Cruel desenlace para una buena versión del Miguelturreño

Parece que el fútbol no está dispuesto a dar una alegría al Miguelturreño ni aunque la merezca con claridad. Porque el colista del Grupo XVIII de Tercera División hizo todo para ganar este domingo al Almansa, en un partido que cambió el habitual escenario: del Municipal al Candelario León Rivas. Los de Rojas ofrecieron una buena versión a su hinchada, quizá la mejor del curso, y con ella tenían agarrada en la mano una victoria, la que iba a ser segunda de la temporada. Ganaban 3-1 en el minuto 87 con dos goles de Ivanchu y otro de Tabú, y habían tenido varias bolas para el cuarto, pero en ese momento el cuadro almanseño acortó la distancia con un claro control de mano previo de Pascu que luego remató a gol sin anulación por el colegiado. Y en el descuento llegó el cruel mazazo, un disparo de Parra que puso las tablas a tres definitivas. Un injusto castigo para un Reño que veía este triunfo como un pequeño bálsamo de esperanza de cara a las Navidades para una salvación más que complicada.

Las reducidas dimensiones del campo invitaron de inicio a ambos a merodear las áreas, ya sea con pelotas largas y rechaces o simplemente por algo de empuje. Y en ese juego de puja en la medular y en las zona de ataque salió con fortaleza un Miguelturreño que encontró pronto el gol. Y por dos veces seguidas en un minuto con Ivanchu como protagonista. En el 10 el delantero apareció por derecha para batir al meta por el primer palo; y en el 11 recibió un gran pase de Jose en la misma posición para marcar con tiro cruzado y poner el segundo. Muchos no se creían ese gran arranque.

Era todo muy bonito para locales, pero parece que el colista está obligado a sufrir. Cinco minutos más tarde el visitante Pinto cogió la pelota a mitad del campo contrario y sorprendió por alto a un adelantado meta Ruiz Caba, que vio así que casi desde cualquier punto del césped podía ser superado. 2-1 en el marcador y mucho, muchísimo, por jugar y luchar.

Y con esa tónica se desenvolvió el encuentro hasta el descanso: con faltas, tarjetas (hasta cuatro para el ‘Reño’ en la primera parte), disparos lejanos, acercamientos a la frontal, pelotas al área y mucha disputa. Solo las ocasiones llegaron en los minutos finales, en los que el Almansa apretó con saña, pero el cuadro local respondió con una última contra que acabó en un doble disparo, uno por izquierda de Luisma y otro por derecha de Pelu; el meta Marcos respondió bien a ambos y dejó el 2-1 al término de los 45 minutos iniciales. Una buena noticia para un Miguelturreño que aspiraba a salvaguardar ese gran resultado. Fuera como fuera.

Y el método para continuar ganando fue un tercer gol en el comienzo de la segunda parte. Con Albertillo por Luisma en el campo, el Reño trazó una jugada de pizarra que tuvo premio: Albertillo tiró la diagonal alto al interior del área, en donde Ivanchu la recogió para ponerséla en la frontal a Tabu. El centrocampista, que llegaba de cara, fusiló sin piedad a Marcos para poner el 3-1.

No replegaron entonces líneas los de José Vicente Rojas, que jugaron sus mejores minutos, con una gran presión que bloqueó a un Almansa algo noqueado. Pudo tumbarlo con una doble clarísima ocasión, primero de Jose y en el rechace de Tabu, pero el portero salvó, sin duda, a los visitantes, les dio vida y pudo ser mayor si a renglón seguido no apareciera Ruiz Caba ante un solitario Pinto, que pareció estar en un fuera de juego no señalado.

Salvo en esa acción el Reño no pasó apuros en los siguientes minutos. Bien situado con sus cinco defensas, los locales controlaron el juego, en ocasiones tocando el balón y merodeando el área rival. Solo una fea entrada de Albertillo, que produjo una lesión en el rival Iván, fue el lunar de los de Miguelturra.

Fue en los diez minutos finales cuando, quizá, llegó el miedo a perder del colista, apoyado en el cansancio. El Reño bajó sus líneas y el Almansa acumuló hombres en el ataque. Tampoco parecía que se iba a escapar el triunfo, pero el fútbol no entiende de razones ni de justicia, y provocó un cruel final. Un empate muy amargo para un colista que mereció el premio del triunfo. Las caras de impotencia de los jugadores locales sobre el campo tras el pítido del árbitro reflejaron lo sucedido.