La Universidad Carlos III de Madrid a través del Departamento de Historia Antigua, celebró el pasado martes una mesa redonda con el título ‘El último mosaico de Hispania: la lauda musiva del diácono Aurelius Vincentius’, hallada en Granátula de Calatrava. La mesa redonda virtual fue coordinada por María Luz Neira Jiménez, profesora de Historia Antigua de la Universidad Carlos III, y contó con la participación de Antonio Manuel Poveda Navarro y José Luis Fuentes Sánchez, directores del Proyecto Oretum que desarrolla la investigación científica en el yacimiento arqueológico de Oretum en Granátula de Calatrava.
Este evento tuvo que adaptarse necesariamente a las actuales restricciones por el Covid-19 y se celebró de manera virtual por vídeoconferencia, estando dirigido a los alumnos de los grados de Historia e Historia del Arte. En el transcurso del acto, organizado como actividad del Programa Interuniversitario para Mayores de la Comunidad de Madrid, se presentaron los resultados arqueológicos, antropológicos y epigráficos de la investigación del enterramiento del diácono visigodo de Oretum, cuyos restos fueron exhumados en la campaña arqueológica de 2019, actuación promovida por el Ayuntamiento de Granátula de Calatrava, en el marco de las ayudas para investigación que ofreció la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Los investigadores explicaron que la tumba perteneció a “un hombre privilegiado de la comunidad cristiana de Oretum y, en esencia, a un ministro de la que fuera Ecclesia de Oretum, el diácono Aurelius Vincentius, personaje de la jerarquía vinculada a uno de los obispos del que parece fue un importante centro episcopal godo, un auténtico referente para el cristianismo del siglo VI al sur de la sede episcopal metropolitana de Toledo”.
“El espectacular mosaico polícromo y con rica iconografía paleocristiana y lauda sepulcral, que sirvió de gran cubierta artística y de señalización de la tumba de este servidor, no tiene ningún parangón ni paralelo hispano”; disponía de una sólida preparación, de quince capas con diversos materiales, a base de mortero de arena y cal, tierra batida de arcilla con cal, teja y cantos rodados de diverso tamaño”, indicaron los investigadores, que señalaron que, entre la quincena de unidades estratigráficas halladas, se documentó un fragmento de una cerámica de la clase Africana Clara D, artefacto que permite fechar esa misma preparación y la construcción del mosaico en un momento de la segunda mitad del siglo VI.
“Con esta presunción científica, probablemente este diácono pertenecía al obispado oretano surgido por esas fechas. Si bien es cierto que el primer episcopus que firma en un Concilio de Toledo, lo hizo en el III, del año 589, también puede pensarse que ya pudo existir el obispado desde unos años antes. “En el año 527, se había realizado el II Concilio toledano y no aparece firmando ningún titular de la iglesia de Oretum, pero también es cierto que firman cuatro obispos de los que no se dice o sabe su diócesis de procedencia, que quizá fuese la oretana”, resaltaron.
Leyenda
El mosaico contiene una interesante leyenda latina, que indica que Aurelius Vincentius muere en su séptimo año de ministerio. Hay un dato muy importante a tener en cuenta, el término griego diakonos y el latino diaconus se traducen por servidor, considerado como un clérigo o ministro eclesiástico de segundo nivel, subrayaron los investigadores, que resaltaron que en el cristianismo viene a representar, a asociarse con, la imagen de Cristo servidor. “La ordenación de un individuo como diácono se hace mediante la imposición de las manos del obispo, por lo que para lograr Vincentius ser diácono se requirió de la presencia de un obispo en la ciudad romano-goda de Oretum”. Por ello, los arqueólogos directores de esta investigación suponen que hacia mediados del siglo VI ya pudo existir en Oretum un obispado.
“En la tumba no se ha podido identificar indicios de vestimenta. La típica del diaconado es la dalmática y por debajo de ella la estola, pero el tejido no suele conservarse. Sus restos mortales estarían envueltos en un sudario y en su viaje al más allá no le acompañó ningún objeto, fue enterrado en la pobreza más absoluta, sin caja y en una cista realizada a base de mampostería y revestida con argamasa sobre la que se proyectó una decoración en rojo. Las losas de protección de la cista, que harían las veces de sarcófago, estaban compuestas por cuatro grandes ladrillos bipedalis, y sobre éstos se construyó la compleja preparación del mosaico que revestiría la tumba”, expusieron.
Recreación virtual
Durante la mesa redonda, se pudo presentar el proceso de excavación de la tumba gracias al escaneado en 3D que se realizó como base de documentación. También se presentó la reconstrucción virtual del proceso de construcción del enterramiento y el edificio que acogería el mosaico. Se trata de una propuesta digital en base a las evidencias que se han hallado en el yacimiento y en la tumba del diácono.
El profesor Poveda Navarro incidió el enorme valor patrimonial que tiene este mosaico, que es considerado como “una de las expresiones musivas más tardías en Hispania”, describiendo “su avanzado estado de deterioro en 2018, cuando tomamos constancia de su inédito descubrimiento entre 2005-2008 por las arqueólogas directoras Ana Garcés y Helena Romero”.
La profesora Neira Jiménez destacó el “enorme mérito” de la reconstrucción virtual que ha desarrollado el equipo del Proyecto Oretum y la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías en la difusión de los resultados científicos. El arqueólogo José Luis Fuentes ofreció detalles sobre la excavación arqueológica desarrollada y sus resultados finales, presentando estudios de georrádar que han posibilito hallar grandes edificios y estructuras en el enclave, que aguardan ser excavados y puestos en valor en este gran yacimiento arqueológico cuya extensión ronda las 70 hectáreas.
Así mismo, explicaron que durante 2020 se está elaborando la memoria científica que posibilitará la edición de una monografía sobre la tumba del diácono de Oretum y su rico contexto, como el mosaico funerario más tardío del que se tiene constancia en España y en el Mediterráneo occidental.
