¿Por qué una lata de Coca Cola zero es más saludable que una ración de jamón ibérico? ¿O por qué la comida basura tiene un valor nutritivo más óptimo que el aceite de oliva virgen extra (AOVE)?
Pues porque hablamos de la puntuación que otorga el sistema de etiquetado frontal Nutri-Score, que está adoptando España en el marco de su aplicación en la Unión Europea. Cataloga a cada alimento, a modo de semáforo, con cinco colores (del verde al rojo) y cinco letras, que van desde la A, correspondiente a los de mayor calidad nutricional, hasta la E para los productos peor clasificados.
El objetivo es impulsar tendencias de consumo más saludables, y dietas para luchar contra la obesidad, en base a la cantidad de calorías, grasas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal que llevan los alimentos cada 100 gramos o mililitros.
Según estos parámetros, productos tan tradicionales de Castilla-La Mancha como el jamón ibérico, el queso, o el aceite de oliva se sitúan en el rojo de este semáforo nutricional.
La polémica no se ha hecho esperar y los respectivos sectores productivos han mostrado su frontal oposición y han reivindicado los beneficios nutricionales “constatados por la comunidad científica” de cada uno de estos alimentos.
Valoración injusta del jamón ibérico
Desde la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI) creen que el algoritmo Nutri-Score “valora injustamente a los productos ibéricos”. Un portavoz ha esgrimido las “evidencias” que arrojan estudios sobre el “alto valor nutricional” del jamón, uno de los alimentos “estrella” de la dieta mediterránea y “de los más saludables del planeta”.
En declaraciones a El Campo, ha asegurado que el semáforo “tiene en cuenta de manera negativa la cantidad de grasas y de sal de los jamones ibéricos, pero no valora las vitaminas y los minerales”. Según han aclarado, “las grasas son monoinsaturadas y ricas en ácido oleico, y la sal actúa como un conservante natural que previene infecciones”.
Estos extremos, han recordado, están recogidos en estudios médicos como el del Hospital Ramón y Cajal, cuya principal conclusión es que un consumo de jamón ibérico regular en personas sanas “mejora la salud cardiovascular”, o el de la Universidad de Extremadura, que “pone de relevancia el alto grado nutricional de los productos ibéricos”.
En base a estos resultados, la ASICI “ha solicitado al Ministerio de Consumo quedar excluidos” de la catalogación que estos alimentos reciben en el Nutriscore, a la vez que han pedido la revisión de los parámetros del etiquetado, teniendo en cuenta que su entrada en vigor está prevista en este primer cuatrimestre del año.
El portavoz de la interprofesional, igualmente, ha lamentado que el nuevo sistema de etiquetado dirigido al consumidor “penalice a productos de un solo ingrediente como el jamón, el queso, la miel, los huevos o el aceite”.
El aceite queda excluido
En la misma línea, César Cólliga, el gerente de la DO Aceite del Campo de Calatrava, ha celebrado de forma parcial que el Ministerio de Consumo haya excluido el aceite de oliva del semáforo nutricional.
“Es un parche malo” porque ha sido una decisión nacional y no europea, por lo que “hemos solucionado un pequeño problema pero no la totalidad”. El objetivo, ha incidido, es que “tenga el mismo tratamiento para los consumidores de Francia, Alemania o de cualquier otro país en el que queremos seguir exportando”.
A juicio de Cólliga, la calidad saludable de los AOVE “es un debate superado desde hace décadas”, y por ello “es un contrasentido que sea penalizado en otros estados”.
Beneficios como su capacidad antioxidante son potencialidades, ha recordado, que han centrado la defensa del producto por parte de las denominaciones de origen de España. Abogan, del mismo modo, por una normativa armonizada a nivel europeo, y por la difusión de las bondades de los aceites de oliva, frente a otros como el de colza y el de nuez, que en el semáforo Nutri-Score están situados en el mismo escalón.
El sector se ha mostrado a favor de la implantación de un sistema de información que permita al consumidor conocer mejor que alimentos han de estar presentes en una dieta equilibrada.
El queso, uno de los productos más completos
Precisamente, Santiago Altares, director de Certificación del CRDOP Queso Manchego, ha instado a las administraciones a facilitar al consumidor información “veraz” con un etiquetado “claro” para evitar “engaños y fraudes”.
Su valoración también es negativa del sistema Nutri-Score, dado que la “catalogación de la calidad nutricional” de un alimento “no se puede simplificar de esta manera”.
El queso, ha recordado, “es uno de los productos más completos, que tiene grasas, proteínas, calcio y vitaminas liposolubles de alto valor biológico”, y un consumo de niveles “saludables”, ha destacado, viene dado “por circunstancias, como la edad y la cantidad”. Por ello, ha rechazado que un código “pueda establecer si un alimento es bueno o malo sólo por las grasas”. “Es maniqueísmo en estado puro”, ha agregado.
A su juicio, la administración ha de facilitar al consumidor “información veraz” con un etiquetado “claro” en productos procesados como el cacao o las croquetas congeladas. Los datos “en muchos casos son engañosos y fraudulentos” porque no cumplen con la normativa del etiquetado al ir “en la parte de atrás con letra pequeñísima”.
Altares ha rechazado sistemas como el Nutri-Score, en el que, dentro “del progresismo alimentario”, es “bueno o malo”. Además, “no solucionan absolutamente nada” y “confunden al consumidor”.
El jamón ibérico, bueno para los exámenes
Nicolás González, director general de Nico Jamones, recuerda que el jamón ibérico de bellota es beneficioso para la salud cardiovascular porque contiene ácidos grasos monoinsaturados que ayudan a disminuir los niveles de colesterol LDL, el llamado colesterol malo. “Estas grasas saludables son muy importantes en nuestra dieta porque proporcionan energía al organismo, forman parte además de la estructura de las membranas celulares y ayudan a transportar vitaminas liposolubles (A, D, E y K) hasta las células”, señala.
También aporta, sostiene González, “vitaminas de tipo E, B1, B6 y B12, que benefician el funcionamiento del sistema nervioso y del cerebro y son antioxidantes naturales”, así como es rico en hierro, fósforo, potasio y zinc. Estos minerales “ayudan a mejorar la función cerebral en épocas de mayor sobrecarga intelectual, como la época de exámenes”, y “previenen el deterioro cognitivo durante la edad madura”.
Respecto a la respuesta de los consumidores frente al semáforo Nutri-Score, González señala que “será una ventaja” la propia simplicidad a la hora de adoptar “decisiones de compra o consumo basados en esta calificación”. A su vez, contrariamente, será “un gran inconveniente”, ante “el peligro de perder de vista los beneficios funcionales de muchos alimentos cuando no vamos más allá de su mera composición”.