Agentes de las Policías Nacional y Local de Ciudad Real, uniformados y de paisano, siguen vigilando las consideradas zonas calientes del conflicto entre familias que se saldó con la muerte de un hombre de 46 años en un tiroteo el lunes pasado en el barrio del Pilar de la capital.
“Hay vigilancia especial tanto en el Pilar como en San Martín de Porres”, ha confirmado la subdelegada del Gobierno María Ángeles Herreros. Estos días impera la “calma tensa”. El último ataque a propiedades vinculadas a los protagonistas de la trifulca fue el incendio de un coche el domingo en San Martín de Porres, barriada hasta la que se han desplazado familiares relacionados con el conflicto.
Los UPR ya se han ido
La Unidad de Prevención e Intervención (UPR) de la Policía Nacional, que desplazó a Ciudad Real la Jefatura Superior de Policía de Castilla-La Mancha, ya no está, se marcharon el viernes tras el envío el jueves a prisión de seis de los ocho detenidos por la riña tumultuaria que se sigue investigando.
Herreros asegura que la coordinación entre Policía Nacional y Local continúa, en paralelo al avance de la investigación que dirige el juzgado de primera instancia e instrucción número 6. “Ningún ataque quedará impune, ni a las personas ni a las propiedades. Se están haciendo inspecciones oculares relacionadas con los destrozos”, añade la subdelegada.
Mediación con las familias
Al margen de las pesquisas este periódico ha confirmado que se están haciendo labores de mediación con personas vinculadas a las familias enfrentadas para intentar calmar los ánimos y evitar nuevos conflictos.