Sin partitura, en conexión constante con el público, con coreografías, expresividad y dinamismo, las diecisiete voces, ocho masculinas y nueve femeninas, del Coro dirigido por Daniel Báñez propusieron este lunes en el antiguo Casino un ameno repertorio, la mitad versiones y el otro cincuenta por ciento propio con algunas canciones compuestas hace más de veinte años y otras de más reciente factura.
Con una intro del ‘Carmina Burana, de Carl Off, comenzó la fiesta musical por un cuarto de siglo de historia en el que esta formación ciudarrealeña que compite al más alto nivel ha cosechado catorce premios nacionales e internacionales en países como Austria, Italia y Japón.
‘I Believe’, de Mark A. Miller, y ‘Dies Irae’, de Michael John Trotta, así como la nórdica ‘Father Thunder’, de Laura Jekabsone, con percusión corporal de los propios miembros del coro, integraron la primera parte del programa, además de obras del propio Báñez como ‘Gloria’, ‘Gloire en louange’ y ‘Hechizos de la Mancha’.
Las voces femeninas fueron las encargas de iniciar la segunda parte con ‘Comme un Fleuve’, también de Báñez, quien dedicó la brillante versión de ‘Nel blue dipinto di blu’, emblemática canción italiana de Domenico Modugno, a Román, padre de la soprano Nadia, dando paso a la dulce ‘El último vuelo’ y la emocionante ‘Feel’, con el director del coro al piano rodeado por el resto de cantantes.
La adrenalina alcanzó aún cuotas más altas con el respetable tarareando ‘Like a prayer’ de Madonna y el ‘Hallelujah’ de Leonard Cohen, en el que Báñez se giró de cara al público y, como portero delantero o entrenador ariete, mostró sus dotes de barítono, para culminar con la premiada composición propia, oscura, inquietante y con final en frenesí, ‘Tali tua’. El público, de pie, ovacionó al Coro que agasajó con el roquero bis ‘Livin’ on a Prayer’ de Bon Jovi como potente broche final a un concierto con donativos a beneficio de Alcer.