El catedrático de la Facultad de Letras de la UCLM, Ángel Ramón del Valle Calzado, inauguraba este jueves el ciclo de conferencias sobre “El vino: Historia, Ciencia y Arte” organizado por la “Asociación Amigos del Museo de Ciudad Real-Convento de la Merced” dentro de las actividades programadas para este mes de octubre.
En su conferencia “Entre vendimias, trasiegos y nubes de azufre. La vid y el vino en un siglo crucial, 1850-1931” este profesor abordó diferentes aspectos del cultivo del vino, la industria vinícola y el alcohol así como la cara y cruz del sector, entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
Tiempo inmemorial
Su mensaje estuvo dirigido a desmotar el mito de que La Mancha está ligada al cultivo del vino desde tiempo inmemorial cuando es bastante más reciente. “La Mancha no es una zona vinícola hasta casi principios del siglo XX. Siempre hubo un poco de vid, pero como zona de desarrollo importante del viñedo hay que esperar a finales del XIX y principios del XX, salvo Valdepeñas que comenzó a finales del XVIII. Pero el resto, hay que esperar al siglo XX para que se produzca una expansión más fuerte”, explicó el conferenciante a este digital antes de su intervención en el convento de La Merced.
El papel del ferrocarril
En su exposición, el también vicedecano de Asuntos Académicos de la Facultad de Letras se detuvo en el gran papel que desempeñó el ferrocarril en la expansión vinícola, cuyo desarrollo solo fue posible en las zonas a las que había llegado el tren favoreciendo la integración en el mercado nacional. “La expansión del viñedo tuvo lugar donde había ferrocarril”, dijo, para añadir que las bodegas más importantes tenían acceso directo a este medio de transporte cuyos vagones se cargaban en las bodegas y desde ahí partían hacia las líneas de ferrocarril.
“Hubo una relación muy estrecha -aclara- entre el viñedo y el ferrocarril, con factores positivos como la conexión de La Mancha al mercado mundial, pero también tuvo efectos negativos”. La desigualdad social y el inicio de las movilizaciones obreras -entre 1912 y 1923 fue un período en el que se contabilizaron 23 huelgas agrícolas de gañanes y jornaleros- se sitúan en la “cruz” de este período.
El conferenciante se refirió también al freno al cooperativismo y al retraso en la puesta en marcha las Denominaciones de Origen como consecuencia del poder que ejercía la oligarquía; a las condiciones de vida de los labradores de mediano pasar (usura, dependencia de los especuladores, fluctuación de los precios), a las duras condiciones de los jornaleros y al alcoholismo.
El especulador
El papel del mayorista o intermediario, conocido entonces como “especulador“, fue otro de los temas abordados en esta conferencia en la que Ángel Ramón del Valle utilizó gráficos y abundante material gráfico para documentar su exposición.
Por lo general, explicó a Lanza, estos intermediarios eran todos foráneos que compraban el vino a granel aquí y lo vendían tal cual o “lo mejoraban”, con lo que la mayor parte de las ganancias fuertes se las llevaban ellos.
“El bodeguero manchego elaboraba vino de mesa para venderlo a granel, ya que no tenía la bodega preparada para la segunda parte del proceso, -crianza, comercialización y embotellado-, y eran los especuladores los que lo comercializaban, mejorado o para hacer vino en otras zonas”.
En esa época, a la falta de calidad en la elaboración, se sumaban unas malas condiciones en el transporte lo que provocaba que el vino se avinagrara y contribuyera a la mala fama de los vinos. “Y aunque hemos mejorado, esa mala fama la arrastramos”, señala del Valle.
La siguiente conferencia tendrá lugar el jueves 14 y estará protagonizada por Esteban García Romero, doctor en Ciencias Químicas y director del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha quien hablará sobre “Recuperación de variedades tradicionales de vid y en peligro de extinción”.