El vestuario de ‘La Rosa del Azafrán’, espectáculo estrenado el pasado jueves en Madrid bajo la dirección de escena de Ignacio García, es “naturalista con un componente pictórico importante que lo da la propia realidad”, comenta la creadora ciudarrealeña, que reconoce que lo que más le ha gustado de este trabajo ha sido el proceso inicial de investigación. A partir del compendio fotográfico recogido en los libros de Publio López Mondéjar, estudiando “al detalle” las fotografías de la segunda mitad del siglo XIX y contrastándolas con sus conocimientos en otros campos para “saber realmente cómo vestían en su vida cotidiana” los personajes de esta obra basada en ‘El perro del hortelano’ de Lope de Vega.
Y se ha llevado “más atrás en el tiempo la localización para que fueran cayendo estereotipos sobre la vestimenta manchega” y sea “más fácil descubrir a las personas y su condición y evidenciar la diferencia de clase, desencadenante del conflicto”.
“Así que, desde un interesante estudio de tejidos, color y líneas, la acción se sitúa a finales del siglo XIX, entre 1885 y 1890, en la vida cotidiana, no en el folclore, en cuanto a vestuario se refiere”. Aunque “se puede reconocer la génesis de lo que luego entra a ser parte del vestuario folclórico, he querido ir hacia atrás en el tiempo para tener una visión más abierta, para encontrar una Mancha más densa y universal”.
Emplea tejidos fundamentalmente de lino, con la presencia de algodones en las ‘indianas’ y el denim. “Las indianas provenientes de prendas de décadas anteriores aportan los estampados y el denim teñido con el índigo nos hace reconocer prácticamente la tela vaquera actual”.
En la paleta de color, predominan los grises, las diferentes degradaciones del tinte negro que “se decoloraba rápidamente con la luz”, expone la figurinista, que utiliza “el negro para significar la diferencia de clases: Sagrario lleva un negro profundo, mientras que en los campesinos no existe porque el negro degradaba muy rápido a otros tonos que van del azulado al pardo casi marrón”. Según el tejido, la decoloración producida por la luz va dando “tonos rosados, blanquecinos, anaranjados… con lo que la paleta de color se mueve entre los grises, rojos y azules con distintas tonalidades. Y, esporádicamente, alguna prenda en verde oscuro… Todo ello da un resultado grisáceo, rojizo y azulado”.
En cuanto a las líneas, son “las de finales del XIX con la particularidad de la vestimenta campesina. Se reconocen, por ejemplo, en el largo y volumen de las faldas. El paso del tiempo y las estaciones ligadas a las tareas agrícolas son importantes en la trama. Así, enaguas y refajos debajo de la falda en otoño, que es el primer acto, modelan un volumen invernal, para después, en ‘Las Espigadoras’, quedarse sólo con la falda encima de la camisa de lino larga hasta debajo de las rodillas. Es un trabajo complejo, tiene en cuenta muchos factores para ir concretando el diseño, desde el primer momento hasta la ambientación final”.
Instituto de Estudios Manchegos
Por otra parte, propuesta por Rafael Cantero para ingresar como consejera de número en el Instituto de Estudios Manchegos, la figurinista considera “un honor esta propuesta confiando plenamente en la decisión de los miembros de esta institución que, además de ser manchega, han visto en mi trayectoria profesional una razón para ingresar en este colectivo”.
“Me interesa la realidad, soy una admiradora detallista de todas sus facetas, y creo que, desde mi trabajo y experiencia, puedo aportar al conocimiento de las personas que vivimos en esta llanura”, apunta García Andújar, de quien se pudo presenciar hace dos años una pequeña y concreta exposición de sus trajes en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y ahora baraja la posibilidad de impulsar una muestra más potente y completa en Ciudad Real con trajes de exitosos espectáculos del Teatro Real o el Ballet Nacional.
En el top
Con una larga y prestigiosa trayectoria, empezó como figurinista “en el 88, incluso antes de terminar Arte Dramático. He hecho cosas muy bonitas e importantes al lado de gente muy interesante”, comenta García Andújar.
“A veces estoy más satisfecha de un trabajo pequeño y humilde que de otro grande e importante”, asegura la artista manchega, que admite estar “muy orgullosa de todo el trabajo” que hizo con el dramaturgo Francisco Nieva, siendo su “top irrepetible” la reapertura del Teatro Real. “En esa noche, hubo dos figurinistas, uno era Picasso en ‘El sombrero de tres picos’ y la otra yo en ‘La vida breve’. Salí a saludar con el pintor José Hernández, autor de la escenografía, y Francisco Nieva, director de escena. No he podido tener mayor honor que ése en mi vida profesional. Fue el top. Luego he hecho cosas muy bonitas, interesantes, grandes… preciosos espectáculos como ‘Dualia’ o ‘Electra’ para el Ballet Nacional o joyitas como ‘Purgatorio’ al lado de Ariel Dorfman, Viggo Mortensen y Carme Elías… Estoy orgullosa de que nuestro patrimonio cultural tenga algunas cositas mías”.
Aunque se consideraba una buena actriz cuando fue a estudiar la Real Escuela Superior de Arte Dramático, no ha echado de menos la interpretación. La vida “se fue dando así” y le encanta su profesión.
Todo empezó por un concurso. “Francisco Nieva, que era mi profesor en la Resad, siempre me decía que podría ser figurinista; cuando estaba en el último curso me enteré de la existencia del certamen de figurines y escenografía del Teatro Español y decidí presentarme”.
“Si Nieva no me hubiera dicho que yo podía ser figurinista ni se me hubiera pasado por la cabeza, si el concurso no hubiera sido sobre una obra del Siglo de Oro, una época que me encantaba y de la que tenía mucha información, no me hubiera interesado y si no llega a haber un premio económico tampoco me hubiera presentado. Fueron esas tres circunstancias”, a la que podría sumar una cuarta: “Siempre había dibujado” y para ella el dibujo “era una fortaleza, dibujaba bien”.
“Esas cuatro cosas me animaron a presentarme. Lo gané y a partir de ahí se definió mi carrera. Dejé que la vida se fuera colocando sin forzar nada”, resume García Andújar, que resalta que “el trabajo de vestuario es muy diverso, muy completo pero también se trabaja muchísimo. De todas las disciplinas que intervienen en un montaje escénico el vestuario, con diferencia, es lo más trabajoso”.
“Me gusta, he disfrutado y disfruto mucho con mi trabajo, aunque también lo sufro”, expone la figurinista, que indica que, “ahora, es cada vez más difícil disfrutar, las condiciones de trabajo son cada vez más enrevesadas y absurdas, y esto se traduce en una cadena de maltrato a las personas, artistas y trabajadoras del sector, maltrato a la calidad del producto y, en resumidas cuentas, maltrato a la cultura española. Mi trabajo se ha degradado, como la vida, en este mundo desquiciado. Es muy difícil hacer un trabajo de calidad”, señala. “Como dijo Paul McCartney, ‘tiempo es lo que se necesita para hacer cualquier cosa que merezca la pena’ y ahora el tiempo es una tierra rara. Es difícil ahora disfrutar del trabajo que es mi objetivo: pasármelo bien y hacer algo que merezca la pena”.
Con la realidad como referente, una combinación de creatividad y rigor, vitalidad y verosimilitud caracteriza los trabajos de García Andújar. “Me gusta escudriñar la realidad, me gusta muchísimo la fase inicial de investigación donde se recaba información y se definen las líneas a seguir. Y luego todo eso se va colocando solo a la hora de darle una forma artística, y a la hora de expresarlo mediante el diseño a los talleres de realización”.
“Afortunadamente, para mí el arte ‘sale solo’. Al final, el trabajo es una toma de decisiones infinita, desde lo más insignificante a lo más importante, decisiones que le dan forma. Las tomo con un criterio que ni pienso, el arte sale en esas decisiones”.
Para García Andújar, el vestuario es “una parte fundamental” del montaje escénico, “íntimamente unida a la dramaturgia y a la estética. Elemento esencial para mostrar lo que se quiere contar, por supuesto en colaboración con el resto de las artes escénicas, ya que es el vestuario lo que va a crear la imagen visual del núcleo gravitacional del espectáculo: el personaje”.