P: Durante el verano los adultos cometemos muchos excesos alimenticios. ¿Cuál es la fórmula o el secreto para volver a retomar los hábitos saludables?
R: Más que andar haciendo dieta restrictiva o una dieta milagro, es importante utilizar las denominadas guías alimentarias. Una guía muy buena es la del método del plato de Harvard, que te dice la preferencia que le tienes que dar a los alimentos.
Por ejemplo, la mitad del plato tiene que ser verdura, mientras que la otra mitad hay que dividirla entre la parte de carne o pescado y la parte de cereal o tubérculo. Ello es muy interesante.
A la gente que vuelve de vacaciones le aconsejaría, a rasgos generales, que, en vez de meterse algún método tan restrictivo, vayan sustituyendo esos hábitos no tan buenos por otros saludables.
Si al final te has pasado con el alcohol porque has salido muchas tardes a tapear y has bebido unas cervecitas, es importante empezar a reducir el hábito de la cerveza. Puedes cambiarlo por agua con gas, por ejemplo, que siempre te da un toque diferente.
Por su parte, si has comido mucho helado o muchos dulces durante el verano, es aconsejable irlos reduciendo y empezar a sustituirlos por frutas o por otros alimentos como los frutos secos, que son mucho más saludables e interesantes.
P: Entiendo que en todo ello juega un importante papel la concienciación… ¿hasta qué punto es determinante la voluntad de la persona?
R: Obviamente, hay una parte de motivación, no tanto de disciplina. Pero sí es importante ver el compromiso con uno mismo y reconocer que quizá nos hemos despistado un poco este verano y no hemos estado tan pendientes de nuestra alimentación. Pues igual es hora de volver a retomar la rutina donde la base de la alimentación va a ser frutas y verduras, aumentando la cantidad de raciones y dejando un poco los dulces, intentando practicar cada día más ejercicio físico. Son rasgos muy generales, pero que producen grandes cambios.
P: Como nutricionista ¿aconseja a las personas que en vacaciones no cometan muchos excesos con la alimentación?
R: A mis pacientes siempre les suelo dar algunos trucos de cara a las vacaciones. Está la regla del 50 que les puede venir muy bien, es decir, si, por ejemplo, van a ir de comida o a una barbacoa, pueden intentar que el 50% de lo que coman tenga un perfil más saludable para compensar el otro 50%
También les digo a mis pacientes que la idea de un buffet puede estar muy bien, porque tienen mucha variedad de comidas. De hecho, se pueden coger siempre los menús donde el primer plato esté compuesto por una ensalada o unas verduras, lo que siempre ayuda. Asimismo, es importante aprovechar el desayuno y meterle algo de fruta, pues normalmente en los desayunos de los hoteles siempre hay fruta.
P: En cualquier caso, ¿apuesta por la dieta mediterránea y por los buenos alimentos saludables que hay en España?
R: Evidentemente, pero siempre digo que la dieta mediterránea sea de verdad, porque cada día comemos más. Nuestro estilo de alimentación sigue un patrón más occidental, más parecido a la alimentación que se puede encontrar en Estados Unidos o en Inglaterra, es decir alimentos precocinados y comida rápida y preparada. Estamos abandonando mucho el patrón de la legumbre y del guiso…
P: ¿Qué papel juega en todo ello la vida que llevamos en la actualidad donde el estrés y las prisas forman parte de nuestro día a día?
R: Es verdad que todo ello no ayuda, porque tenemos muy poco tiempo…pero luego están esos alimentos que, aunque parecen procesados no lo son y resultan interesantes como las conservas de verduras y de legumbres. Igual no es lo mejor abusar de este tipo de alimentos todos los días, pero puede ser un recurso que nos puede venir muy bien para introducir esas raciones de legumbres que son recomendables para cada semana.
P: ¿Considera que hoy en día damos menos importancia a la comida de la que le daban hace años nuestros antepasados?
R: En la actualidad tenemos una cultura muy gastronómica que hace que todo lo celebremos con la comida, que sigue siendo ese hilo conductor de muchas celebraciones y eventos.
Creo que la comida sigue estando ahí e incluso es un poco más emocional. En cualquier caso, considero que nuestros antepasados veían más la comida y los alimentos desde la parte de nutrición y en el hecho de cómo alimentarse.
Hoy en día pensamos más en la emoción por la comida y en las sensaciones que en la nutrición. Ponemos la excusa de que como es fin de semana me voy a comer a una barbacoa y de cómo al estar toda la semana trabajando, ahora que llega el fin de semana me tengo que dar un festín…