Los fines, podríamos decir, por los que han sido ubicadas, y por este orden, podemos definirlos cómo el interés formativo, hacia los ciudadanos, de la identidad de la ONGD; concienciar a éstos de la necesidad de comprometernos, todos, a trabajar por la igualdad y la dignidad de las personas y, obviamente, facilitar a quienes voluntariamente desean hacerlo, la posibilidad de entregar su aportación económica.
Las mesas estuvieron «cubiertas», aparte de por el propio delegado diocesano, Pelayo Dorado, por voluntarios y colaboradores, -hombres y mujeres-, de dicha organización.