Antes de comentar la deliciosa representación de la comedia ‘El desdén, con el desdén’, puesta en escena en la Antigua Universidad Renacentista de Almagro (Áurea), durante los días 5 al 7 de julio, diremos que se trata de una obra de teatro de Agustín Moreto publicada en 1654, y probablemente escrita un año antes. Esta ‘comedia palatina’ o ‘de fábrica’ (según la terminología de Bances Candamo), junto con ‘El lindo don Diego’ (una comedia de ‘capa y espada’ de las llamadas ‘de figurón’), es la obra más reconocida del dramaturgo Moreto, y parece que el actor Alonso Caballero ya la representó en el entonces Real Alcázar de Madrid, en 1675. Y es un juego -tan peligroso como divertido- entre el amor verdadero y el amor propio.
Ciertamente está reputada como una de las mejores comedias cortesanas de la llamada ‘escuela de Calderón’, y en palabras de Edward M. Wilson y Duncan Moir se la considera como tal vez “la mejor de todas las comedias españolas de este género”. Su trama discurre con gran agilidad y fuerza cómica, y no falta quien considera la obra como una revisión de otra de las comedias de Moreto, ‘El poder de la amistad’, que discurre igualmente sobre la manera de doblegar el desdén de una dama de alta condición social.
Asistimos con una cierta preocupación -no siendo amantes de las actualizaciones que a veces se hacen del teatro clásico-, considerando aquello de “El texto, dentro del contexto”. Pero en esta ocasión, el ‘experimento ha salido de diez’ y nos congratulamos. Veamos la trama. Carlos, conde de Urgel, viaja a Barcelona para competir en un torneo con el objeto de pretender a la heredera del Conde de Barcelona. Pero Diana no tiene buena opinión del amor, y ha tomado la decisión de no aceptar pretendientes, muy a pesar de su padre, que desea verla casada. De modo y manera que Carlos finge desdeñar a Diana, quien, precisamente por la indiferencia que aquel le muestra, se enamora perdidamente del Conde de Urgel.
Agustín Moreto
De Agustín Moreto (Madrid 1618-Toledo 1669) debemos decir algunas cosas. Como que en 2018 se celebró el IV Centenario de su nacimiento, siendo el eje de las Jornadas de Teatro Clásico del año pasado, y en este 2019 se conmemoran los 350 años de su fallecimiento. Es Moreto, aunque más relegado y con menor influencia y trayectoria que Lope y Calderón, autor igualmente de media docena de comedias principales. Algunas de las cuales hemos aplaudido ya varias veces en Almagro.
Un autor que escribió también dramas, pero casi podemos decir que tiene una voluntad anti-trágica, pues lo capital en Moreto es la vis cómica, la creación de personajes risibles, grotescos… un campo en el que tuvo una particularísima fortuna. He aquí algunas de sus obras maestras representadas en Almagro.
-El desdén con el desdén
(1991, CNTC, dirigida por Gerardo Malla, Plaza de Santo Domingo; 1996, Teatro Jovellanos, Teatro Municipal; 2019, Joven CNTC, dirigida por Iñaki Rikarte, AUREA).
-El lindo don Diego, la más ampliamente representada (1980, 1990, 1994, 2004, 2006, 2013, 2017, 2018 y 2019).
Pero junto a ellas hay otras como:
-De fuera vendrá (2000, 2014 y 2018),
-El parecido en la corte (1999, Corral de Comedias), o
-Lo que puede la aprensión, obra nunca representada en Almagro.
Cierto es que todas ellas están consideradas piezas extraordinarias, de un relieve similar al que pueden tener las mejores obras de Lope o Calderón. Y forzoso es resaltar que Moreto, dentro de su época, resulta ciertamente original. Autor posterior a Lope, y con sólo dieciocho años menos que Calderón, gracias también a Moreto podemos conocer la evolución de la comedia española.
El desdén…
‘El desdén con el desdén’ es una comedia escrita en torno a una paradoja del alma humana aparentemente divertida, aunque nada inocente, según la cual el desdén puede provocar amor en el corazón del desdeñado. La cuestión radica en si esa llama es fruto del amor verdadero, o de la vanidad. Una vanidad en donde los personajes se ven obligados a mentir, a disimular, a ocultar lo que sienten… para acabar llevando las pasiones al límite.
Moreto pone en marcha una trama eficazmente urdida, con ingeniosos juegos de palabras y dobles sentidos, donde se prioriza siempre el juego. “En la obra se nos revela el autor, como un perfecto conocedor de esa paradoja cruel de la comedia, según la cual, cuanto peor lo pasan los personajes, más se divierten los espectadores”, en opinión de Iñaki Rikarte, director del montaje.
De la regla de las tres unidades (acción, lugar y tiempo dramáticos), recomendación que hacía Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, la del tiempo es la que menos se cumple, aunque sí respeta la comedia de Moreto la unidad de acción y lugar. La acción transcurre en Barcelona, palacio y jardín, y el tiempo oscila entre el verano y el carnaval. En cuanto al momento cuyas circunstancias plantea, se muestra impreciso en el siglo XIII, con connotaciones del siglo XVII contemporáneo del autor, y finalmente con herramientas del XX, contemporáneo de los espectadores.
La función
Con una cuidada, cercana y modernizada visión del libro de Agustín Moreto, la autora de su versión, Carolina África, cree haber dado en la diana. Por cierto, Diana (la de la obra, interpretada por Irene Serrano) nos parece un auténtico prodigio teatral. A su altura destacamos a Nicolás Illoro (como Carlos), a Mariano Estudillo (en el cómico papel de Polilla), y a José Luis Verguizas, en su triple papel de periodista, presentador, y Cupido flechas en mano.
Un dulce y engañoso juego, a veces filosófico y a veces sensual, a veces sincero y otras farisaico, que hizo las delicias del público que abarrotaba la Antigua Universidad. Novedosos cuadros en oscuro que se iluminan para focalizar la acción, y que van pasando cual diapositivas con mando a distancia por la Diana futura condesa, resuelta enemiga del amor, causa que incluso pretende extender y difundir como eximia maestra del “No”.
Con un ritmo trepidante sin alguna concesión a lo que no sea la intrigante escena del escenario, se mencionan alguna que otra ‘morcilla’ como ‘hipoteca’, consecuencia de esa versión de Carolina África para prender al espectador actual. Canciones llenas de comicidad y ruptura, y rompedoras para empastar con un texto rico, ingenioso e inigualable para el verso bien construido. El montaje se vale de diversas situaciones actuales, presentadores micrófono en mano, viejos teléfonos de los del cable rizado, escenas de discoteca (en donde sueña apoteósicamente el Black is black del grupo Los Bravos), y un bien diseñado ‘in-out’ de la escena, con la ayuda de novedosos instrumentos mecánicos y electrónicos.
Al final, como era de esperar en la comedia, todo se resuelve en positivo, y Diana y Carlos caen presos del amor. El juego ha terminado… Y es entonces cuando los aplausos se embravecerían hasta propiciar cuatro bises, y dejando corazones casi taquicárdicos. Los de arriba, por el éxito obtenido… Los de abajo, por la excelente función presenciada… Ah, y también gratamente sorprendidos por el confort que estrena este año la Antigua Universidad: su aire acondicionado. Ya no hay razón, pues, para no acudir a las funciones de Áurea… Aunque sean a las ocho de la tarde y en la canícula de julio. Enhorabuena, y que conste en acta.
Reparto
Carlos, Nicolás Illoro
Polilla, Mariano Estudillo
Diana, Irene Serrano
Cintia, Antea Rodríguez
Laura, Alba Recondo
Fenisa, Aisa Pérez
Conde de Barcelona, padre de Diana, Paco Rojas
Gastón, Conde de Fox, Pau Quero
El príncipe de Bearne, José Luis Verguizas
Periodista/ Presentador/ Cupido, Juan de Vera
Ficha artística-técnica
Escenografía, Mónica Boromello
Asesor de verso, Vicente Fuentes
Vestuario, Ikerne Giménez
Música, Luis Miguel Cobo
Iluminación, Felipe Ramos
Producción, CNTC