A los seis meses de comenzar a residir en China, en su regreso a Puertollano por las vacaciones de Navidad, a Daniel Carmona se le pasó por la cabeza no volver al país asiático, concretamente a la ciudad de Wuhan, de 12 millones de habitantes y conocida ahora mundialmente por ser el epicentro de la pandemia de Covid-19.
El entrenador había aceptado en el verano de 2019 una oferta de una empresa de representación para ser uno de los técnicos de la cantera de fútbol base del Wuhan Three Town. Lo hizo con ilusión, pero a la vez con las lógicas dudas de lo que se iba a encontrar allí y cómo se iba a adaptar a un sitio al que llegaba solo, sin conocer a nadie, sin saber nada del idioma y en una cultura totalmente diferente a la de España. Por eso, esas Navidades, Daniel Carmona meditó abandonar ese proyecto, no coger el avión de vuelta y quedarse en su ciudad puertollanera. Al final sí que regresó por su espíritu de compromiso, porque había firmado un contrato y “porque me había comprometido y tenía que dar la cara hasta el final. Sabía que se diera bien o mal, si trabajas y eres constante, la vida te trae cosas buenas”, recuerda. Así ha sido.
En la actualidad, más de tres años después, mira hacia atrás y ve como acertada esa decisión, porque ya se ha asentado a la perfección en la ciudad, tiene pareja de allí y, además, es uno de los miembros del equipo del Wuhan que se proclamó a finales del pasado año campeón de la Superliga China de fútbol.
Encantado ya de vivir en China, al que, al margen de las ahora cuestiones relacionadas con el Covid-19, considera “un país increíble, con un montón de oportunidades para los jóvenes, una cultura y unas ciudades espectaculares”, Daniel Carmona saborea estos días en Puertollano ese título. Un éxito que le ha llegado al Wuhan Free Town tras ser esa pasada temporada uno de los equipos recién ascendidos a la máxima categoría. Eso da todavía más mérito a lo conseguido.
“Desde el primer partido intentamos hacer las cosas bien, siempre con humildad y con trabajo. Al final, siendo campeones, hemos conseguido algo histórico para el club, que es que un equipo recién ascendido y en su primera vez que participaba en Primera División se haya proclamado campeón”, explica. Hay que añadir que el Wuhan tiene apenas cinco años de existencia y ha logrado en ellos tres ascensos hasta la máxima categoría, más ahora el título. Un éxito rotundo.
El técnico puertollanero estuvo cuando aterrizó en China muy a gusto como entrenador de la cantera del club, pero fue en esa pasada temporada del 2022 cuando le llegó la oportunidad de subir al cuerpo técnico del primer equipo. El sevillano Pedro Morilla, primer entrenador, le ofreció un puesto dentro de su staff de trabajo en el que iba a ser el estreno del equipo en Primera. Dani lo aceptó con ganas para ayudar en el día a día de los entrenamientos, así como en el análisis de los conjuntos rivales y jugadores de la Superliga y los del propio filial. “Tanto Pedro Morilla como Roberto Ríos, que es el segundo entrenador y tiene una gran trayectoria como jugador internacional con España, son unos excelentes profesionales y unas magníficas personas. Luego está también José Antonio Gordillo, también con una trayectoria muy importante en el fútbol profesional y que encabeza el departamento de analistas”, cuenta Dani, con agradecimientos a todos ellos por la confianza depositada en él.
Una confianza que cree necesaria para conseguir lo que ha logrado hasta el momento. Dani Carmona dejó el fútbol en la edad juvenil para dedicarse a los estudios, a acabar la carrera de Administración y Dirección de Empresas, además de los títulos de entrenador, que tiene casi todos los posibles junto al de director deportivo. En la cantera del Calvo Sotelo comenzó entrenando, para pasar varios años al equipo juvenil antes de decidir empezar su aventura en China. “El Calvo Sotelo para mí es como mi casa. Siempre me han tratado fenomenal y siempre he estado muy a gusto”, comenta.
Un recuerdo de sus inicios que no olvida y que, desde entonces hasta ahora, puede contar como ejemplo de experiencia para los que empiezan y tienen deseos de hacerse un hueco en el mundo del fútbol. “Yo vengo de un barrio humilde aquí en Puertollano y siempre vas a necesitar la ayuda de alguien para avanzar en la vida. En mi caso es la de Pedro Morilla y mucha otra gente que me han ayudado en el pasado. Pero si tú trabajas, eres humilde, tienes ilusión y una ambición por lo que quieres conseguir, da igual de dónde vengas, la vida siempre te va a traer algo bueno y vas a llegar donde quieras llegar”, afirma. Esto es lo que está dispuesto a contar y, por ejemplo, ya le han pedido dar una charla estos días en el Instituto Dámaso Alonso de Puertollano, para relatar allí toda esta experiencia. “Me parece que será muy positivo para los chicos y chicas”, considera.
Fue el pasado 31 de diciembre cuando el equipo del Wuhan Three Towns, con el puertollanero, recogió el trofeo y las medallas de oro auténtico que les reconocían como campeón de la Superliga. Lo hizo después de que se confirmara que su rival de la última jornada, el Tianjin Jinmen Tiger, no iba a comparecer al partido por un brote de covid en su plantilla, por lo que se le daba como ganado por 3-0 ese encuentro. Tres puntos que le dejaban definitivamente primero en la clasificación, igualado con su gran adversario, el Beijing Guoan, pero con mejor diferencia de goles.
El Covid-19, todavía protagonista en China, marcó esta pasada temporada en la liga, que se jugó como una burbuja y sin público en los estadios hasta casi el final. Sobre ello, Dani Carmona recuerda lo “atípico” que ha sido el curso, “al principio con tres burbujas en tres ciudades diferentes, con varios equipos en cada una de ellas y jugando varios partidos miércoles-domingos. Ya en mitad de la temporada, se pasó ya a formato normal que venía siendo ida y vuelta en tu casa y donde te tocara jugar”.
En ese entorno, un día normal para el puertollanero en Wuhan se basa en “estar en la oficina por la mañana, donde preparas los entrenamientos y el análisis del rival contra el que toque jugar. Por la tarde te dedicas ya al entrenamiento. Y así, hasta que llegara el día de antes del partido, viajabas a la ciudad, estabas en el hotel y entrenabas o jugabas el partido Así hasta el final”. No olvida tampoco que una ayuda grande en su trabajo la dan los traductores que están integrados en el cuerpo técnico, “ya que sin ellos sería imposible transmitir todo lo que necesitamos a los jugadores”. No en vano, para el técnico “el chino es un idioma muy complicado, creo que se necesitan muchos años de dedicación exclusiva para aprenderlo. Yo voy poco a poco quedándome con palabras y con expresiones. Todavía no estoy para mantener una conversación a nivel de un chino perfecto, pero sí me defiendo con el chino básico”.
Sobre esos entrenamientos y el fútbol del país asiático, con su experiencia, tiene muy claro Daniel Carmona que “esta emergiendo”. “En China se están mejorando muchísimo sus infraestructuras, sus métodos de entrenamiento y están apostando por la gente joven, por la formación. Yo creo que en un futuro va a ser una potencia del fútbol asiático y esperemos que pueda competir con el fútbol europeo”.
Un crecimiento que destaca especialmente en su club, que, como se ha apuntado, en escasos años ha pasado de la categoría más inferior a ser campeón de la Superliga, lo que le permitirá la próxima temporada disputar la Champions asiática, un reto más que ilusionante. “Será otro nuevo reto a superar, veremos hasta dónde podemos llegar, pero ya poder jugarla es un premio. Yo estoy seguro de que este equipo va a competir bien”.
Una próxima competición que Daniel Carmona divisa con mucha motivación, ya que continuará como integrante de un cuerpo técnico que ha renovado para esta temporada 2023. Así pues, allí en China seguirá un año más con la máxima ilusión y sin mirar más allá en el futuro sobre un regreso a España o, quizá, a algún club de otro país europeo. “En el fútbol no se puede hablar más allá de año vista, porque aquí cambia todo muy rápido. Lo que nos traiga la vida, bienvenido sea. Yo estoy contento y ahora solo pienso en tratar de seguir consiguiendo los objetivos con el Wuhan”. De momento, la vida le ha traído un título de campeón que celebra con humildad, pero, sobre todo, una vivencia en un país en el que ahora mismo se siente más que a gusto. Su compromiso y su lealtad, cuando pensó en no regresar a China, han tenido esa merecida recompensa: un gran título.