Algunas ya lo han hecho como ‘Brindis’, de acero corten y cinco de metros de altura, en Pago del Vicario y ‘Aromas 10’, de acero al carbono y otros cinco metros de alto, en el Ifedi. Instalar una segunda gran escultura en el pabellón ferial y situar otra en la rotonda del Ave son algunas de las propuestas de cara al futuro por parte del artista, quien, desde la sencillez y el ‘menos es más’, busca en sus obras la esencia.
Herramientas y recipientes relacionados con la elaboración, custodia y disfrute del vino como toneles, barricas, venencias, decantadores, copas, botellas e incluso odres y ánforas aparecen bien como fragmentos o en su totalidad, bien de forma material o al vacío, en sus esculturas numeradas todas ellas como ‘Aromas’ para culminar en el origen, con la vid, la número treinta.
Hasta el 17 de marzo se podrá presenciar esta muestra temática en torno a la cultura del vino con esculturas que podrían crecer hasta alcanzar grandes dimensiones en espacios de la geografía urbana o convertirse en trofeos de premios y reconocimientos, algunas de ellas con calidades provocadas de oxidación y otras acabadas en pintura roja y dorada metalizada, en alusión al vino tinto y blanco.
Autor de otras esculturas urbanas en Ciudad Real como la situada en el Quijote Arena y Ante Rocín en la carretera de Toledo, además de la también relacionada con el Quijote, La Bacía, ubicada en el Centro Cívico de Los Rosales, Hidalgo ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en la Escuela de Arte Pedro Almodóvar como profesor de técnicas de la madera, de ebanistería, y reconoce que sus “fuentes” nacen trabajando desde los doce hasta los dieciséis años con su padre carpintero.