Tras varias temporadas compitiendo dentro del pelotón profesional, Marcos Jurado Rodríguez (2-2-1991) ha entrado en un 2023 sin equipo y cerca de dejar la bicicleta. El pedroteño vive una situación compleja, de dudas y, como él mismo asegura, “con un pie y medio más fuera que dentro” del ciclismo de élite.
Los dos últimos años ha militado en las filas del Electro Hiper Europa, escuadra castellonense con la que regresó al profesionalismo, tras recalificarse como amateur en 2020. Su buen trabajo, especialmente en favor del grupo y con un triunfo en Colombia, hacían creer al ciclista provincial en una renovación para dar pedaladas nuevamente junto a los mejores, pero fue a última hora cuando desde la escuadra se le comunicó que no entraba en sus planes.
“Eso desmoraliza, no valoran tu trabajo cuando he dado todo por el equipo y he sacrificado mis opciones individuales y personales en carreras por el beneficio colectivo y de otros compañeros”, critica el ciclista de Pedro Muñoz, que lamenta también especialmente ese hecho de que se le anunciara muy tarde su no continuidad.
De hecho, Marcos Jurado tiene claro que podía haber seguido en el pelotón defendiendo los colores de otro equipo. “Muy complicado no era haber continuado si te mueves en buenas fechas. Pero ya cuando me dijeron que no seguía era tarde y a esas alturas, cuando me puse a buscar, estaban cerrados los equipos en los que tenía opciones de entrar. Si hubiera sido antes, creo que no estaría ahora en esta situación”, sentencia.
Una situación de ‘stand by’ y casi con la certeza de que esta temporada no le saldrá alguna buena oportunidad, después de que apelase a la posibilidad a comienzos de año de recibir alguna propuesta. Pero el tiempo va pasando sin ninguna y Marcos Jurado ya piensa en otras cosas. Al menos, en estos momentos.
“Puedo esperar un poco para ver qué pasa más adelante o, incluso, hasta la próxima temporada. Dependerá un poco de mi situación personal y laboral, pero ya no correr en esta te hace pensar en organizar tu vida e ir cambiando el chip, porque uno del aire no se mantiene”, señala a la vez que descarta, a sus 32 años, volver a recalificarse como amateur.
En esa tesitura, Marcos Jurado ha comenzado a dedicar más horas a los estudios y menos a la bicicleta, que todavía no ha dejado. Aunque ya lleva tiempo preparando unas oposiciones para Bombero en Ciudad Real, este obligado ‘parón’ le permite intensificar esa preparación en una academia de la capital, con vistas a un próximo examen.
Como parte de esa preparación y, aunque con menor exigencia que cuando era profesional, también están los entrenamientos sobre la bici, que coge prácticamente todos los días como buen complemento en la actividad física importante también en esas oposiciones. Además y para mantener viva la motivación como ciclista, Marcos tiene en mente una dura prueba, la Titan Desert, en la que quiere participar si no hay novedades ‘profesionales’. Esta carrera de mountain bike y de seis etapas por el desierto de Marruecos tendrá lugar del 30 de abril al 5 mayo.
Inicios en el ciclismo
Por tradición familiar comenzó Marcos Jurado con la bicicleta desde pequeño, porque corría su hermano, le daba envidia y porque, una vez puesto a ello, ya se enganchó definitivamente. Comenzó así a competir y a hacer buenos puestos en las carreras, con algún que otro recuerdo de ese primer año que no olvida, como una época en la que empezó a sufrir fuertes dolores en la zona del abdomen. Tras correr en Ossa de Montiel se puso tan malo que tuvo que ir de urgencia al hospital, en donde se le diagnosticó una apendicitis que le llevó al quirófano y, a lo peor para él, estar tiempo sin pedaladas.
Manteniendo esas posiciones punteras, Marcos Jurado fue ascendiendo de categorías en las filas del equipo Hermanos Pintos de Campo de Criptana, del que pasó al Fenavin júnior, donde comenzó a despuntar a nivel nacional como un gran fondista y contrarrelojista, siendo llamado por la selección española para disputar el Trofeo KarlsBerg, en Alemania.
Ya como sub-23 emigró al norte, al Koplad-Uni2 y luego al Seguros Bilbao, con el que se proclamó en 2012 por vez primera campeón de España sub-23 de contrarreloj, uno de los éxitos que con más orgullo recuerda (fue plata en 2013), junto con más participaciones internacionales con España en los Europeos 2012 y 2013 de Bélgica y República Checa, respectivamente, en el Mundial o en los Juegos del Mediterráneo de Mersin (Turquía), además del tercer puesto de la general en la Vuelta a Madrid, con rivales de máximo nivel. Eso sí, tiene una pequeña espina clavade de no haber competido en un algún Mundial más, quedándose en varios como reserva en la convocatoria de los seleccionadores españoles.
En 2015-2016, ya en el Lizarte, también brilló en una gran temporada en la que ganó y llegó a hacer unos muchos Top-3, conquistando en 2016 otro título nacional, el de campeón de España élite (también fue plata luego), y formando parte de “un equipazo”, como resalta el pedroteño, con corredores como Richard Carapaz, Héctor Carretero, Óscar Rodríguez o Sergio Samitier, entre otros.
Esos resultados le llevaron en 2017 a dar el salto grande a profesionales (tras un breve paso en 2015 por el Keith Mobel Partizan), de la mano del Burgos-BH, para pasar en 2018-2019 al Efapel portugués, recalificarse a amateur en 2020 por la pandemia en el Supermercados Froiz y regresar en 2021 y hasta el pasado año en el pelotón profesional con el Electro Hiper
Europa.
En ese tiempo destacó su triunfo en 2018 en el Premio Albergaria de Portugal, el de los esprints especiales de la Vuelta a Madrid o el de las metas volantes en la Vuelta a Castilla y León, además de su importante compromiso de trabajo en beneficio de sus compañeros y de su presencia también en los Campeonatos de España en pista con medallas: un bronce junto al argamasillero Vicente García de Mateos en Madison en 2017 y dos platas en velocidad por equipos y en puntuación en 2021.
Además de esos triunfos y podios, Marcos Jurado se queda con las amistades que ha podido reunir en estos años de ciclismo y, también, con el orgullo de haber compartidos carrreras con los mejores. Para él, su ídolo y el que más le ha impresionado ha sido el murciano Alejandro Valverde. “He coincidido con casi todos los ciclistas punteros, pero Valverde para mí ha sido el mejor, por su cercanía y por su clase. Verle encima de la bici, lo fino que está y el gas que lleva… Hacía lo que quería”, explica, y también apunta esas concentraciones en la selección junto a españoles como Enric Mas o estancias en Sierra Nevada coinciendo con el francés Julian Alaphilippe.
Buenos recuerdos para un Marcos Jurado que todavía no descarta definitivamente poder volver a revivir historias en el mundo del ciclismo de élite, aunque lo ve lejano, en un panorama complicado para firmar un contrato a su edad de 32 años y con la dificultad de estar parado de competición. Una situación que le ha obligado a cambiar el chip y a centrarse en su oposición y en un objetivo deportivo como la Titan Desert. El tiempo y las circunstancias personales y laborales de otro tipo que le vayan surgiendo, determinarán su futuro.