Desde la antigüedad el hombre ha aprovechado la fuerza del viento, construyendo ingenios útiles para sus necesidades. El emperador Hammurabi usaba molinos para regar sus tierras en el siglo 17 antes de Cristo. Los molinos de viento en Europa parecen remontarse a 1180 donde aparecen reseñados en diversos documentos y fueron concebidos independientemente de los molinos asiáticos. En el siglo XIV eran torres muy sólidas con aspas que giraban apoyadas en un punto situado en la parte superior de la torre. A pesar de los avances y detalles de épocas posteriores, el molino queda definido a finales del XVI según la ilustración de Ramelli (1588).
El molino de viento se utiliza para extraer agua, accionar sierras y piedras de machacar sobre todo en Holanda. El molino de viento totalmente desarrollado, capaz de producir hasta 50 caballos de potencia, fue la máquina a gran escala más completa antes de que apareciera la máquina de vapor, y el molinero fue el maestro mecánico de su tiempo.
Los molinos europeos
Los primitivos molinos eran pequeñas barracas de madera que contenían la maquinaria ubicada en un poste bien apuntalado, de modo que las aspas pudieran girar sin entrar en contacto con el suelo. En el siglo XIV, la estructura era en forma de torre muy sólida y el eje sobre el que giraban las aspas tenía un fuerte punto de apoyo en lo alto de la torre, con un movimiento giratorio horizontal, sobre un cojinete de bolas, mediante el cual podía ser orientado, con ayuda de un largo palo, para que las aspas recibieran de pleno el viento. Se requería desde luego, un sistema de engranajes en todos los molinos de viento para convertir la rotación del eje horizontal en la del eje vertical que accionaba las piedras de moler, y para incrementar la velocidad de este último.
El molino europeo tiene un desarrollo especial en Normandía, Bretaña y Holanda como principal maquinaria de los terrenos llanos del norte de Europa sometidas a tempestades atlánticas. En Holanda y el norte de Europa son construcciones de madera cuya finalidad principal era la extracción el agua ya sea para desecar los pólder o para obtener agua de riego. Caso singulares son los molinos griegos de Mikonos y Rodas próximos al mar para recoger el trigo que llegaba de los barcos y realizar la molienda
Los molinos españoles
En España hay molinos en numerosas regiones desde Galicia a las islas Canarias. Molinos también de usos diversos desde la extracción de agua del subsuelo a la molienda y trituración de diferentes materiales. Molinos de configuración diferente en cada región con un sistema de aspas y velas distintos en cada lugar.
Los molinos de la Mancha tienen su primera singularidad en la arquitectura y configuración exterior. En Castilla-La Mancha el molino es una edificación cilíndrica, de mampostería muy desigual que termina en una cubierta cónica construida en un principio de paja, más tarde de madera y luego de zinc. Por el lado de la caperuza, opuesto al palo de gobierno, se abre una especie de tronera por donde asoma el eje y en el que se sujetan las aspas, generalmente de álamo negro, una de las maderas utilizadas entre las otras cuatro necesarias para la elaboración de las piezas de la maquinaria; encina, roble, pino y álamo blanco. La forma exterior de la torre es cilíndrica dando un carácter peculiar a los molinos manchegos. El gran cilindro de unos cinco metros de diámetro y ocho de altura se perfora ligeramente en el punto de acceso, en la ventana de la planta intermedia y en los pequeños ventanos de la parte superior. La coronación de la cubierta se realiza por el fraile, pieza de madera de álamo de un metro de largo hasta dónde llega el palo de gobierno para orientar la caperuza del molino. La imagen del molino de viento es la de un cuerpo opaco, macizo, del que sobresalen sus aspas con unos siete metros de altura. Una singularidad constructiva de la Mancha que es uno de sus valores.
La ingeniería interior
El movimiento de las aspas hará girar la rueda catalina, que se une al eje mediante cuñas. La rueda catalina es un gran engranaje de unos 2,5 metros de diámetro y que tiene 40 dientes que transforma el giro de eje horizontal en el giro de eje vertical que posee la linterna, otro engranaje con ocho husillos que se mueven con los dientes de la rueda catalina, cuyo eje moverá la piedra volandera que realiza la molienda. Los dientes de la rueda catalina pueden sustituirse cuando se produce el desgaste. El mecanismo de esta zona es la parte fundamental de la estructura mecánica del ingenio eólico que trasforma la energía horizontal de las aspas en movimiento vertical que se trasmite a las piedras. Una ingeniería realizada en madera capaz de obtener una potencia de 50 CV y que es elemento esencial definidor de estos ingenios.
Afortunadamente se conservan molinos en Castilla-la Mancha con la maquinaria en adecuadas condiciones o que han sido restaurados por carpinteros conocedores de este sistema de trabajo. Elemento que, junto a la organización interna del edificio con sus tres plantas desde la superior con las piedras de moler, a la intermedia adonde llega el trigo molido y la inferior de acceso, constituye un elemento esencial en la valoración de estos ingenios.
El paisaje de los molinos de la Mancha
Los molinos de la Mancha buscan posiciones elevadas donde existan unas buenas condiciones de viento que permitan el movimiento y la eficacia de estos. Deben tener unas buenas condiciones de acceso para que puedan llegar los trasportes que llevan el trigo hasta el lugar donde se encuentran. En La Mancha se han construido agrupaciones de molinos con una capacidad de trabajo realmente importante como ocurre en Criptana, en Alcázar de san Juan, en Consuegra o en Mota del Cuervo. El contraste de las construcciones molineras en zonas elevadas con entornos libres, vacíos de construcciones y otros elementos es un elemento definidor del paisaje. Un paisaje que se ha convertido en icono, imagen identificadora del territorio reconocido por su presencia literaria como ocurre con el Quijote.
Tanto las construcciones en su austeridad y valores auténticos de arquitectura popular, su maquinaria y organización interna de funcionamiento y su presencia en el paisaje son elementos que forman parte de nuestro patrimonio y que deben ser valorados por su singularidad constructiva, por su estructura de ingeniería interior de madera y por su forma de configurar un paisaje. Un valor para entender en su autenticidad y austeridad como parte esencial del patrimonio industrial, lejos de tópicos y utilizaciones que distorsionan su realidad originaria. Un patrimonio industrial de primera importancia conservado de forma especialmente cuidada en Campo de Criptana donde además conviven con una zona construida que conforma el Albaicín de la ciudad.