Cuando en el año 1995 se resquebrajó una parte de la encina milenaria situada en una finca privada de Mota del Cuervo, muy próxima al término de Socuéllamos, la rama fue aprovechada por el Ayuntamiento para construir la rueda catalina del Molino Gigante de esta localidad conquense.
Hace unos meses, a principios de febrero, la nieve caída en la zona destrozó también otra enorme rama de esta misma encina, de varios metros de longitud que cedió cuando la copa no pudo soportar el peso. En esta ocasión, sin embargo, no ha trascendido la utilidad posterior de la rama, si la hubiera, pero sí la movilización de los vecinos de la zona para salvar la encina mediante la puesta en marcha de numerosas actividades entre las que se incluía una campaña en change.org reclamando la intervención urgente de la administración regional para que ésta declarase la carrasca como especie singular y así garantizar un mantenimiento permanente y su protección.
En esta campaña –que hasta hace unos días contaba con casi 73.000 firmas de apoyo- vecinos de Socuéllamos, Pedro Muñoz y Mota del Cuervo explican que la encina “Ruli”, como se la conoce, es el ser vivo más anciano de Castilla-La Mancha y que dispone de una envergadura colosal en la que se incluye la copa de 35 metros diámetro –la segunda más gruesa de España- razones más que suficientes para que sea vital su preservación porque, además, es un ejemplar de grandísimo valor ecológico “que la naturaleza nos ha dejado, que nuestros antepasados supieron cuidar, que nosotros estamos disfrutando y que esperamos que puedan disfrutar las siguientes generaciones” tal y como explican los vecinos en su campaña en Change.
La apertura de expediente, por parte de la Junta, para declarar la encina “Árbol Singular” como pedían en la comarca, ha traído a la actualidad una bocanada de frescura que nos invita a reflexionar para no bajar la guardia y seguir incrementando los esfuerzos que sean necesarios para preservar el medio ambiente en general y conservar con ello este tipo de encinas centenarias que se yerguen en muchos puntos de la provincia formando parte de nuestro paisaje, nuestra cultura e historia colectiva. La sensibilidad ciudadana hacia la protección y conservación de estos ejemplares es cada vez mayor y entorno a ellos ha surgido una corriente popular cada vez es más numerosa como hemos visto en esta movilización del colectivo “Amigos de Ruli”.
Grandes encinas centenarias
Hace unos años esta cabecera, en su edición diaria, publicó una serie de artículos deliciosos en los que bajo el epígrafe “Árboles singulares” su autor describía estas grandes encinas centenarias de la provincia –algunas dan sombra a superficies que rondan los 400 metros cuadrados-, donde incluía su localización y acceso para que pudiéramos disfrutar de su entorno y ver su estado de conservación.
De la mano de Joaquín Patón Ponce conocimos entonces la existencia de dos encinas de Sotuélamos, la carrasca de la Sandalia –un árbol de Socuéllamos- otra situada en la Casa de las Chimeneas en el término de Alhambra, la Noguera de San Pedro en Ruidera, etc. etc, trabajos todos que fueron recogidos posteriormente en un libro editado por la Biblioteca de Autores Manchegos (BAM) titulado “Árboles y arboledas singulares de La Mancha”.
Las actuaciones llevadas a cabo desde Agricultura para conservar la encina han apuntalado la rama principal para evitar su caída además de otras acciones específicas dirigidas a recoger el peso, retirar ramas rotas y mantener las que puedan sobrevivir además del uso de cicatrizantes para aliviar las heridas nuevas y viejas.
No he podido averiguar si la parte de “Ruli” que quedó dañada definitivamente este pasado invierno tendrá un uso concreto como ocurrió hace más de 20 años pero me satisface que esta vez se haya actuado para evitar una destrucción paulatina. Quiero pensar que esos otros árboles centenarios a los que se referían los artículos de Patón y los que no conocemos aún contarán hoy con la protección de su entorno, es decir, de todos.
Porque como dice Ignacio Abella, “defender el árbol es defender la Tierra, la inocencia, la cultura y la belleza y todo aquello que no tiene voz ni armas para defenderse. Defender el árbol es defendernos a nosotros mismos”.