A. R.
Ciudad Real
Cinco terroristas en un piso franco elucubran “cómo llevar a cabo un atentado”. En la pieza original de Albert Camus se encontraban en la Rusia revolucionaria de principios de siglo XX, en la producción de ‘611 Teatro’ se hallan en España en la década de los setenta.
En ese piso franco “surgen las dudas ante lo que está haciendo el grupo, no están de acuerdo, hablan, se enfrentan, discuten sobre dónde están los límites, a quién hay que matar, si se pueden matar a niños o no, si vale lo mismo la vida de un hombre que es una autoridad política y supuestamente representa la opresión que la vida de un niño de cinco años”, reflexionan sobre “dónde están los límites”, comenta Lola Baldrich, actriz que interpreta a dos de las protagonistas de ‘Los Justos’, producción que se podrá ver mañana en el Teatro Municipal de Almagro, a las 19 horas, dentro de la programación ‘Corazón de Calatrava’.
La adaptación de la pieza de Camus, a cargo de los bilbaínos Javier Hernández-Simón y José A. Pérez, traslada el texto de ‘Los Justos’ a lo que sucede con el terrorismo en la transición española y la escisión que se produce en ETA, tras la que vendrían los años de atentados con “grandes matanzas a civiles y no sólo a autoridades del Gobierno y militares”.
Con una puesta en escena “casi desnuda, en la que la palabra impera y lleva la batuta de toda la función”, la producción muestra que, aunque son 70 años de diferencia y distintos escenarios en los que se sitúan la pieza original y la adaptación, “no hay nada que no parezca lo que está escrito en la obra” en relación con estos terroristas.
“Es como si la historia no nos enseñara o que el hombre tuviera otra vez que darse cuenta por sí mismo que la opción de matar para conseguir unos ideales lo único que hace es conseguir matarte a ti mismo también, matar tu esencia como ser humano, De hecho eso es lo duro de esta función, que al final se desmoronan todos los conceptos, ideales y objetivos porque matar no lleva a ningún lado, eso es lo que viene a decir esta función”, resalta Baldrich.
Es “muy lícito” que uno defienda su casa, patria y aquello en lo que cree, pero en los métodos para llegar a conseguirlo es donde el hombre “pierde el control, la razón y se pierde sobre todo a sí mismo, su entereza y razón de ser”, destaca la actriz, en relación con una obra que habla del absolutismo de las ideas, cuando éstas “están por encima del ser humano, si eso tiene sentido o no”.
Medios
El fin no justifica los medios y menos aún “cuando los medios son quitar de en medio a otro ser humano llámese Carrero Blanco o un niño de dos años”, comenta la actriz de un producción en la que se emplean unas cuerdas que enlazan a los protagonistas simbolizando que “la causa, la organización te ata, te quita la libertad”.
Por la proximidad de lo que se narra en la pieza, hay espectadores a los que le resulta “dolorosa”, como ocurrió recientemente en una función en Chiva, en Valencia, donde una concejal del País Vasco, que hasta no hace mucho llevaba escoltas, le indicó tras la función que si hubiese sabido con exactitud lo que se narraba no hubiese ido a ver una obra que le “removió” muchas cosas en el interior, ante lo que Baldrich le indicó que considera que está bien que haya propuestas que “nos hagan pensar y revivir la herida de cosas que deberíamos supuestamente haber superado pero que como no se revisen y no se hable de ellas no las vamos a superar nunca” y se pueden volver a repetir.
En esta versión de ‘Los Justos’ con una visión “antiviolencia”, en la que se trata al terrorista como ser humano y se analizan sus contradicciones pero “sin justificarlas”, Lola Baldrich encarna a dos personajes muy distintos: la terrorista Maite y la viuda de la autoridad política asesinada.