No importa las muchas veces que los periodistas hayamos ido a Bodegas Centro Españolas, siempre nos cautiva el olor, el perfecto orden y la fecunda historia que cuelga en sus paredes de una entidad que se acerca ya a sus treinta años de historia. Subiendo la escalera del vestíbulo principal llegamos pronto a las alargadas oficinas, donde de punta a punta, se encuentran los despachos de Miguel Ángel Valentín, padre e hijo, que se entregan en cuerpo y alma a la bodega. El director y enólogo nos recibe con la jovialidad de costumbre, con ese humor, casi inalterable, preludio de una agradable conversación que se prolongará una hora y media. Siempre es un placer hablar con Miguel Ángel Valentín de su bodega, de la situación del sector, del mundo del vino que tanto le fascina o de la vida en general.
“Los vinos que sacamos el año pasado, el Luna y el Pintado, han tenido una aceptación muy buena, -señala-. Ahora el mercado asiático nos demanda otros tipos de vino distintos a los que se demandaban antes. La cultura del vino se está instando en países como China, donde las campañas de promoción han funcionado muy bien y en estos momentos es el país donde más se exporta. Ahora hemos abierto nuevos mercados en Camboya y Vietnam, también está empezando a funcionar Malasia. Incluso una vez nos llevamos una agradable sorpresa en Singapur donde nos encontramos una botella de Casajuana a la entrada. Vamos poco a poco, pero dando pasos firmes”.
Una realidad distinta es la del mercado interior sobre el cual preguntamos a Valentín. “Somos casi cinco mil bodegas y eso provoca un exceso de oferta. Y el consumo no crece, a pesar de que somos 45 millones de españoles y 80 millones de turistas”. Para el enólogo, “es importante que sepamos transmitir a la gente los valores de las Denominaciones de Origen como un valor añadido a los vinos. Se trata de que la renta per cápita de los agricultures suba porque esto significaría que las bodegas pueden pagar uvas buenas para elaborar luego sus vinos”.
Miguel Ángel Valentín ha sido elegido vicepresidente del Consejo Regulador de Denominación de Origen La Mancha, una confianza que le satisface y responsabiliza al mismo tiempo. “Es un orgullo estar ahí haciendo cosas, trabajando por el vino de nuestra región. Deberíamos tener una mayor representatividad y fuerza al ser la mayor denominación del vino que hay en Castilla-La Mancha y en España. Pero los logros son incuestionables al colocarnos entre las primeras denominaciones de origen que más venden, cuando antes estábamos mucho más atrás”.
Tiene muy claro el enólogo de Bodegas Centro Españolas el camino a seguir. “La gente tiene que creer en la calidad, porque sin calidad no vamos a ningún lado, defendiendo nuestro producto allá donde vayamos y no ser solamente la despensa de la vitivinicultura. Hay que ganar la batalla de la comercialización y el marketing”. ¿Es esto posible alcanzar esta calidad en una región que alberga el mayor viñedo del mundo?, le preguntamos y Valentín responde que sí. “No se trata solo de hablar de cantidad, sino de calidad. Tenemos el 55 por ciento del vino que se produce en España, pero luego este porcentaje no se corresponde con el vino embotellado que se bebe en nuestro país. Nos queda muchísimo por hacer, y eso nos obliga a insistir en la promoción, en el marketing y también en el campo, con un agricultor bien dirigido por las bodegas, para que podamos obtener lo que demandan los consumidores y los mercados en estos momentos. Los gustos y preferencias cambian por zonas y países. Los gustos que tienen los países nórdicos con respecto a los países caribeños son muy diferentes”.
Vinos gasificados
Hablamos también de esos vinos gasificados que están proliferando en el mercado últimamente. Miguel Valentín asegura que “a esos productos la gente les llama vinos, pero no son vinos si tomamos al pie de la letra la legislación que establece que tienen que fermentar a partir de nueve grados de alcohol. Esos productos son bebidas refrescantes derivadas del vino, pero no son realmente vino. Normalmente llevan entre 5 y 5,5 grados de alcohol, azúcar y carbónico. Está bebida, bien elaborada, funciona bien y puede tener un lado muy positivo. En una piscina no te puedes tomar un vino de 14 grados, apetece más una bebida refrescante. Lo positivo es que desde una bebida como ésta es más fácil luego pasar a beber vino solo. El que está acostumbrado a beber cerveza, es más complicado después que cambie a vino”.
Podíamos seguir pegando le hebra sobre el vino y también el mundo del brandy que tanto apasiona a Miguel Ángel, pero se ha hecho tarde. Toca bajar a la bodega para realizar los fotos que acompañan este reportaje. Como siempre, el enólogo coge una copa y posa con esa sonrisa franca y abierta que siempre le acompaña.