imprudencia profesional menos grave” (nueve meses de multa de diez euros) se ha dictado de conformidad con todas las partes respecto a la responsabilidad penal, pero no ha habido acuerdo respecto a la indemnización (responsabilidad civil), contra la que sí cabe recurso.
Indemnización conjunta del Sescam y las aseguradoras
El fallo establece que tanto el Sescam, como las aseguradoras de los profesionales sanitarios Mapfre y Zurich (respecto de éstas con un límite de 1.000.000 euros) indemnizarán conjunta y solidariamente a la familia de la niña.
No evitaron el sufrimiento fetal
La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, considera probado que el 14 de octubre del año 2012, en un contexto de recortes en la sanidad pública de Castilla-La Mancha, la matrona y el ginecólogo que siguieron el parto de A.P.C., “con un proceder absolutamente negligente, no adoptaron las medidas necesarias encaminadas a solucionar la situación de pérdida de bienestar fetal, en orden a la finalización del parto y evitación de un sufrimiento fetal irreversible”.
Grave y severo daño neurológico
En consecuencia la recién nacida sufrió “un grave y severo daño neurológico” como consecuencia de la falta de oxígeno, causada por el descenso repetido y mantenido de la frecuencia cardiaca fetal.
Las lesiones sufridas por la menor en el nacimiento implican a día de hoy una pérdida total de autonomía para las actividades esenciales de la vida diaria. La niña, de poco más de siete años, es dependiente para alimentarse, asearse, vestirse o trasladarse, lo que según la magistrada que dicta el fallo “ha provocado una sustancial alteración de la vida de sus familiares ante la prestación de cuidados y atención continuada que demanda”.
La secuelas de la niña
Se considera probado que la pequeña tiene a día de hoy las siguientes secuelas: una tetraplejia C5-C6 (movilidad de cintura escapular), alteración de funciones cerebrales superiores integradas de intensidad muy grave, epilepsia no controlada completamente con crisis y perjuicio estético en grado de “importantísimo”.
