Tal vez no lo recuerden nuestros lectores, porque en éste primer mundo tenemos muchas cosas en que pensar, pero hace poco más de un mes que diez jóvenes, y otros no tanto, chicos y chicas de Ciudad Real, capital y provincia, viajaban cómo voluntarios y como miembros de la Organización no Gubernamental para el Desarrollo CALMA, Cooperación Alternativa Manchega, hasta tierras africanas, exactamente hasta Mozambique.
El pasado viernes, día nueve de este mes, regresaban a nuestra ciudad. Y cómo informamos de su partida, también lo queremos hacer de su retorno. Por eso hemos estado conversando con su presidente, Valentín Bastante Plaza, que mientras tomábamos una cerveza, atendía a nuestras preguntas.
Realidad social de Mozambique
En primer lugar, y para hablar con un cierto conocimiento de causa, nos explicaba Valentín cual es, a grandes rasgos, la situación social mozambiqueña. Mozambique, actualmente, está viviendo una situación triste y desconocida, para muchos de nosotros. Fue colonia portuguesa hasta 1975, pero una colonia abandonada, ya que no había escuelas, no había centros de salud, no había carreteras,no había industria,… la población no disfrutaba de nada.
Hoy, gracias a la Iglesia Católica en su conjunto, está empezando a ser un país menos empobrecido, a disfrutar de dichas infraestructuras, aunque lógicamente poco a poco. Y es que es triste, pero hay que decir que ni Naciones Unidas ni el propio gobierno mozambiqueño se preocupan por el pueblo, por los alejados.
Los voluntarios de CALMA en Mozambique
Un segundo punto de nuestra amena charla lo centrábamos en el trabajo que durante el mes que han permanecido en aquellas latitudes, han realizado los voluntarios de CALMA. Y nos explicaba Bastante: “Nuestro trabajo ha sido levantarnos y vivir con el pueblo, decía nuestro interlocutor, que es lo más bonito que hay”. Ellos no pueden venir a Europa, desgraciadamente, pero nosotros sí podemos ir allí y estar con ellos.
Hemos trabajado en un proyecto de las Misioneras de Jesús y María, -unas monjitas a las que el gobierno dejó entrar en el país en el año 1999-, que abarca, prácticamente, todo lo que abarca la vida humana, es decir, un centro nutricional para los niños, un centro de salud en el que trabajan personas, en su mayoría, que han aprendido medicina a base de estudiar manuales, una a modo de escuela-comedor donde los niños pueden alimentarse,…
Hemos estado trabajando en proyectos de cooperación que desde hace tiempo está financiando nuestra Diputación Provincial-, y ésto es algo que agradecemos profundamente, uno de ellos consistente en la cría de pollos de engorde, con cuyos ingresos la familia puede sobrevivir, proveyéndolos de todo lo necesario, y el otro proyecto consiste en la compra de semillas para que puedan cultivar en terrenos de acceso libre.
Trabajando para llevar la luz
También se está trabajando en llevar la luz a las poblaciones,… principalmente se trata de mejorarles la vida. Hay que decir, -incidía Plaza-, en que no hemos estado todos en la misma población, ya que tres estaban en Vetía, con un sacerdote diocesano y una religiosa, y los otros siete nos fuimos a Nacala, al proyecto más grande, o de más embergadura, aunque la última semana hemos estado todos juntos para valorar la labor realizada.
Ambas ciudades se encuentran en el Noreste de Mozambique. Hay que decir que hemos contado con el apoyo de la diócesis de allí, y en especial con el de su obispo, Alberto Vera, que ya es amigo nuestro y director de Cáritas Mozambique, abriéndonos nuevos proyectos en los que también presta una importante colaboración Manos Unidas.
”Volvemos con Mozambique en el corazón”
Imagino que al igual que a los lectores de este medio nos inquietaba conocer la experiencia, vamos a decir “social”, y el “eco” que dicha tarea humanitaria, ha dejado en las vidas, en los corazones, de los protagonistas. Verdaderamente emocionado nos decía Valentín Bastante “Las experiencias son cómo los amores. Cada uno tiene su amor y su experiencia”. La tónica general de los voluntarios es que todos vuelven enamorados de África. De lo que han recibido, porque recibes más que das. De una sonrisa, de una invitación en su casa a tomar café, a comer con ellos,… Del “echarle ganas”, por parte de aquellas personas, y soñar con cosas que les favorecerían,…
Que los jóvenes puedan estudiar
Una de las mayores ilusiones es que los jóvenes puedan estudiar, ya que recordando los tiempos en que pertenecían jurídicamente a Portugal lo tenían totalmente prohibido, ya que según la ley el niño o el adulto negro no podía caminar calzado, -por lo cual tenían que ir descalzos-, mientras que a la escuela había que ir calzados.
De este modo sólo podían estudiar los niños y los jóvenes portugueses. Ante esta realidad, estamos financiando a jóvenes para que puedan estudiar carreras, como medicina, el equivalente a Magisterio,… y es bonito cómo te lo agradecen y cómo te dicen que cuando acaben sus estudios, quieren quedarse a trabajar por su pueblo. ¡Es muy bonito!, rubricaba Valentín Bastante Plaza.
Sólo nos queda, de verdad, felicitar, -aunque no les gusta a quienes cómo Valentín y sus compañeros voluntarios deciden cambiar sus vacaciones por el trabajo en favor del más necesitado, y por la ayuda a un prójimo lejano, físicamente-, pero que ellos tienen muy dentro de su corazón.