El Formac Villarrubia tiene en su mano conseguir la permanencia de cara al año que viene. El trabajo es patente y los resultados, muchas veces, son cuestión de errores y aciertos. Sin embargo, hay matices como las lesiones que sí pueden lastrar y condicionar una temporada. Y ahí, el equipo de Javi Sánchez, pierde por goleada.
En posición de play off de descenso y con 19 puntos, el Villarrubia tiene ante sí el reto conseguir la salvación en esta segunda vuelta. Para ello, espera agilizar una enfermería que cada vez está más copada, pero también ha salido al mercado de invierno en busca de dos o tres piezas de garantía para apuntalar el equipo.
Lo que parece claro es que un delantero y un mediocentro son las piezas más urgentes para el técnico toledano, si bien, un central polivalente, tampoco vendría del todo mal. El problema es que para que lleguen jugadores, deben salir jugadores, y ahí la directiva se está encontrando un panorama difícil de tocar. Son varios los jugadores del Villarrubia que han sido tocados por otros equipos de Tercera División, pero la Segunda B es un plato muy apetecible para cualquiera. En este sentido, el club espera incorporar una o dos piezas cuanto antes, y si no fuesen sénior, serían sub 23 de garantías para intentar solventar la papeleta de aquí a final de curso.
Javi Sánchez ya lo dejó claro en rueda de prensa el pasado domingo. “Ojalá venga alguna incorporación o se recuperen lesionados porque la situación es crítica con tantas bajas”, subrayaba el técnico. Y es que a día de hoy, Arroyo está lesionado de larga duración, a Fran Cortés le queda como mínimo tres semanas o un mes para recuperar su maltrecha rodilla, mientras que Nacho espera volver a la convocatoria este domingo si finalmente supera su contractura en el isquio. Lo mejor, sin duda, es la vuelta de Dieguito y Víctor Algisí tras cumplir un partido de sanción, pero el cuerpo técnico sigue rezando para que jugadores como Julio de Dios, Nando Copete, Toni Seoane y Carlos Martínez no recaigan de sus diferentes molestias.
El tiempo, mientras tanto, apremia. El 31 de enero está a la vuelta de la esquina y entre que llega un jugador, firma, entrena y se adapta pueden pasar tres o cuatro semanas y el Formac Villarrubia necesita sumar lo máximo posible para que la salvación pase de un sueño a una realidad.