El cementerio municipal de Ciudad Real ha registrado desde primera de la mañana un gran trasiego de personas que han acudido a honrar a sus familiares fallecidos, coincidiendo con la celebración del Día de Todos los Santos.
Como cada año, ha vuelto a ser un punto de encuentro de cientos de ciudadanos para cumplir con la tradición cristiana de limpiar las sepulturas y colocar flores sobre ellas, y que no se ha vista empañada a pesar del tiempo amenazante de lluvia y con un viento fresco y desagradable. Por ello, no sólo en la mañana, sino también esta tarde, se vivirán momentos íntimos, a través de los recuerdos, con aquellos seres queridos que han desaparecido físicamente pero que siguen muy presentes en la memoria.
Es el caso de María Jesús que, acompañada de su padre, ha acudido a rendir homenaje a sus abuelos, tíos y a su madre, fallecida hace dos años, con un centro de crisantemos y claveles rojos, además de un ramo de margaritas “que le gustaban mucho”. Forma parte de las visitas semanales que realizan al camposanto ciudarrealeño porque “todos los días te acuerdas de ellos”, especialmente de su progenitora.
Es un sentimiento que han compartido la mayoría de los miles de personas que han formado un manto vegetal bajo las cruces, con exornos florales en amarillos intensos, rojos, violetas o naranjas de las especies más demandas, entre los verdes de la camelia, el eucalipto, la tuya y el ruscus que completan la decoración.
Las hermanas Mari Carmen y Consuelo han elegido claveles de varias tonalidades para disponer, con un reparto equitativo, en las tumbas de tíos, abuelos y amigas, porque “somos las dos últimas que quedamos de la familia”. Su visita no es distinta a la que realizan de manera habitual a lo largo del año y forma parte de una tradición que cultivan desde jóvenes cuando “el día de los Santos veníamos por la noche a ver los fuegos fatuos, y no nos daba miedo”.
La joven Ana, junto a su novio, ha reflexionado sobre la estela de los difuntos mientras, estropajo en mano, limpiaba la capa de polvo y residuos de los cipreses de la tumba de su madre, abuelo materno y otros restos de familiares. “Pienso que, si existe algo en el más allá, el espíritu de quien se va se queda con la gente con la que quiere estar y no en el cementerio”.
Entre las nubes de familias, muchas con niños, que han transitado por todas las calles que componen la planificación de las tumbas, nichos y columbarios, también se han visto a personas con lágrimas en los ojos y conmovidas por pérdidas cercanas y dolorosas.
Distintos precios de flores
La puerta del camposanto ha sido, quizás, en los últimos tres días, el punto con más actividad, por estar instalados varios puestos de flores, que no han parado de vender claveles, margaritas, rosas y crisantemos, además de flores silvestres.
Los precios “son muy variados”, ha comentado Iván Díaz, uno de los vendedores, desde los 50 céntimos de un clavel a los 35, 40 y 50 euros de centros con distintas composiciones y tipos florales, o “lo que quieran gastarse” si es de elección personal.
Accesos
El cementerio ha contado con todos los accesos abiertos, ya que en las últimas semanas se ha restringido alguno por las obras que se han iniciado para la realización del Parque Covid en los jardines anexos. Por ello, tal y como señaló ayer el concejal de Servicios, Gregorio Oráa, se han abierto las puertas laterales. También se han dispuesto más contenedores, además de la ejecución de otros arreglos dentro y la instalación de una plataforma en el atrio del camposanto para la celebración de una misa de campaña este 2 de noviembre, Día de los Difuntos, a las 12 de la mañana, presidida por el obispo Gerardo Melgar.