Javier Laguna, el entrenador las últimas tres jornadas del Vestas BM Alarcos, reconoce que cuando el pasado sábado se certificó la permanencia del equipo en la División de Honor Plata “fue una liberación total de presión y tensión”.
Terminó ese último partido del campeonato con un 29-27 favorable ante el Alcobendas que selló esa salvación y Laguna recuerda que “me agaché y me dije que ya había acabado todo”. “Luego a la única persona que vi fue a mi mujer, de lo demás no me acuerdo. Fue muy bonito y emocionante”, añade.
Pero antes de ese momento hubo mucho sufrimiento y mucha tensión, más todavía cuando el choque se resolvió a favor en el último minuto y se sabía que el Cajasur Córdoba había ganado, luego sólo valía vencer también. “Sabíamos que nos jugábamos mucho, no solo evitar el descenso, sino a la vez el prestigio del club después de tantos años en esta categoría”, afirma el entrenador.
Por ello, el técnico subraya el trabajo de sus jugadores, que supieron aguantar la presión para vencer los últimos tres partidos. Si hubieran fallado en alguno, el Alarcos estaría ahora en Primera Nacional. “Ganar tres partidos consecutivos es complicadísimo, más todavía en esta categoría tan reñida y en la situación en la que estábamos”, dice, y recalca que cuando regresó al banquillo tras el cese de Jesús Herrrero “yo confiaba en mis posibilidades y sabía que había una plantilla muy buena. Decidí volver y, afortunadamente, salió todo bien”.
Ahora está en el aire la renovación de Javier Laguna para la próxima temporada. El presidente Juan Pablo Marciel ya afirmó que es una de las opciones que baraja para el banquillo y el entrenador explica que “nos hemos dado un plazo para ver algunas cosas. No habría ningún problema en el tema económico, pero hay cuestiones mías en lo personal y profesional por ver”, concluye.