A Ángel Romera, profesor del Instituto Santa María de Alarcos, le ha hecho “muchísima ilusión” entrar en el Instituto de Estudios Manchegos (IEM) porque, “de algún modo, supone pasar la meta después de una larga caminata” y un reconocimiento a su amplia labor como investigador.
Romera estimó que entre sus principales aportaciones estará la de reivindicar la obra de autores manchegos “heterodoxos” que una “tremebunda tradición” los ha “enterrado” quedando en el olvido. A ellos les ha dedicado gran parte de su trabajo de investigación Romera, que aseguró que lo que no se “podía ni imaginar era encontrarme a tantos y tan importantes”. Mencionó una “listilla” de más de veinte, “sólo unos cuantos” de los que hay, en su discurso de ingreso en el IEM, que estuvo dedicado a uno de ellos, el periodista, novelista, historiador, poeta y dramaturgo ciudarrealeño, Félix Mejía.
En relación con estos creadores, dijo haberse percatado que habían quedado omitidos y olvidados de la historiografía manchega más reciente, “unas veces porque el pasado que nunca importó mucho, importa todavía menos en estos tiempos de masificación y globalización, y otras veces porque los intereses sesgados de la investigación académica ordenaban dar una visión asimétrica, discontinua, subjetiva, desarticulada y en claroscuro tenebrista de lo que ha sido la cultura e historia manchega” cuando no seguía lo estrictamente tradicional.
En este año 2020, recordó Romera, se cumple el Bicentenario del Trienio Liberal, de la revolución de Rafael del Riego, a quien precisamente escribió una tragedia Félix Mejía (1776-1853), quien en su exilio durante cuatros años en Filadelfia publicó “obras históricas fundamentales” que sirvieron de inspiración a Galdós y Baroja. Incluso Galdós ideó escribir una novela sobre Mejía, quien fundó más de una quincena de periódicos en España y América, entre ellos El Zurriago y fue, así mismo, uno de los precedentes de Mariano José de Larra.
Al ciudarrealeño Mejía, Romera atribuye la primera novela histórica publicada en castellano en América, ‘El Jicotencal’, sobre la conquista de México por Hernán Cortés, así como las obras históricas ‘Vida de Fernando VII’, que se prohibió en España por lo que se decía de él, y los ‘Retratos Políticos de la Revolución de España’, una colección de “más de 250 biografías de personajes implicados en las dos fases de la Revolución Española, durante las Cortes de Cádiz y luego en el Trienio Liberal”.
Por su condición de apátrida en Filadelfia, ocultó la autoría de estos libros Mejía, quien tuvo una vida “muy aventurera”, era “bígamo” y hablaba “muy mal” de la monarquía española en sus obras históricas, indicó Romera, que comparó con un “trabajo detectivesco” su investigación de la producción de este autor del que “todavía hay muchas cosas inéditas que no se han publicado”.
De Mejía también dijo que fue el “primero” en pronunciar el término democracia en el sentido moderno ya que hasta entonces se le asociaba un sentido caótico, de manera que “poco a poco la palabra fue adquiriendo dignidad”, e indicó, así mismo, que fue precursor de los periodistas de investigación llevando a la publicación ‘La Tercerola’ documentos comprometedores para el Gobierno.
Fueron padrinos en su ingreso como consejero de número en el IEM Enrique Herrera Maldonado y Jerónimo Anaya, quien pronunció la laudatio, en la que elogió la faceta tanto de investigación como de difusión cultural de Romera, labores que también destacaron el presidente del Instituto de Estudios Manchegos, Alfonso Caballero Klink, y el diputado provincial de Cultura, Dionisio Vicente.