El libro ilustrado, elaborado y producido por la editorial ciudarrealeña Serendipia, está narrado con unos descarnados dibujos de Roberto García, bajo la supervisión de la guionista Alicia Palmer y la propia Tiganus, y la asesoría documental de la periodista y escritora Nuria Coronado.
La propuesta es un grito colectivo que Tiganus (1984) lanza desde su intimidad más escondida –y que creía olvidada como mecanismos de protección-, tras haber sido explotada sexualmente durante cinco años –desde los 17- en España por varios proxenetas, un tiempo de devastación personal que no solo le quitó las ganas “de pensar”, sino también “de sentir”.
Fuera de todo morbo, el cómic muestra con encarnadas (domina el rojo) y realistas viñetas el horror que sentía con los abusos, y las heridas emocionales que le causaron y que, ya como superviviente, siguen supurando dolor.
Este tránsito por más de cuarenta ‘campos de concentración’ (los prostíbulos), se sumó al proceso de deshumanización iniciado en su triste infancia, marcada por una violación múltiple cuando tenía 13 años. En conjunto, la convirtieron en una persona desechable e invisible.
Así lo declaró en ‘La revuelta de las putas’, un impactante texto que escribió y leyó en unas jornadas de concienciación en 2017: “pensar me parece un acto de rebeldía. Algo tan humano como ello me fue arrebatado -como a muchas mujeres- a través de la violencia simbólica, la violencia psicológica, la violencia física, la violencia económica, la violencia sexual, la violencia institucional, la violencia sociocultural… Las putas somos atravesadas por todas las violencias”.
El lastre emocional era mucho más hondo porque, tras año y medio de psicoterapia, “veo que además de haberme quitado la oportunidad de pensar, también tenía disociada la capacidad de sentir, porque vivía una memoria traumática”.
Son heridas que está aliviando y que, de alguna manera, ‘Amelia, la historia de una lucha’ contribuirá en positivo a avanzar en su proceso de recuperación, tal y como ha sentido en su desarrollo.
“El hecho de haber hecho este cómic y verlo desde fuera, ha sido una experiencia dolorosa que me está ayudando en mi estrategia de resiliencia y sanación” confiesa. La angustia al recordar las escenas de sometimientos, sobre todo porque “he contado cosas que nunca había contado en las charlas”, decae de manera recurrente en su mente porque “está dedicado a una causa mayor, para que sirva a concienciar y acabar con esta situación tan injusta y dolorosa”.
Vinculación con Ciudad Real
Fruto “del pensamiento colectivo”, el cómic tiene una gran vinculación con Ciudad Real, pues surgió hace año y medio durante la celebración de unas jornadas en Tomelloso, donde Tiganus participó. Allí, Julio de la Cruz, director del Centro de la Mujer de Ciudad Real, le propuso aprovechar su “potente” historia para sensibilizar a través del lenguaje ilustrado del cómic.
Aunque en un primer momento “no lo veía”, un proceso de reflexión sobre los beneficios para sí misma y otras víctimas la hizo que “me embarcara en esta aventura”.
Con parte del equipo personal y el trabajo de edición en Ciudad Real, Tiganus vendrá a la capital a presentar un trabajo “muy cuidado”, que recorre desde que fue captada, hasta su paso por el infierno, la liberación física, la rehabilitación del alma y su trabajo actual como abolicionista de la prostitución.
Como activista, Tiganus reclama ayudas integrales para mujeres que salen de este ciclo de violencia, más allá de los recursos políticos que cubren las necesidades básicas. “Para sanar, por mi propia experiencia, no solo necesitamos un techo y un plato de comida, sino también un proceso mucho más largo, de acompañamiento, para recuperar la vida”
Acabar con el sistema prostitucional del capitalismo no es un imposible para Tiganus, y sumado a la educación, el Estado debería utilizar, a su juicio, la pedagogía de la ley. “Igual que en pandemia se ha legislado para obligarnos a seguir medidas por el bien común, hay que legislar a favor de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, y no dejarlos en manos de la sensibilización y formación”.
Tiganus, que también agradece la colaboración de la Plataforma Abolicionista de Ciudad Real, valora el trabajo en red para la causa y en su caso dedicará la parte de sus ganancias, al igual que Alicia Palmer, a la asociación feminista Emargi, cofundada recientemente por la propia Tiganus. Desde la entidad, sus impulsoras trabajarán en la lucha por la emancipación de las mujeres y las niñas víctimas del patriarcado capitalista, especialmente de la violencia sexual.
El cómic se vende a 16, 95 euros y para completar su financiación se ha abierto un crowdfunding, en el que la editorial invita a los usuarios a participar como mecenas. En solo cinco días (faltan 35) se haban recaudado hasta este martes 7.203 euros.
Serrano: “se ha captado el concepto”
Ángel Serrano, el coordinador del proyecto y gerente de Serendipia celebra la publicación, a punto de ver la luz, y valora el “cuidado” proceso de elaboración entre los profesionales participantes, especialmente de Tiganus, muy generosa con su “brutal historia”.
El proceso creativo ha sido lento, explica, tanto por el propio diseño de los dibujos, viñeta a viñeta, como por el trabajo de captación y transmisión del “concepto” de las escenas biográficas. “Queríamos que fuera algo humano y emocional, sin caer en el amarillismo o sensacionalismo” porque “estamos hablando de una vida”.
El entusiasta editor reconoce, en este sentido, que “transmitir en imágenes con todo lujo de detalles las etapas de una vida, en este caso de Amelia, incluida su dura infancia, y además hacerlas públicas, ha tenido que doler muchísimo”.
Serrano reflexiona sobre la realidad de la explotación sexual que sufren millones de mujeres en el mundo. “No se puede tolerar que se sigan esclavizando a personas vulnerables” porque “va en contra de cualquier principio constitucional”. “Es una indecencia”, remacha, para la sociedad como sistema porque “son seres humanos con todos los derechos”.
“Es un problema que existe y no podemos mirar hacia otro lado, señala en la presentación”, porque “es una forma de violencia de género extrema que trata a las mujeres y las niñas como mercancía”. Para contribuir a su erradicación, “hay que insistir en visibilizarla”.
Precisamente, ‘Amelia, la historia de una lucha’ ha servido a Serendipia para inaugurar en formato de cómic “una línea sobre temas más sociales, de maltrato, machismo e igualdad”, para así llegar a gente más joven por “su lenguaje accesible”.
Se sumará a las series históricas y epopéyicas que la editorial ha publicado como ‘La puerta. Más allá de la frontera’, de Daniel Leal, ‘Astrid audaz, el rey de la corona’ de Manuel Veiga y Sal Donaire o ‘El de las hazañas’ de Roberto García y Marta Castro.
El cómic recoge en sus páginas finales un anexo didáctico con referentes históricos y conmemoraciones mundiales sobre la mujer, y será traducido a otros idiomas como el euskera, el catalán y el gallego, para poder sensibilizar sobre la trata de mujeres y de niñas llegar en todos los rincones de España.
La puesta de largo a partir del mes de abril podría ser en Madrid porque “el Instituto de la Mujer del Ministerio de Igualdad se han interesado”, aunque Ciudad Real, donde el Ayuntamiento también está siguiendo de cerca el desarrollo de la publicación, también acogerá un acto de presentación.
Recurso para sensibilizar
Julio de la Cruz, por su parte, también aplaude el proyecto que, a su juicio, será muy didáctico y valioso a la hora de sensibilizar sobre la explotación sexual de las mujeres. Será material de recurso para entidades e instituciones que trabajan con víctimas o jóvenes en riesgo.
La publicación se divide en ocho capítulos, según ha lanzado la editorial:
El Prostíbulo. Tras las luces rojas de neón y la idea de diversión y ocio para los hombres, se esconde la esclavitud de niñas y mujeres bajo el látigo de un negocio de proxenetas.
Captación. Tras la violación sufrida con 13 años por cinco violadores en un portal, sentimiento de culpabilidad, desarraigo social y la promesa de una vida mejor como estrategia para captar mujeres. Así es el proceso de engaño en el camino desde Rumania hasta el primer prostíbulo en España.
Puteros. Cualquiera puede serlo. No hay perfil, pero por su actitud se pueden catalogar en tres clases: el majo, el macho y el misógino.
Proxenetas. Romper estereotipos. Mayoritariamente son españoles y no usan la fuerza bruta, sino el maltrato psicológico y la manipulación, abusando de su poder frente a la vulnerabilidad de las víctimas, para poner cadenas invisibles que son más efectivas que los golpes.
Pornografía. Escuela donde los jóvenes aprenden lo que la industria de la explotación sexual pretende llamar “sexualidad humana” y que en realidad representa la degradación de la misma, convirtiéndola en un producto más en el mercado criminal. En los prostíbulos se emite constantemente contenido pornográfico. La masculinidad hegemónica se siente amenazada y reacciona reforzándose a través de la pornografía y la prostitución como espacio de poder.
Nosotras. La materia prima de la industria de la explotación sexual son mujeres jóvenes, migradas, racializadas, vulnerables y desarraigadas, puestas al servicio de los puteros. Además, se enfrentan a los prejuicios y pensamientos moralistas en una sociedad que aún no está preparada para acabar con el estigma de puta y considerarlas como iguales al resto de mujeres.
Libertad. Cómo es salir del prostíbulo. El feminismo como salvación sanadora. Encontrar los porqués de la esclavitud a través del feminismo y sentirse libre de verdad. Colocar en el centro la sexualidad y el placer femenino, erotizando el buen trato y la empatía. Mostrar el cuerpo como un ser completo y un territorio en el que sólo cabe la igualdad, la libertad, los cuidados, el placer compartido y el deseo mutuo.
Activismo. Etapa actual de pedagogía, concienciación, educación en igualdad y denuncia del patriarcado, en la que Amelia anima a todas las personas a luchar por un mundo en igualdad donde es posible abolir la prostitución. Hay que trasmitir que podemos formar parte de un cambio en la Humanidad, poniendo como ejemplo los logros de las luchas sociales, especialmente la lucha feminista, y de las personas que lograron cambios y avances reales cuando todo jugaba en su contra.
